Alí y Emilia comenzaban a buscar espacios en los que pudieran estar solos, querían besarse bien y así saber hasta dónde estaban dispuestos a llegar, pero claro, tocaba hacerlo en secreto porque ella seguía teniendo novio y toda la universidad lo sabía.
Un día decidieron ir a la casa de Alí para poder estar tranquilos, aunque su mamá estaba en el lugar, subieron al cuarto y comenzaron a besarse apasionadamente. Era la primera vez que Alí le daba un beso a alguien y se sentía torpe, porque no sabía cómo hacer para que no se notara su inexperiencia, entonces comenzó a realizar movimientos lentos, luego de un rato, la intensidad fue incrementando y la lengua de Emilia comenzó a entrar en la boca de Alí sin mayor problema.
Cada vez había más calor en el cuarto y aunque Alí estaba demasiado excitado, no sabía cómo actuar en caso de que ella quisiera seguir adelante. Poco a poco fue separándose y recordándole que su mamá podía entrar en cualquier momento, entonces Emilia entendió y no siguió insistiendo.
Era extraño, por más de que sintiera placer y le gustara tanto, Alí no estaba cómodo en esa situación, supuso que se trataba de miedo y prefirió continuar solo con los besos y uno que otro roce inofensivo. Al finalizar la tarde, Emilia se fue, se despidieron de un modo bastante romántico y la cabeza de Alí comenzó a dar vueltas.
¿Qué pasa conmigo?, se preguntaba: tengo 17 años, hasta ahora acabo de dar mi primer beso real y dejé escapar la oportunidad de tener sexo con una chica que supuestamente me gusta. Aunque no sabía con certeza qué le ocurría, estaba seguro de que no podía continuar si no se sentía cómodo del todo, y su subconsciente encontró la oportunidad perfecta.
Emilia se resistía a terminar con su novio, era fácil darse cuenta de que quería a Alí, pero no lo suficiente como para dejar al oficial a un lado. Justamente ese fue el detonante ideal para que lo que existía entre ellos, finalizara. Aunque ella fingió entender la decisión de Alí, en realidad le molestó demasiado y decidió apartarse.
***
Los semestres siguieron pasando y Alí continuaba sin encontrar el amor. Seguía fingiendo que salía con mujeres cuando Mario lo cuestionaba y le contaba cosas de su novia. Esas charlas resultaron importantes para que entendiera lo que le pasaba.
Cada vez que Mario le daba por ponerse a contar sus experiencias sexuales o las veces que le había sido infiel con otras mujeres a su novia, Alí tenía una erección espontánea, aunque siempre lograba disimularla, no era muy cuidadoso al momento de escucharlo atentamente contar sus historias y pedirle más detalles, mientras le miraba fijamente el paquete que se le marcaba en el pantalón.
Una de esas noches, Alí no podía dormir y decidió empezar a recordar los relatos de Mario, las veces que había intercambiado favores con Daniel en el colegio, y el placer que le significaba ver a los hombres sin camisa y con el abdomen marcado. Su mano se metió entre el pantalón y resolvió su erección masturbándose lentamente; con los recuerdos en su cabeza y movimientos de mano cada vez más fuertes, eyaculó como nunca.
Para él era cada vez más obvio que su gusto hacia los hombres era incontrolable y, contrario al resto de amigos que lo rodeaban, las mujeres no eran su prioridad; sin embargo, cuál era la necesidad de contárselo al mundo o exteriorizarlo, si en últimas, más allá de los deseos sexuales hacia algunos de sus colegas, jamás había sentido algo serio por alguien de su mismo sexo.
Por lo menos así había sido hasta que apareció Nikola, o bueno, comenzó a resaltar dentro del grupo de amigos, porque desde el comienzo de la carrera estuvo ahí. El azar los puso juntos a hacer un trabajo para una clase institucional y Alí notó que existía cierto tipo de química, pero dejó que todo fluyera.
Poco a poco fueron hablando más seguido, compartiendo más tiempo e integrándose. La manera en la que se llevaban no era habitual para dos amigos hombres heterosexuales, eso llevaba a Alí a cuestionarse, pero la conclusión siempre era la misma: él solo está siendo amable, además tiene una novia con la que lleva seis años y es cristiano, no creo que quiera algo conmigo.
Alí, acostumbrado a las decepciones, que si se miran en perspectiva no habían sido tantas, decidió seguir estrechando más y más su relación con Nikola, no tenía nada qué perder, de igual manera, tampoco es que fuera a dar pasos en falso, solo quería tantear el terreno y medir hasta dónde estaban dispuestos a llegar ambos.
Comenzó a incorporar apodos cariñosos en la conversación, ya no solo era "Niko", también era "querido", "nené", "bebé", "tonto", y otros cuantos que a cualquier persona sin interés le hubieran resultado extraños y hubiera intentado esquivarlos, pero a Nikola le gustaban, y era claro porque también los empezaba a usar, eso sí, siempre en privado y por chat.
La relación era cada vez más cercana y las palabras se convirtieron en cariños, cuando Alí estaba en el salón, de repente llegaba Nikola y le acariciaba una oreja de manera disimulada, o se cogían sin querer queriendo la pierna por debajo de la mesa, algunas veces se peinaban con suavidad el uno al otro, y a donde fueran, siempre se sentaban juntos.
Eran tan reservados en público que nadie de sus amigos se había dado cuenta que entre ese par estaba creciendo algo extraño, eso les generaba un poco de morbo, pues aunque nunca habían hablado del tema, el hecho de rozarse las manos, decirse cosas lindas y tratarse con preferencia, los hacía sentir queridos.
Todo iba muy bien, tanto que a Alí se le había olvidado que Nikola tenía novia y que casi todos los días asistía a una iglesia que le decía lo que estaba bien y lo que estaba mal. La manera de recordarlo no fue tan agradable para él.
En unas conversaciones de esas con amigos en las que se habla de todo y nada, el tema de la homosexualidad se puso sobre la mesa, todos estaban de acuerdo en que el amor era algo que no se planeaba y que si alguno de sus hijos fuera gay, lo apoyarían sin restricciones. Alí no opinó porque se sentía hipócrita estando dentro del clóset, pero el que sí lo hizo fue Nikola...
- A mí ustedes me van a disculpar, pero si mi hijo sale gay, yo voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para curarlo y mostrarle el camino correcto, empezando por llevarlo a la iglesia para que lo ayuden.
Algo dentro de Alí se rompió. Todos comenzaron a refutar la pobreza de los argumentos de Nikola, pero Alí decidió salirse del lugar y fingir que estaba recibiendo una llamada.