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Hace ya un par de semanas que se había mudado sola a este pequeño apartamento.
Lo bueno esque este vecindario es conocido por lo barato de la renta, estaba pensando en universitarios o gente de pocos ingresos.
Elena se encontraba un tanto emocionada. Había colgado el afiche hace solo un par de horas y ya había recibido la primera llamada.
Tenía que cuidar a una pequeña niña, de alrededor de seis años de edad.
La madre le comentó que la pequeña era sumamente tranquila así que no tenía de que preocuparse, y que en alrededor de tres horas tendría que ir a él departamento 25, quedaba solo a unas puertas del suyo.
En lo general no tenía de que quejarse de sus vecinos. Eran normales, no hacían fiestas a las tantas de la mañana, y la mayoría de sus vecinos tenía su edad.
En los veinte años aproximadamente.
Era un lugar bastante agradable dónde podías vivir contento.
Al mirar la hora en el réloj comenzó a preparar las cosas para ir a casa de la niña a la que tenía que cuidar.
Aunque no le agradece mucho la idea de ser niñera, no podía evitar sentirse emocionada por su primer trabajo como tal.
Cerró con llave la puerta de su apartamento y solo dió cuatro pasos para llegar al departamento de su vecina. Tocó el timbre y en menos de tres segundos ya se encontraba la mujer con la que había hablado hace un par de horas.
—De verdad muchas gracias...¿Elena? ¿No?– la castaña asintió sonriendo.– Cuando vuelva te pasó los veinte dólares, ahora tengo que salir rápido. Cualquiera cosa que necesites me llamas.
Elena asintió nuevamente y entró al departamento. Lo primero que puede notar son las cosas bastantes caras que se hayan en el lugar.
"Vaya, con todas las cosas que se encuentran aquí, estoy segura que puede vivir en un mejor vecindario."
