...

352 45 1
                                    

No podría haberle importado menos estar parado en la lluvia.

Su largo cabello que parce negro se le pega a su cuello de manera incomoda. Sus oscos ojos azules se ven más ominosos que nunca.

Los dos soldados que envió como espías han vuelto, cargando el sucio cuerpo del consejero real entre ellos. Sus mejillas cubiertas de barro seco son tan blancas como la cera, como una persona que ha muerto por enfermedad.

—¿...Está muerto?

—No, creemos que se ha puesto en un estado de animación suspendida para evitar que el veneno de la flecha se esparza.

—Ya veo.

Lord von Voltaire hace un gesto hacia la iglesia con su barbilla antes de también entrar a cobijarse en el lugar.

Su hermano menor y una niña están sentados juntos en una de las bancas cerca del altar.

—Han encontrado a Günter.

Lord von Bielefeld Wolfram asiente con su cabello rubio brillando rojizo bajo la luz de la antorcha que sostiene cerca. Los labios de Greta se mantienen cerrados al apretar el brazo de Wolfram.

Gwendal se arrodilla lentamente y le habla a Greta en voz baja para que sus subordinados que miran desde lejos no lo escuchen.

—¿Qué pasó?

—Es imposible para una niña explicarlo —dice Wolfram con expresión desesperanzada mientras balancea la ahora inútil antorcha con movimientos sin sentido.

—¿Entonces a quien debería preguntar?

—Pero, para una niña...

—Puedo contarles —dice Greta decidida, interrumpiendo a Wolfram.

—Entonces por favor dinos.

Sin mirar a nadie a los ojos, Greta comienza a hablar con voz vacía. Continúa hablando sin tartamudear o hacer una pausa para tomar aliento.

—Günter y Conrad no esperaban que el enemigo cruzara la frontera. Es por lo que me trajeron con ellos. Vinimos rápido a buscar a Draco. Nadie le llamó, pero la suma sacerdotisa dijo que parecía que el alma de Draco estaba en camino hacia este lugar. El momento y lugar fueron exactamente correctos. Ellos me dijeron que no había tiempo de llevarlo al castillo así que, si quería verlo, ahora era el momento. No sé por qué, pero tenían que mandar inmediatamente a Dracp de vuelta a casa... ¿Por qué?

—Porque este país ya no es seguro.

—¿Por la caja?

—Si.

Finalmente, Greta mira a Gwendal a los ojos. Sus masculinas cejas y largas pestañas se sacuden mientras busca algo con lo que descargar su enojo. Con tal de suprimir sus emociones, Greta suelta un suspiro más largo que el aire que ha inhalado.

—...Y entonces, salimos por la puerta de atrás y buscamos los caballos y la nariz de Günter ayudó a iluminar el camino oscuro. Y luego alguien disparó a Draco y Günter con flechas. Y entonces Gunter... se cayó del caballo. Los tres escapamos hacia la iglesia, y Conrad, bueno...

Ella apunta hacia la pintura cuyo centro se ha derretido gracias al fuego.

—Él le dijo a Draco que podía viajar a través de la pintura que se parece a Wolf. Si las sacerdotisas estaban preparadas, Draco podría volver a la Tierra. Pero entonces, esos hombres... Conrad derrotó a más de la mitad, pero... Tenían tubos que lanzaban fuego. Los usaron para romper la puerta. Él dijo que era peligroso así que tenía que esconderme. Lo hice, me escondí debajo de la silla.

Greta se frota los ojos con sus pequeñas palmas.

—...Tengo una pestaña en el ojo.

—Greta.

Entregando la antorcha, Wolfram acerca a la niña por los hombros. Gwendal sostiene uno de sus risos castaños en su mano.

—¿Están muertos...? Ambos, Gunter y Conrad... ¿Como mi madre? ¿Y cómo Hube?

Greta dice el nombre de su compañero que no parce querer despertar de su coma.

—Gegenhuber está vivo.

—Pero no abre los ojos y no habla... ¿Es mi culpa? ¿Es toda mi culpa? —pregunta con voz temblorosa a punto de llorar mientras estampa el pie contra el suelo de piedra algunas veces. Cerca de la puerta que ha mencionado, un par de soldados agitan las manos diciendo que han apagado el fuego. Gracias a la lluvia, las llamas no pudieron extenderse muy lejos, pero las partes de madera de la iglesia se han quemado. Los cuerpos y los trozos de cuerpo probablemente serán encontrados en condiciones horrorosas.

Lord von Voltaire estira las piernas y se levanta con un tronar de sus botas.

—Si Draco estuviera aquí, ¿diría que es tu culpa?

—...Draco nunca diría eso.

—Entonces así es.

Tras la puerta trasera hay un risco. La suave llovizna antes de primavera ha debilitado substancialmente el suelo. El área fuera de la puerta que tenía un arreglo de piedras fue enterrada completamente bajo la tierra colapsada.

—He enviado un mensajero —reporta un soldado—. Los civiles de esta área y todos nuestros soldados han sido inmovilizados. La operación de búsqueda comenzará en cualquier momento.

—Lo dejo en tus manos.

No queda otra alternativa que peinar esta área.

Probablemente habiendo dejado a Greta con una soldado, su hermano menor se acerca silenciosamente y se para junto a él. Wolfram ni siquiera se estremece ante el desagradable olor de la carne quemada.

Un soldado inspecciona una pila de ropa negra quemada y aun con su rostro hacia abajo murmura: —Es un humano... Mis disculpas, Su Excelencia. Es un humano.

—Mm...

—Este también parece ser humano. Lo que significa... que... a quien están buscando, no, por quien están preocupados...

—No saquen conclusiones apresuradas.

—Si, señor. A juzgar por el tamaño y la ornamentación... el cuerpo de Lord Weller. no parece estar aquí. Pero si asumimos que hubo una explosión, aunque sea pequeña, no podríamos decirlo con seguridad.

—¿Así que hay una posibilidad de que haya sobrevivido?

—Es difícil decirlo... sin embargo... —el soldado dice tímidamente mientras gira un largo objeto que ha sido medio quemado hasta las cenizas. Cuando la parte de abajo que no se ha quemado sale a la vista, el objeto es reconocible como un brazo.

—¿Reconoce esta mancuernilla, Su Excelencia? Me pareció que sería algo con lo que un noble adornaría su ropa.

—...Es del mestizo, ¿lo que significa que es el brazo de Lord Weller? —nuevamente, su voz es calma y tranquila. Notando que su hermano mayor lo observa extrañado, Wolfram alza las cejas y cuestiona—. ¿Hermano?

—No actúes como yo.

—¿A qué viene eso?

—Olvídalo. —Gwendal sacude la cabeza lentamente, y con voz más potente da una orden a los soldados—. ¡Lleven todo al castillo! ¡Desde los fragmentos hasta las cenizas, no dejen una mota de polvo atrás! ¡Sin embargo, no permitan que nada se mezcle con las cenizas de los humanos en ninguna circunstancia!

Entonces toma el brazo de su otro hermano que ha perdido peso y arranca la mancuernilla sobreviviente de su muñeca. Suelta el botón con el diseño en forma de ostra manchado de hollín en la palma de su hermano menor.

Luego de mantenerse en silencio mientras inspira un par de veces, Wolfram comienza a gritar como si un dique se hubiera roto. Repite el nombre de su adorado rey, y maldice al desconocido enemigo. Sin poder mirar a nadie a la cara, patea las paredes y candelabros con todas sus fuerzas.

Así está bien. Al menos tú debes permanecer emocional.

De no ser así, en el no deseado caso de que lo perdieran a él, los ciudadanos, el castillo y el país no podrían soportarlo.

Rey Demonio (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora