41. - ¿Bebe?

244 13 3
                                    



Luego de ese lindo y novelístico momento, nos quedamos charlando y riendo un rato hasta que oscureció y le dije que ya vaya para su casa que se hacía tarde para la escuela. Lo acompaño a la puerta y lo saludo con un abrazo y un piquito, y luego abro la puerta para que pueda salir.

Al volver a entrar a la casa, me encuentro con una Samanta y Janette expectantes a mi palabra. Una al lado de la otra, paradas firmes como militares. Son más parecidas de lo que creía.

- ¿Alguna vez les dijeron que son idénticas?

- Ella es idéntica a mí, no yo a esta cosa – Mueve la cabeza indicando a Sam.

- Esta cosa tiene un nombre el cual tú quisiste ponerme, Janette. – Rueda los ojos.

- Lo sé, Eusebia. Pero no te gusta ninguno de los dos.

- ¿Eusebia? – Estallé de carcajadas.

- Sí, Eusebia. – Sam vuelve a rodar los ojos. – Claro, no me gusta ninguno, pero prefiero usar mi segundo nombre que no es tan feo como el primero.

- Eusebia es un nombre precioso y original. – Janette habla ofendida.

- Original te lo puedo aceptar, pero precioso es lo opuesto a lo que verdaderamente es. –Se cruza de brazos. – Ya basta. Parece haber ido bastante bien. ¿No?

- Pues sí, nos arreglamos pero ahora cada vez que haya que ocultarlo de alguna forma, nos lo decimos y lo planeamos juntos. – Me acerco a ellas y nos dirigimos a la cocina. Jane hizo té. Cuando nos termina de servir, mi teléfono empieza a sonar y es número desconocido, por lo que me disculpo y me dirijo al comedor. - ¿Hola?

E: Hola Bar, soy Edward.

- Ahh, ¿Qué tal todo?

E: Muy bien ¿Y tú?

- Bien, ahora me estoy por tomar un té. – *No te preguntó, pendeja* Déjame ser inútil.

E: Oh, de acuerdo. ¿Mañana quieres ir a dar una vuelta?

- Okay, cuando termino en la mañana te escribo y pasas por mí. ¿Si?

E: De acuerdo, nos vemos luego. Adiós.

- Un beso. – Corta la llamada, bloqueo el celular y voy a la cocina.

- ¿Francisco? – Pregunta Jane.

- Que chusma mamá. – Sam rueda los ojos.

- De hecho no, era un chico que conocí hoy que me acompañó hasta aquí. Es de Inglaterra.

- Oh, un inglés. – Me mira pícara.

- No me mires así, tengo novio pues. No va a pasar nada. – Vuelve a sonar mi teléfono. Otra vez número desconocido. -¿Hola?

- ¿Familiar de Albert Young? – Una voz femenina contesta.

- Sí, soy la hija. ¿Qué ocurre? – Frunzo mi entrecejo.

- Necesitamos con urgencia que se dirija al California Hospital Medical Center.

- Ya mismo voy para allí, ¿Qué ocurrió?

- No puedo decirle, solo venga.

- De acuerdo, gracias. – Corto y me levanto de la silla. Mi miran curiosas y se levantan. - ¿Me pueden llevar al hospital? Es mi papá.

Mi Mayor AccidenteWhere stories live. Discover now