27: Decepción

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—¡Mi señor! —llamó Nifa al notar que Armin permanecía dentro de su propio mundo.

El rubio volteó un poco aturdido por el repentino grito, pero no dijo nada al respecto. Nifa notó que este tenía un pequeño avión de papel en sus manos, lo cual le extrañó bastante, aunque finalmente lo terminó por ignorar.

—El señor Hannes ha llegado, espera reunirse con usted en su estudio —informa.

Los ojos de Armin se abrieron como platos, claro, lo había olvidado por completo.

—Gracias, iré en seguida —dicho esto Nifa se retira, dejando al rey nuevamente a solas.

Armin sostenía temeroso el frágil objeto entre sus manos. En algún momento significó mucho para él, en un sentido bastante fraternal, el avión le recordaba que tenía un hermano en alguna parte del mundo, pero eso había estado cambiando a algo mucho más complejo, algo que estaba lejos de pertenecer a lo fraternal, y temía por ello.

Finalmente guardó el objeto en su lugar correspondiente, y se dirigió al estudio de Hannes.


───╯ °✧° ╰───


El día no había estado tan productivo como esperaba, y sinceramente extrañaba más esos días en los que simplemente era un sirviente común. Podía pasar más tiempo con Armin, y siempre se ofrecía a hacer el trabajo de sus compañeros para así poder estar más tiempo cerca del rey, cosa que ya casi no ocurría, pues al ser la mano tenía sus propios asuntos que atender. Muchas veces representaba al rey en el consejo y debía estar de reunión en reunión. Y peor aún, no había podido hablar íntimamente con Armin desde lo que pasó aquel día en la playa, y deseaba con todas sus ganas sentirlo así de cerca nuevamente, rozando su piel y palpando sus labios. Desde ese día, no había podido parar de pensar en él.

Se encontraba caminando por los pasillos, supervisando cómo andaban las cosas, cuando en una esquina visualizó a Connie y Sasha cuchicheando bastante inquietos. La curiosidad se apoderó de él, y caminó en dirección hacia esos dos, que algo tramaban seguramente.

—... y que no quedó nadie, ni uno solo, terminaron con todo...

—¡Hey, chicos! —saludó Eren, cortando la frase que Connie estaba formulando.

—¡E-Eren! —exclamó Sasha dando un saltito del susto.

—¿De qué hablan? —preguntó con total normalidad. Ambos chicos se miraron dudosos, no sabían si era correcto hablar de ello con Eren, quizá él no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo, aunque debería. Connie finalmente tomó aire, y habló.

—¿No lo supiste? Hannes llegó.

—¿Y qué hay con eso?

Sasha le envió una mirada de desaprobación a Connie, pero él simplemente la ignoró.

—¿No lo sabes? —cuestionó con una sonrisita de medio lado.

—¿Qué es lo que debería saber? —preguntó Eren aún más intrigado.

—Hannes acaba de llegar de una guerra sucia.

—¿Qué... qué dices?

—El rey le ordenó hace ya un par de meses atacar a nuestro pequeño país vecino, Paradis. Sus órdenes fueron no dejar ni una sola alma viva en ese diminuto lugar, de eso ya un mes, Hannes acaba de llegar con nuestros soldados Erdianos después de una larga estadía en el país vecino.

—¿Dónde escuchaste ese cuento? ¿Por qué Armin haría algo así? —Eren había fruncido el ceño, su rostro estaba serio.

—Los rumores dicen que lo hizo por ira a la princesa Historia, prometida de su gran amor, el príncipe Jean, o bueno, ex prometida, no se puede casar estando muerta —rápidamente Eren toma a Connie y lo estampa contra la pared del pasillo.

Flor Del Mal | EreminWhere stories live. Discover now