Capítulo 17

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-Yo es que estoy flipando - comenta Miriam mientras salimos de la tienda de animales.

-¿Por? - pregunto inocente.

-Pues hombre Amaia, le acabas de comprar un regalo de cumpleaños al hijo del tío con el que te acuestas a la vez que intentas tener uno con tu novio.

-Sabes que Alfred no es solo un tío con el que me acuesto. Además Adri se porta muy bien conmigo siempre que voy.

-¿Vas ya a su casa? - me limito a asentir - Bueno pues pásalo bien follando.

-Oye que hacemos más cosas - contesto riendo - No te olvides de subir luego algo a Instagram conmigo.

Odio esto. Odio pedirle a mis amigos que suban fotos conmigo para que Sergio no sospeche y odio todavía más tener que ir a casa de Alfred en taxi para que me deje en el garaje y así esquivar a los periodistas.

Cuando llego arriba el primero en recibirme es Adrià, como siempre con un fuerte abrazo.

-¡Felicidades Adri! ¿Cuántos cumples?

-Estos - me muestra su pequeña mano con cuatro dedos alzados.

-Pues tengo un regalo para ti.

El niño salta emocionado y empieza a rasgar el envoltorio. Aparece ante él una pecera rectangular con un pequeño pez naranja nadando en ella.

-¿Qué es eso? - interviene Alfred asomándose por el pasillo.

-¡Es un pez papá! - exclama su hijo.

-Como se quedó con las ganas de tener uno en Miami pues pensé que le haría ilusión - comento acercándome al catalán, quien pasa una mano por mi cintura y me atrae a él.

-No hacía falta, pero gracias - deja un pequeño beso en mis labios.

-Amaia, ¿quieres ver los regalos de papá? - pregunta Adrià tirándome del pantalón, yo asiento y nos dirigimos a su habitación mientras Alfred vuelve a la cocina para terminar de preparar la comida.

-Y este es el último, es una guitarra como la de papá.

Alfred no ha escatimado en gastos para los regalos de su hijo. Una guitarra y batería de juguete, una bici, y muchos más juguetes. Está claro que se siente culpable por todo lo que está pasando con Diana e intenta camuflar ese sentimiento de culpa con detalles materiales.

-¿Entonces te lo estás pasando bien en tu día? - pregunto acariciándole los rizos.

-¡Sí! Además hoy hemos visto a mamá y me ha dicho que se va a poner buena.

Cada vez que Adrià la menciona se me parte el corazón. La ignorancia de un niño es algo tan valioso y delicado, ojalá ese día tan temido no llegue nunca.

Tras comer los spaghettis que ha preparado Alfred y tener que duchar a Adrià porque todavía no sabe comerlos sin ponerse perdido, Alfred y yo nos vamos al sofá para estar por fin un rato juntos y tranquilos mientras Adrià se dedica a aporrear su batería nueva junto a nosotros. Está tan concentrado en ello que ni siquiera nos presta atención.

-Alfred... ¡Oye para! - digo entre risas apartando su boca de mi cuello, como siga así sé como acabaremos y no es buena idea con su hijo delante - Adrià me dijo antes que habéis ido a ver a su madre, ¿qué tal está?

Alfred se tensa y se separa un poco de mí, sé que le afecta el tema. Mi mano sigue acariciando su muslo como señal de que tiene todo mi apoyo. Carraspea y se prepara para hablar.

-Sigue igual. Está siempre cansada y la poca fuerza que tiene la reserva para cuando Adri va a verla. No sé qué voy a hacer el día que falte...

Som Amics? ~ AlmaiaWhere stories live. Discover now