XXIII

203 36 27
                                    

   

   

Me crucé de brazos, girando mi rostro para no ver su rostro. Escuché el suspiro que soltó, y luego sus pasos acercándose a mí.
   

―¡Oh vamos! ¿Enserio?
Me alcé de hombros, sin querer mirarlo. Ji rió, aunque no había ni una pizca de diversión.
  

―Ya te lo dije, no lo quiero― Dije decidido.
    

―Eres infantil― Dijo antes de azotar la puerta de la habitación, dejándome sólo en la cama.
   

Suspiré, negando con la cabeza ante el repentino dolor de cabeza que empezaba a darme. Esto no podía estar pasando.
Acaricié mi barriga, tratando de despejar mi mente y alejar la rabia y estrés. Podría haber sido yo el que iniciara la estúpida pelea… Pero tal vez doblegue un poquito mi orgullo al final, sólo un poco.
   

―Tú papá es estúpido.
   

Susurré hablándole a MinJi, porque yo estaba seguro que algo entendía, o bueno, así no me sentía tan solo.
   

Cerré los ojos, sintiéndome cansado, mis pies estaban súper hinchados, mi espalda dolía como el putas, mi cabeza dolía bastante, empezaba a ser pan de cada día que tuviera dolor de cabeza, y mi vientre estaba inmenso, no, inmenso era quedarse corto. MinJi estaba a punto de nacer, quedaba realmente poco para que la cesaría se realizara.
   

Mamá había venido hace dos días, y había estado parloteando sin parar acerca del gran día, el día en que tendría una nieta. Incluso había mencionado algo sobre traer a papá a rastras, pero sabía que eso nunca pasaría, y la verdad, era mi padre, pero no consideraba una forma correcta para tratar de solucionar las cosas.
   

Me incorporé de la cama, y empecé a dar vueltas en la habitación, de un lado para otro, con pasos lentos, sintiéndome de alguna forma claustrofóbico en mi propia habitación.
   

Tal vez debería ir a hablar con JiYong… Tal vez y soy el estúpido. Gruñí despeinando mi cabello, quedándome en medio de la habitación.
   

―Maldita sea.
   

Gruñí caminando con decisión hacia la puerta, abriéndola sin pensarlo mucho y luego caminando hacia la pequeña sala de mi apartamento.
   

El corazón me latió ridículamente rápido al ver a Ji en el sofá, sentado con su cabeza echada hacia atrás, sus ojos cerrados, completamente quieto… Hasta podía decir que parecía dormido, pero era imposible que se hubiera dormido en tan pocos segundos.
   

Caminé en silencio hasta él, aunque probablemente ya me había escuchado al abrir la puerta de la habitación.
   

Enredé mis dedos en su cabello, sintiendo un remolino en mi pecho, y la tentación de agacharme y besar sus labios se apoderó de mí, pero no lo hice, me tomaría mucho esfuerzo el agacharme hasta sus labios, y terminaría más jodido con la espalda. Era algo que prefería ahorrarme.
   

―Perdón― Susurré luego de unos segundos de sentir las palabras empujar en mi interior por salir. Acaricié sus mejillas, esperando, contando los segundos para que abriera los ojos y dijera algo ―Ji...
   

Susurré al no obtener una respuesta suya. Mordí mi labio, negando con la cabeza. Ok, tal vez la había embarrado bastante.
   

―Yo… Necesito tiempo. Dios, no puedes decirme eso de un día para otro.
   

Dije de nuevo, sintiéndome ofuscado porque él no entendía eso. Los ojos de Ji se abrieron de inmediato, y me miraron. Ok, ahí sí que me mira. Genial, maldita sea el mundo.
   

Chico Malo // NyongtoryWhere stories live. Discover now