21: Sigo aquí

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Hoy por fin tendría los resultados que tanto había estado esperando. La verdad, los síntomas habían empeorado. Las náuseas habían aumentado, más de lo que ya estaba acostumbrada a soportar, y los cólicos y mareos seguían ahí. Solo deseaba conocer su diagnóstico y ver cómo debía tratarse de una buena vez.

Llevaba ya varios minutos esperando por la aparición del doctor.

—Annie, es bueno verte —dijo este saludándola al tiempo que hacía presencia en la habitación—. Ya están los resultados —Levantó en su mano lo que parecían ser los análisis, o bien, los resultados.

—¿Qué es lo que tengo, doctor? —Cruzó los dedos para que no fuera nada malo, o algo imposible de tratar. Era muy joven aún para enfermarse de forma mortal.

—Enhorabuena, Annie. Usted está esperando un hijo.

¿Un hijo?

—¿Có-cómo ha dicho? —volvió a preguntar, esta vez para cerciorarse de que había escuchado bien.

—Así como lo oye. Usted va a poder concebir a una pequeña criatura —la felicitó dándole pequeñas palmadas en la espalda.

Jamás pensó que se tratara de algo así, aunque claro, era sumar dos más dos, los síntomas eran obvios. Pero es que ¿cómo sucedió algo así? La verdad Annie jamás pensó en tener hijos, y su madre había tenido muchas dificultades para tenerla siquiera a ella, por lo que supuso era un problema hereditario, incluso pensó que hasta podría ser estéril. Y de repente esta noticia tan inesperada e intempestiva. ¿Estaba preparada para recibir a un hijo? Aún era muy joven y tendría que alimentar otra boca. ¿Cómo se lo diría a Berthold? ¿Se alegrará?

—Cielos. Es una noticia... bastante fortuita.

—Excelente, ¿qué te parece?

—Fantástico...

No, definitivamente no lo era.

—Annie, ¿te sientes bien? —La mujer de repente palideció de golpe. Su cabeza estaba dando vueltas—. ¿Annie...?

—Estoy perfectamen... —Las palabras quedaron en el aire cuando su cuerpo dejó de sostenerse por sí solo, y obedeció las firmes leyes de la gravedad al estamparse con el suelo.

Se había desmayado.


───╯ °✧° ╰───


—¿Cómo te ha ido?

—Mal. El rey terminó la audiencia antes de tiempo y no me dejó terminar.

—Tienes suerte siquiera de que te escuche.

—Por favor, Marcel. Sabes perfectamente que no lo hace —hizo una pausa para darle un sorbo al té que ya se había estado enfriando—. Yo no sé cuánto tiempo más pueda aguantar nuestra querida Erdia. Lo único que tengo claro, es que yo la voy a salvar, cueste lo que cueste —aclaró con firmeza, llevándose un fuerte golpe en el brazo por parte de su hermano menor.

—¡¿Qué dices?! —exclamó antes de soltar un par de carcajadas—. Te tienes mucha confianza, ¿no? pero no te confundas, necesitas quién te respalde.

—¿El pueblo de Erdia no es suficiente? La gente que muere de hambre ahí afuera, los que están sin trabajo suplicando por un pedazo de pan. ¿No es ese respaldo suficiente?

Marcel quedó boquiabierto. Estaba consciente de la situación de su país, tanto como su hermano, pero no pensaba en ello de manera tan franca.

Flor Del Mal | EreminWhere stories live. Discover now