s i e t e

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Mientras la figura prepotente de Park Chanyeol se dirigía a su oficina, sería una vil mentira no resaltar que todos los que se encontraban en la planta del edificio no temblaban por el semblante del ejecutivo. Todos son conocedores del peculiar carácter del vicepresidente ejecutivo de  P&K, muy diferente al de la presidenta, que por cosas del destino es la hermana mayor del mismo.

Chanyeol estaba a nada de echar humo por las orejas de lo furioso que estaba, tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no golpear en la cara a Heechul, aunque puede que le faltara autocontrol para no sujetarlo de la camisa y estamparlo contra la pared más cercana, olvidando que habían espectadores en la sala, como los empleados, y amenazarlo con cerrar su programa, dejándolo en la ruina. Con un si Oh pierda a su hijo haré tu vida miserable, claro, sin olvidar, un arregla esto pronto antes de que empiecen a rodar cabezas.

Caminó por los pasillos de la empresa y no perdió la oportunidad de ser un imbécil, en todas las letras, con los miembros de su compañía. Intimidó a media planta con su mirada, su aura sobre todo.

— Señor Park, su cita con la señorita...

— Dile de mi parte a esa chiquilla con delirios de grandeza que no pienso... — Chanyeol estuvo a nada de alzar la voz, mas cayó en cuenta que su secretaria, en pie frente a él, hecha un manojo de nervios por el miedo, no tenía la culpa del espantoso día que estaba teniendo. Suspirando y restregando sus manos en su rostro no hizo más que intentar calmarse —. Por favor, Yeri, dile a Kim Minhe que no planeo, en ningún futuro lejano o cercano, tener una cita con ella.

— Como diga, Señor Park. — La fémina hizo una reverencia y estando a nada de salir volando, no literalmente, de la oficina y mirada de su jefe se vio interrumpida por el carraspeo del mismo; lo que la hizo alzar la mirada y encontrarse a su jefe observarla... Apenado —. ¿Necesita algo más?

— Perdona que cuando llegara te gritara, no es mi mejor día pero no es excusa para tratarte así.

— Oh, bueno, no se preocupe. Yo... — La pobre mujer no sabía si estaba delirando por todo el café que consume, pero es que, no es normal escuchar a su jefe disculparse ni mucho menos que la llamase por su nombre —, lo supuse, Señor Park. Solo agradecería que no lo volviese hacer — dijo con sinceridad.

— Y así será. Ya puedes retirarte... Gracias.

La paz y el silencio reinó su oficina los siguientes escasos minutos, donde solo se detuvo a maldecirse, estando sentado en su silla frente a todos los papeles en su escritorio, constantemente hasta que su querida noona decidió irrumpir sin piedad alguna en su oficina.

— ¿Acabo de escucharte decir por favor, perdón y gracias?

Park Yoora hizo acto de presencia con toda la sorpresa que su delicado rostro podía expresar. Sus zapatos de tacón impactaban contra el piso hasta llegar a estar frente a su hermanito, siguió observándolo sin pudor alguno. Su inmaculado vestido azul resaltaba su esbelto cuerpo y el pequeño saco blanco le agregaba una elegancia sutil a su persona. Sin embargo, estamos hablando de Yoora, la hermana mayor de Chanyeol y su constante dolor de cabeza, no por ser ahora la presidenta de la empresa quiere decir que no disfrute de hacerle la vida imposible a su hermano, en el buen sentido claro.

— ¿Desde cuándo tú andas de decente? 

— ¿No se supone que estabas con tu novio en alguna cita cursi? — Preguntó con cinismo y bastante ofendido.

La verdad sea dicha, Chanyeol siempre ha sido así. Tosco, sin tacto, mas quizás cierta persona, que apenas alcanza sus rodillas con una clara afición con los dulces de fresa, lo escuchó gritarle a unos cuantos miembros del staff. No supo qué hacer cuando ese enano, con la suficiente valentía en su diminuto cuerpo podía tener, se enfrentó a él, un adulto que triplicaba su tamaño. Con la intención de defender a alguien porque estaba siendo tratado injustamente.

Confiar › ᴄʜᴀɴʜᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora