Capitulo 4: Dar sentado

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Él tenía sentimientos por Celestia. Ella debía estar alegre. Pero dolió. Algo profundo en ella dolió. Ese dolor unicamente significó 'cambio'. Si, cambio. En muchos años se negó a dar oportunidad a que algún semental tocara su corazón.

Él fue el único, que fue capaz de tocar su corazón. Llegar hasta las entrañas de éste, y sin tener idea sanar las viejas heridas. Pero... El recuerdo del semental que llegó a su vida, se desvaneció. Sabiendo que su corazón pertenece a otra.

No era como si fuera a volver a mendigar amor. Ha sobrevivido muchos años sin la compañía de algún pony. ¿Por qué ahora era diferente? ¿Por qué ahora...? En los días de la semana, mientras hacia sus deberes no podía dejar de extrañar su presencia. Y es que él era tan tierno y comprensivo con ella. Pero como ya sabía bien. Ella podía vivir sin él. Aunque fuera difícil de quitarlo de su cabeza.

Su corazón pertenecia ahora a Celestia. Ella... un momento... "Él dijo 'ella no es inmortal', no puede ser Celestia...," Fluttershy frunció el ceño para si misma. Y entre tantos pensamiento que la llevaron a la duda solo uno de ellos fue un poco razonable.

¿Debía descubrir quien era esa yegua?

Su curiosa actitud estaba ganando gran terreno mental. La duda la devoraba en sus entrañas. Pero... "No es lo correcto, Fluttershy. Discord es tu amigo," susurró dudosa. Retractándose de la idea de descubrir su amor mortal. "...Y es por eso que debes saber quien es," Dijo decidida, mientras levantó la cabeza y se observó en el espejo.

Desviando la mirada llena de tristeza al suelo. Por supuesto no eres tú.

"Ya esta cariño," Chilló Rarity emocionada, observando con orgullo sus creaciones. "¿Qué te parecen?" dijo con una sonrisa mostrando sus dientes.

"Um, son lindos, Rarity. Pero, yo no debería promocionar tu nueva línea," dijo apartando la vista, dejando que el mechón rosa ocultara la mayor cantidad de su rostro.

"¡Querida! No dejes que los sentimientos de un hombre te hagan dudar de tu belleza," la empujó nuevamente al espejo haciéndola mirarse detenidamente. "En un espejo no bajes la mirada, no dudes de la belleza que posees, Fluttershy," susurró con una pequeña sonrisa en su palido rostro. "Estoy segura que algún día, el se fijará en ti," suspiró alegre. "!Pero ahora probaré los vestidos primero!"

Recién había llegado de una misión de amistad en un oscuro pueblo, llamado Surtencia. Era un pueblo pequeño, con habitantes malos, un pueblo lleno de división. La misión de amistad tuvo que ser suspendida temporalmente, aquellos ponys no querían a ningún unicornio. Tampoco les interesó el título que poseía, la princesa Twilight Sparkle. De algún modo tenía que infiltrarse cuando estuviera preparada como pegaso.

No comunicó esta misión a Celestia, ni a sus amigas. Por eso se vio con toda la libertad de abandonar la misión para prepararse. Necesitaba información sobre aquel lugar. Buscó y buscó entre su biblioteca un libro que hablara sobre Surtencia. Pero nada, nada encontró. Incluso su búsqueda duro tres día seguido sin descanso, apenas comió.

Toda la curiosidad comenzó con la desaparición de una potra de doce años. Y no sabía porqué, pero tan pronto vio el papel colgado en un puesto de anuncios lo tomó... Y no prestado. Tenía la corazonada de que conocía o lo había visto en alguna parte. Pero no sabía donde, pues la fotografía era tan vieja que no tenía color, y el poco color que tenía estaba gastado. Pero llegaría algún día al fondo de esto.

Luego de un largo bostezo, enroló la fotografía con cuidado de no gastar más la imagen. La depósito en la pequeña mochila que tenía en su costado. Se despidió de Spike quien estaba acostado leyendo unos cómics. Diciendo que iría a comprar algunos ingredientes. No se dijo más y se marchó.

Ya en Ponyville, en el centro, donde ya se habían reunido todos los mercaderes. Ordenando sus mercancías alegre. Twilight miró de esquina en esquina en busca de su amiga Rainbow Dash. Ella la podía ayudar, la potra de la imagen era un pegaso. Quizás Rainbow Dash conocía de ella.

Miró hasta arriba y vio una nube completamente sola, en ella una sombra azul. En los bordes se pudo divisar los mechones coloridos de su amiga. "¡Hey Rainbow Dash! Baja un momen...," no terminó de hablar que ya la tenía en frente. "Rainbow, tu has visto una potra así en tu niñez o...," sacó la fotografía con su magia y su amiga la miro extrañada pero sorprendida. Miró a la unicornio y volvió al papel gastado repetidamente.

"Yo, ¿no? ¿En donde conseguiste esa foto?" preguntó sin esfuerzo en ocultar su nerviosismo.

Incompatibles (Editando) Where stories live. Discover now