Prologo

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NamJoon heredó el hotel Magic cuando tenía veinte años y aun cursaba la universidad.

Su madre no podía hacerse cargo de el debido a su edad, y al ser el único hijo tomó la responsabilidad del puesto.

Su padre lo había dejado tan lleno de deudas que tuvo que utilizar su fondo universitario para sacarlo a flote de nuevo, llegando a tener una clasificación de cuatro estrellas en solo tres años después de recibirlo.

Con las promociones que el hotel tenía, distintos guías turísticos y la preciosa vista al mar, tenían una buena reputación y un gran número de reservaciones en temporadas vacacionales.

Su padre y madre estarían orgullosos de él, a sus veintiocho años ya estaba en planificación otro hotel cerca de ahí mismo.

Ampliaría el negocio, tendría mas ingreso y con las metas claras, tendría un pequeño imperio hotelero en las costas de Miami.

-Me voy, si ocurre algo no dudes en llamarme- arregló las mangas de su saco

-Si señor Kim, que descanse- la bonita recepcionista le despidió

-Quisiera decir lo mismo, pero se debe trabajar duro- respondió- te veré por la mañana Sam- se giró sobre sus talones hacia la salida

Su horario siempre era de siete de la mañana a dos de la tarde y de cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche.

Era el encargado de llevar la contabilidad, realizar pagos, supervisar los proveedores y siempre estar al tanto de los clientes que llegaban por si necesitaban algo más.

Inspeccionar cada mínimo detalle de ese lugar era algo primordial en su vida, en el trabajo de tiempo completo, incluso los domingos por la mañana asistía a las diez de la mañana y salía a las cuatro de la tarde.

Una rutina impecable y perfectamente agendada.

Sus empleados le llamaban trabajolico, algunos otros insultos también por revisar tan a fondo la limpieza, pero era lo de menos, ser tan aplicado en su trabajo le había llevado al éxito que tenía.

Abordó su automóvil y condujo a una buena velocidad hasta su departamento cerca de ahí, entró, tan perfecto y limpio como siempre, seguramente Mary, la empleada doméstica, había hecho el plan de limpieza que siempre le dejaba en la mesa del comedor.

Olía a limpio, la luz blanca iluminaba todo tan perfecto y los muebles blancos solo lo hacían mejor para él.

Dejó su portafolio en el sofá, soltó su corbata y la colgó perfectamente en su armario, se desnudó por completo y tomó un baño rápido, salió secando su cuerpo y posteriormente se puso la pijama azul marino.

Acomodó el traje en una percha cerca de la puerta, al día siguiente era domingo por la mañana y llevaría los trajes de la semana a la tintorería, la nota a lado de la puerta donde estaba la percha.

Fue a la cocina, preparó verduras al vapor, pechuga de pollo al horno y arroz blanco, sirvió una copa de vino y se dispuso a cenar tranquilamente en el pequeño comedor mientras revisaba los mensajes en su teléfono.

Comió en calma hasta terminar todo, lavó los platos, apagó las luces y volvió a su habitación, dejó el teléfono a un lado y se dispuso a ver un capítulo de una serie que seguía.

Cuando dieron las once apagó el televisor, se recostó correctamente y suspiró profundamente.

-Un día mas terminado- susurró

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Por la mañana siguiente se levantó a las ocho, se vistió con un conjunto deportivo en color negro, tomó los trajes y salió del departamento.

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