EL LUGAR JAMÁS VISTO

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Era un gran desierto, pero no era frío ni caliente, era bastante extraño, tenía dunas como el Sahara pero no de arena, sino de un extraño material que parecía algodón con la firmeza del cemento y de color azul petróleo. A lo lejos podíamos divisar un bosque, un extraño bosque, no veía los detalles, pero si sabía que no era convencional.

El cielo era hermoso, de colores naranja, verde y púrpura, era tan limpio y transparente que podría asegurar ver a Júpiter y Saturno, sin embargo no dude en confirmarlo.

-¿Karl? ¿Esos son Júpiter y Saturno?- le pregunté a mi compañero de aventura, él me miró con una sonrisa y asintió.

-crei que no ibas a decir nada- no había caído en cuenta de que desde mi llegada aquí, estuve tan sorprendida que no fui capaz de articular palabra. Él volvió a sonreír y agregó -aun no he estudiado su atmósfera, pero es más que obvio que el sistema respiratorio de los nativos y el de nosotros son iguales.

-¿nativos? ¿Cómo así?

-si Frida, si logramos llegar a este planeta es de esperar que hayan habitantes y no deben ser diferentes a nosotros- sonrió de nuevo, pero fue esa sonrisa que le das a los niños pequeños cuando les enseñas algo nuevo. Así me sentí y así me sentía con él, como una niña pequeña e ingenua. Los ojos cafés de Karl siembre tenía ese brillo de curiosidad de los infantes, pero a su vez mostraban toda la sabiduría que se adquiere solamente atravez de los años.

Al internaros en la selva el clima cambio inmediatamente, ahora era tropical, los árboles tenía los troncos de color blanco con extraños espinales dibujados, sus ramas se extendían y enredaban con las de los otros árboles, del típico color verde de cualquier bosque terrícola.

-¿sabes a donde vamos?- pregunté algo inquieta, el saber que este planeta estaba habitado me preocupaba de sobremanera.

-por supuesto Frida, de otra manera no te hubiera traído, no te voy a poner en peligro- dijo sonriente y seguro de si mismo.

-bueno- le devolví el gesto. -¿y los nativos?- pregunte sin nada a de tranquilidad.

-¿eso es lo que te inquieta?- inquirió de vuelta y casi con burla. Le lance una mirada de enfado, el soltó una carcajada y luego frotó mi cabeza. -no sé nada de ellos, pero lo averiguaremos pronto-

-¡¿qué?!- detuve mi marcha y lo mire con los ojos desmesuradamente abiertos. -lo averiguaras tú solo, yo no me voy a meter allá-. Se encogió de hombros y continuamos nuestra marcha.

El bosque olía delicioso. Era café, vainilla y canela, sin duda una mezcla exquisita, esparcida por todo el bello lugar, una gran sonrisa se escapó de mis labios al pensar en lo maravilloso y mágico que sería vivir en este bosque. Un tintineo cortó el cómodo silencio y volvió el lugar más acogedor, recorrí todo el paisaje con los ojos y mi mirada cayó en Karl, sonreía igual que yo y sus ojos brillaban, él se percató de mi mirada y fijo sus ojos en mí.

-después de todo venir no fue tan mala idea ¿no crees?- dice perspicaz, no le respondo y sigo contemplando mi alrededor. Él ríe sonoramente, pero no dice nada, la pregunta es retórica y él como buen erudito conoce la respuesta.

Por supuesto que no fue una mala, todo aquí es hermoso y casi siento que floto.

En la lejanía, casi rascando el horizonte, en la cima de una pequeña colina hay una enorme roca, pero no es sólo una roca, yo sé lo que es y no me sorprende que Karl sea el creador de tal maravilla, está camuflada con musgo y hay un gran pino en el costado, todo es maravillosamente mágico es un poca similar a la del señor de los anillos.

-¿Vives aquí?- dije señalando la puerta frente a mí, con un poco de escepticismo.

-Sí, pero no la construí yo- empuja la puerta y me hace un ademan con su mano para que pase primero. Dentro es mucho más sorprendente que por fuera, en el fondo hay una gran cama, a la derecha esta una pequeña sala y en la izquierda una pequeña cocina eléctrica. –La decoración fue obra mía, cuando llegué estaba solo la cama y una estufa de leña, lo que me confirmo inmediatamente sobre la existencia de nativos-

Un par de horas después tras una larga siesta, estábamos caminando por el gran bosque, el rumor del viento llevaba con él un delicioso olor a vainilla, era un lugar perfecto.

-Creo que te debo un par de explicaciones- dijo parando su caminata y sentándose en una roca de aspecto suave. Da dos palmaditas al espacio a su lado indicándome que me siente.

-Sí, demasiadas, tal vez, sin embargo dejare que escojas por donde quieres empezar-

-Te voy a contar todo lo que sé sobre este planeta- asiento para que continúe –Es un planeta joven, mucho más joven que la tierra, aún está en proceso de evolución, sin embargo aun así es mucho más evolucionado que tierra, sé que suena raro. <<Mira a tu alrededor, si los humanos no hubiésemos colonizado la tierra y alterado su naturaleza este sería pobremente el aspecto que tendría ahora.-

El olor a vainilla y café inunda de nuevo en mi nariz, los arboles de color blanco con raros y bonitos dibujos tribales en sus troncos, el aspecto misterioso de las ramas enredándose entre sí, la tierra de color lila de aparentemente suave como el algodón, hizo que me replanteara seriamente si de verdad nuestra existencia valía la pena, si la tecnología era mejor que el olor a vainilla y si era integro pasar encima de un ser vivo solo para "mejorar" nuestra vida.

-La gravedad de este planeta es menor que la de la tierra, no tengo aun claro el número, comparación de la tierra puedo inferir que varía de uno a dos m/s2, claro todo lo que estoy diciendo son teorías que he ido formando a partir de las condiciones del lugar. <<La atmosfera es mucho más limpia que en la tierra, este planeta evoluciona mucho más rápido, por ejemplo cuando llegue hace casi un año, los arboles no tenía esas figuras en los troncos. No he visto animales por aquí, ni ningún rastro de ellos, eso comprueba que esta es la parte más hostil del planeta, nadie vive en esta zona, porque es el lugar más inhóspito y austero, las condiciones aquí deben ser bastante extremas para lo que están acostumbrados los nativos-.

-¿Cómo puedes estar tan seguro de que hay nativos?-

-¿Por qué razón no habrían?- encojo mis hombros –Frida es un lugar como la Tierra, hay árboles, con un comportamiento similar a los de la Tierra, tiene atmosfera, tiene una extraña y desconocida ubicación en el sistema solar que le permite recibir claramente el sol- es una respuesta bastante lógica y no sé por qué me extraña obtenerla, Karl es el hombre más inteligente que he conocido.

-¿Y el agua?-

-No estoy seguro, yo he obtenido la mía, de un pequeño lago que hay a unos 100 metros de donde me alojo, debe funcionar igual que en la tierra, pero no sé si haya mares. <<Frida, la razón de que tu estés aquí, además de presentarte mi descubrimiento, es que me acompañes a ir más allá de esto, no he sido capaz de ir más allá del bosque, sé que lo que te pido no es algo fácil de decidir, esta aventura estará llena de muchos riesgos y puede que los nativos no sean amigables, aun así tengo una corazonada, algo me dice que si lo intentamos todo va a salir muy bien- Sonríe de forma enigmática con el brillo en los ojos que solo los niños de cinco años tienen, en ese momento no soy capaz negarme a su propuesta. Karl me da ligeras palmaditas en el hombro y retomamos el camino de regreso a la roca.

La luz que entra por la ventanas se va haciendo cada vez más escasa, ninguno ha dicho algo desde la plática en el bosque, creo que se debe mayoritariamente a mí, sé que Karl aceptara sin rechistar la decisión sea cual sea la que tome, pero no sé qué decir, no sé cómo empezar la conversación, las palabras solo salen como olas cuando escribo, al hablar todo se vuelve más caótico en mi cerebro.

Creo que antes de establecerse aquí, gasto una gran cantidad de dinero en comida enlatada, su despensa está llena de toda variedad de alimentos que las latas pueden almacenar. Al final decido cenar lo que parece una sopa de pollo.


-Paula-

LILA (CIVILIZACIÓN PERDIDA)Where stories live. Discover now