XX

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No sé cuánto tiempo pasamos abrazados al cuerpo muerto de su madre. Los sollozos y temblores de Minho se habían detenido gradualmente, ahora solo ríos de lágrimas surcaban sus mejillas. Minho estaba destruido por la muerte de sus padres. Podía sentir su dolor tan fuerte en mi pecho, como si estuvieran hundiéndome una espada lentamente en el corazón. El vínculo que nos une nos hace sentir muchas de las emociones que el otro siente, y en este instante desearía no poder sentir el enorme dolor de Minho.

Rápidamente aparté ese pensamiento egoísta de mi mente. No podía siquiera considerar la idea de dejarlo y romper nuestro vínculo, eso me mataría. Estaría ahí con él a través de todo esto, saldríamos adelante juntos y jamás lo abandonaría, menos ahora que nos necesitamos tanto el uno al otro.

Con esta resolución en mente me separé de él y noté que la fría noche ya había caído sobre nosotros. Me levanté del suelo, con las piernas un poco temblorosas por haber estado en la misma posición por quién sabe cuánto. Observé al que ahora es el amor de mi vida y al hacerlo sentí que una parte de mi alma se quebró, al notar el estado tan miserable en el que estaba.

Sus lágrimas no se detenían, sus ojos estaban totalmente rojos de tanto llorar y se le veían hinchados. Sus labios y nariz estaban igual de rojos. Abrazaba a su madre y muy delicadamente acariciaba sus cabellos. La mayor parte de su ropa estaba llena de la sangre de su madre, al igual que sus manos y sus mejillas, que las había coloreado de esta al tratar inútilmente de secar sus lágrimas. Su cabello estaba despeinado y todo su semblante lucía derrotado y triste.

Mi propio llanto amenazó con comenzar de nuevo al contemplar tal imagen, mi corazón se estrujó en mi pecho y llevé una de mis manos hacia mi boca, para tapar un sollozo que no pude detener. Sabía que tenía que ser fuerte por él, pero el verlo de esa forma solo incrementó el dolor que ya estaba sintiendo. Respiré profundamente y aparté mi vista de él. No podía seguir así, yo tenía que ser el apoyo de Minho, él me necesita más que nunca y no puedo permitirme seguir llorando.

Limpié bruscamente las lágrimas que se habían escapado de mis ojos, me di la vuelta y me dirigí hacia donde se encontraban Key, Jonghyun y una inconsciente Odalis junto al cuerpo del padre de Minho, el cual estaba quizás en peores condiciones que su esposa. Un charco de sangre lo rodeaba completamente, su cara estaba destrozada y tenía múltiples cortes, golpes y heridas por todas partes. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza al pensar la saña y odio con el que fueron hechos todos esos golpes.

Llegué hasta donde estaban todos y pude percatarme que Key y Jonghyun tenían una cara de tristeza y su semblante lucía deprimido. Ambos se levantaron del suelo en el que estaban sentados y quedamos de frente los tres.

—Ya es de noche. No podemos seguir aquí por más tiempo. Además debemos hacer algo con la cazadora. —Volteé a ver a Odalis. Sentí una rabia apoderarse de mí al pensar en el dolor que le causó a Minho. Tomé otra respiración para intentar calmarme. En ese momento sentí una presencia a mis espaldas y pude reconocer al instante que se trataba de Minho.

—Está hechizada. —Su voz sonaba demasiado grave y un poco ronca, quizás por haberse mantenido en silencio por largo rato.

—¿Hechizada? ¿Qué mierda dices? —Los ojos de Key se abrieron por la sorpresa y su voz reflejaba lo mismo.

—Cuando luché contra ella, me percaté que sus ojos estaban totalmente negros, indicio de un hechizo. —La voz de Minho carecía de emoción, al igual que su rostro.

—Si lo que dices es verdad, debemos quitarle ese hechizo como sea y antes que despierte. —Jonghyun le dio voz a lo que yo pensaba.

—Solo se me ocurre llevarla al templo de la sacerdotisa Nyx. —Dijo Minho, luego volteó a ver a su padre y lentamente se acercó a él.

Vampire Heart... {2Min}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora