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Al otro día después de volver subo a buscar la bandeja que le deje a Kleim en la noche.

La encuentro donde la deje, sin tocar, la ensalada se echó a perder por falta de refrigeración. Golpeo la puerta furiosa. Escucho ruidos un momento del otro lado y luego un gruñido. Kleim abre la puerta solo en un bóxer negro. Esta despeinado y somnoliento

_ qué demonios_ gruñe mirándome

_ la próxima vez si no vas a comer bajas y lo dejas en la heladera echaste a perder un plato de comida y ahora deberé tirarlo a la basura_ digo enfurecida

_ nadie te pidió que cocinaras_ gruñe

_ claro porque puedes vivir a alcohol y pizzas congeladas que dios sabe de dónde sacas, personalmente me importa un comino si comes o no solo ten la delicadeza de no desperdiciar_ digo furiosa

_ eres como una mosca molesta_ gruñe

_ y tú eres un ermitaño que necesita una ducha urgente_ digo arrugando mi nariz. En realidad, no huele mal, es como a sándalo y a algo de madera suave, aunque no voy a decírselo. Me mira con los ojos entre cerrados _ y trata de no caminar por los pasillos toda la noche no me dejas dormir_ gruño de vuelta

_ es mi puta casa y hago lo que se me da la gana_

_ wow Kleim que madurez_ digo yéndome

_ si no te gusta te vas nada te retiene_

_ ya quisieras_ digo desde la escalera.

Otra vez paso la tarde recogiendo botellas y cigarrillos de la sala y del comedor. No sé cómo puede hacer tanto desastre solo en una noche.

Cuando termino de limpiar me hago un bocadillo y lo ceno en la pasarela como la noche anterior. Después de una ducha para sentirme más humana me voy a la cama.

Estoy durmiendo tranquila cuando un sonido estridente me despierta. Es música. Música rock a todo volumen en la casa. Kleim estará de mal humor para variar. Tyler me había advertido de su comportamiento infantil para cansar a las amas de llaves. Abro el cajón de mi mesita y saco los tapones para oído. Tomo el celular en mi mano para asegurarme de sentirlo si vibra con un llamado y me duermo de nuevo.

Vete a la mierda Kleim.

Pasa una semana y Kleim sigue comportándose como un niño inmaduro. Es ruidoso, molesto, vive desafiándome y esto lejos de hacer que me vaya me está divirtiendo.

Me di cuenta de que le molesta más que lo ignore, así que muchas veces cuando busca discutir conmigo a propósito lo dejo hablando solo y con la palabra en la boca.

Muchas veces nos cruzamos en la playa, el corriendo, yo caminando o sentada en la arena leyendo o escuchando música.

Nos ignoramos mutuamente y sin embargo ambos sabemos que está el otro allí.

Un viernes llego del hospicio y me encuentro una lancha que no había visto antes en el puerto. Pensé que quizás los chicos habían venido a verlo. Tyler me dijo que solían visitarlo de vez en cuando para que el supiera que ellos seguían allí.

Sin embargo, cuando entro al comedor la película es otra.

Hay hombres que no conozco y mujeres. Extremadamente ligeras de ropa dando vueltas, la música es alta, hay bebidas por todos lados, una botella de champaña está volcada manchando la alfombra.

Suspiro furiosa. Él no se digna a cenar con sus amigos, pero llena la casa de extraños y prostitutas.

_ hola preciosa ¿te unes a la fiesta? _ dice un idiota que huele a marihuana y a algo descompuesto

_ sal de mi puto camino_ gruño entre dientes y él se aleja levantando las manos.

Entro a la cocina y allí está Christopher, apoyado en la mesada, en una mano tiene una botella de Jack Daniels en la otra a una rubia semi desnuda que prácticamente subida sobre su pierna como perro en celo.

_ ¿esta quien es bebé? _ pregunta mirándome la rubia de arriba abajo

_ nadie_ gruñe el tomando luego un trago

_ hermoso Kleim_

_ bebé llevame arriba quiero que me folles nene_ dice la rubia frotando sus pechos contra el brazo de Kleim que no deja de mirarme

_ wow cuanta clase _ digo con sarcasmo y la rubia me mira haciendo un puchero absurdo

_ si no te gusta puedes irte_ gruñe Kleim había mi

Lo miro con los ojos entrecerrados y las palabras salen de mi boca antes de poder pararlas

_ me pregunto que tan orgullosa estaría Camille de verte ahora_

La botella cae al suelo y el empuja a la rubia a un lado enfrentándome, está furioso

_ no te atrevas a nombrarla_ dice entre dientes

_ ¿no me atrevo a nombrarla? ¿Pero tú puedes manchar su memoria llenando la casa que compartiste con ella de prostitutas y drogadictos? Si Kleim mejor no nombrarla, ella estaría muy decepcionada de ti_

Me doy vuelta y me estoy alejando cuando una mano toma duramente mi brazo

_ quiero que te largues de mi puta casa, estas despedida _

_ que suerte que me contrato Tyler y no tú, no tienes el poder de despedirme_ digo soltándome bruscamente de su mano_ y no vuelvas a tocarme sin mi permiso Kleim, la próxima vez te romperé la nariz _ digo antes de marcharme a mi cuarto. Por suerte siempre lo cierro con llave.

Cuando bajo unas horas después ya no hay nadie en la casa y sin embargo todo es un desastre de botellas, cajas de comida y cigarrillos. Negando tomo unas bolsas de la cocina y con los guantes comienzo a recoger. Unos minutos después siento los pasos pesados de Kleim bajando las escaleras. No me doy vuelta a mirarlo, solo sigo recogiendo el tiradero.

Antes de que me dé cuenta él toma la otra bolsa que deje en el sofá y comienza a levantar la basura a la par mía. Luego quita la alfombra manchada de dios sabe cuántas cosas y la lleva al basurero.

Después vuelve con un paño y desinfectante y mientras yo limpio la mesita de café el limpia el cuero del sofá. Así en silencio dejamos todo ordenado otra vez. Luego sin decir una palabra se marcha otra vez arriba.

Esa noche no hay música ni pasos en el corredor y duermo bien por primera vez en mucho tiempo.

The Last ChanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora