Noveno día: Recuerdos de leones

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Chicos, sé que hace más de tres meses que no me conecto y no es justo para ustedes. No sé cómo disculparme y estoy algo cansada de acabar siempre con promesas vacías. No puedo prometer que seguiré pronto ni que no volveré a desaparecer. Pero puedo seguir intentando no fallaros. HUn gran abrazo por parte de Cat ^^

***

Antes de empezar me gustaría hacer una gran advertencia. En los siguientes dos capítulos van a tratarse temas "no aptos para todos los públicos", tales como el abuso, la violencia familiar, el acoso escolar, etc. 

También quiero disculparme si no he tratado estos temas de la manera correcta, lo último que quiero es generar una idea equivocada de estos problemas del día a día. Lo siento si no tuve en cuenta estos recuerdos y no hice a los personajes en función a estas vivencias, puesto que sé que un mal recuerdo puede poner bastantes impedimentas a la hora de hacer una vida "normal". 

Por último, quiero decir que si estás viviendo alguna de estas situaciones o la has vivido y quieres hablar con alguien, yo siempre estaré al otro lado de la pantalla. 

PD. Lo que esté en cursiva y subrayado son las escenas del pensadero.

Ahora sí, les dejo con el capítulo. 

***

Bien...

Niño que sobrevivió.

El de los ojos verdes como un sapo en escabeche.

Serás el primero.

Él avanzó con paso titubeante. "Vamos, te has enfrentado al mismo Voldemort. No debes temerle a un recuerdo." Una vez pensado esto, caminó con más seguridad. Sin necesidad de que él hiciese ningún movimiento de varita, una sustancia etérea salió de su mente y llegó al pensadero. 

De pronto, todos se vieron sumergidos en el almacenador de recuerdos.

Harry se hallaba en la parte baja de la Torre de Astronomía. 

—No, por favor —murmuró el azabache en su realidad. 

—¿Qué pasa, Potter? —se burló Draco.— ¿Dumbledore te castigó?

—Cállate, Malfoy. Tú no sabes nada —espetó el aludido.

De repente, se escuchó un ruido. ¿Qué diantres podrían ser? 

—Buenas noches, Tom... La situación merece una bienvenida, ¿no crees? —dijo Albus.

—Me gustaría, Albus. Pero me temo que no tenemos tiempo —contestó una voz gélida y siseante. 

—Vamos, hágalo, señor —incitó una mujer. 

—¿A qué espera, mi señor? —apremiaba otro.

Harry estaba a punto de salir de su escondite, pero un hechizo le dio de lleno y se quedó paralizado. Lo último que fue capaz de ver fue a Snape, varita en mano, subir hasta el despacho.

—Tom, hace años conocí a un chico que tomó muchas decisiones equivocadas. Déjame ayudarlo. Déjame ayudarte —decía la voz tranquila y pausada de Dumbledore.

—¿Crees que necesito tu ayuda? Solo necesito la varit... ¡Severus! Al fin llegaste. Llegué a pensar que te perderías la escena.

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora