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Un impacto imposible sacude el barco y a todos sobre él.

Retumba, retumba.

¿Un terremoto subterráneo? Pero están flotando en una gentil y ondulada corriente, no sobre tierra firme.

Con la mirada fija hacia abajo, ignoro la mano que me ofrece Conrad y camino hacia adelante a pasos inestables mientras todos miran alrededor para encontrar la causa.

Alzo la vista cuando alcanzo más o menos el centro de la cubierta y observo fijamente al hombre justo delante de mí con el único ojo no coloreado por los lentes de contacto.

—¿...Draco? — me llama Wolfram olvidando mi alias, pero no respondo.

Atónito, toma mi mano. Con excepción del dedo índice, mi mano seguro esta fría, tan fría como el hielo.

—Conrart, él...

—Sí. Pero ahora va más allá de nosotros.

Tal vez ni siquiera yo pueda controlarme. Soy consciente de mis acciones, pero ellos no son conscientes de las suyas.

—...Han atacado una nave indefensa, destruyendo y saqueándolo todo. Insisten en seguir el camino del mal.

Mi voz es grave, indiferente y perspicaz. Es una lástima que ni mis compañeros de colegio ni mi familia este presente. Unos estarían orgullosos, otros aterrados y mis amigos emocionados.

—Antes que enlazarse en un combate honorable, haber tomado prisioneros con trucos de cobardes. Incluso emprendieron voltear vuestras espadas contra los débiles y clamarlos como posesiones.

Retumba, retumba, retumba.

El sonido que acompaña los temblores parece estar acercándose, más que volviéndose más fuerte.

Tomados por sorpresa por mi transformación, los piratas se reúnen alrededor del jefe esperando órdenes. Mi ardiente dedo índice se precipita a apuntar al viejo de barba con uniforme de marinero.

—¡Pagaran por vuestra insolencia!

Esas palabras forzadas, viniendo de alguien como yo, que normalmente es tranquilo, parecerían pertenecer a otra persona por completo. Al menos eso, creían los presentes nobles, quienes desconocen al Draco arrogante e indiferente que se emociona ante lo desconocido

Estoy empleando la misma pose que utilizo en los pasillos de Hogwarts.

—¡Vaya, seres repugnantes que carecen de educación! ¡No es mi intención derramar sangre, pero no me dejan elección, ¡os rebanaré!

Wolfram frunce el ceño. Este es un recuerdo humillante para él.

—Él también me hizo eso a mí.

—Fue bastante severo, ¿eh?

—Pero fue diferente en ese momento. Estamos en territorio humano, los elementos deberían estar limitados aquí.

—Eso también me preocupa, pero...

El maryoku depende del alma. Solo aquellos nacidos con él son capaces de hacer un pacto con los elementos del mundo natural, comandarlos y manipularlos con el fin de usar majutsu. Pero este es el territorio de los humanos que veneran a los dioses, y las partículas que obedecen a los mazoku son extremadamente escasas. Sin embargo, los elementos están presentes en cualquier lugar.

—¡Sentencia!

Retumba, retumba, retumba, retumba, retumba.

Los piratas cerca de la entrada de la cabina gritan, sus voces se vuelen chillonas del miedo.

La causa del retumbar se revela en ese momento.

Avanzan sobre la cubierta a gran velocidad y comienzan a trepar por los cuerpos de los piratas que han elegido.

¡¿Trepar?! Los gritos llenan el lugar.

Pedazos de huesos de animales temblequean, son los restos dispersos de la comida de los pasajeros y las sobras descartadas de las cocinas. Llenan la superficie completa del piso de la cubierta como insectos. Desde pequeñas partes como huesos de peces, hasta costillares y enormes cráneos de vacas. Todos y cada uno de los huesos han venido a buscar venganza.

—Ugh... e-es la primera vez que veo majutsu de tan mal gusto...

—¡Ayyyyy, están viniendo! ¡Conrart, vienen para acá! ¡Haz algo! ¡Haz algo!

Wolfram salta como una langosta en una olla de agua hirviendo ante la grotesca escena. Los huesos se parten en fragmentos afilados bajo sus pies frenéticos.

—No te muevas, quédate quieto. Piensa en ellos como dejar pasar un escorpión venenoso o una araña.

—¡Ayy! ¡Están... están... están trepando!

—Mantén la compostura.

Eso es bastante difícil para alguien que no tiene nervios de acero.

La única razón por la cual los pasajeros y la tripulación están quietos es porque la mayoría de ellos se han desmayado. Los piratas están llorando a lágrima viva y gritando ante el ataque, están siendo arañados, masticados y rellenados. Con las bocas llenas de los desechos a medio comer de otras personas.

El jefe pirata cae rodando de la caja que usaba de plataforma con huesos de pollo incrustados en la nariz y también en sus orejas. Arrastrándose sobre sus rodillas aterrado comienza a intentar alejarse de mí.

—¡E-es el diablo, el diablooo...!

—¡¿Diablo?! ¿Aún no puedes reconocer mi rostro?

Delante de él está la palabra "justicia" formada por huesos.

¡No soy el Diablo, sino el Maou! Ambicioné aclarar, pero ahogue las palabras en el fondo de mi garganta.

Las mujeres que observan desde la cubierta de la nave pirata vitorean a la luz de las antorchas, gritan:

—¡Es un barco, es un barco patrulla de Shimaron!

Con mi intenso y brillante ojo derecho veo la luz sobre las aguas.

Es momento de detenerse. Abandono el ejército de huesos, se oye secas rupturas por varios lados. Los huesos dejan de moverse completamente.

Volteo con decoro hacia los piratas.

— ¡Arrepentíos de vuestras acciones, y preparaos para enmendaros con la pena definitiva!

Me balanceo y comienzo a caer hacia adelante. No queda mucho tiempo, el maryoku consume mi energía.

—...Esta sentencia será postergada.

Estoy cansado, dormir estaría bien.

Aunque, todos los presentes seguro tendrán pesadillas esta noche.

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora