Capítulo 17 "No más rehenes"

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Llegamos por la mañana al hotel y Sean tuvo que ir a la oficina para arreglar lo que ayer no pudo hacer debido a que regreso por mí, y ¿Quién lo diría? Enserio que esto es bastante rápido y lleno de confesiones y secretos que van desde un romance del pasado que se ha vuelto el presente a una familia que ni siquiera conozco que intenta asesinarme, y la pegunta más extraña es ¿Cómo es que de la nada invitaron a todos en el orfanato a unas vacaciones en el mar? Y eso lo sé porque he llamado a la directora, cuando vuelvan tendré que hablar sobre el porqué de no avisarme y salir tan precipitadamente si después de todo acababa de ir allí.

La puerta de la habitación suena así que abro, una chica trae un carrito con comida.

-Lo siento pero tal vez se ha equivocado ya que yo no he...-.

-El joven Sean lo ha ordenado para usted- trago en seco al ver que es la misma chica que se lanzó contra mí la mañana que me vio salir de la habitación de Sean y por lo que veo no le agrada verme. Empuja el carrito hacia dentro sin antes preguntar, es bastante raro ya que siempre lo dejaba a la mitad de la puerta, se detiene a un lado de la mesita que está por la ventana con vista hacia la ciudad, abre la charola y hay pan tostado, pastelillos y más cosas de las cuales dejo de prestar atención al ver que ha tomado el cuchillo.

-Está bien así, gracias, puedes irte- añado con voz tranquila, su expresión me asusta demasiado y aun más con ese cuchillo.

-No, él ordenó que usted tuviese un trato especial ¿sabe? Y eso es lo que estoy haciendo- retrocedo al ver que da un paso hacia mí. –Tranquila, que no muerdo- dice sonriente.

-Puedes irte- camino hacia la puerta abriéndola en señal de que salga. Deja con fuerza el cuchillo sobre el carrito y camina hacia la salida, pero antes de salir se detiene a mi lado con la mirada fija al frente.

-La veo más tarde y que tenga un buen día- sale y cierro la puerta recargándome inmediatamente al sentir como mi corazón late con fuerza ante el recuerdo de su mirada fría y con ese cuchillo en las manos que... creo que no quiero más almuerzos en la habitación.

La puerta vuelve a sonar así que supongo que viene a darme un masaje con cremas mezcladas con polvo picapica. –Escucha, yo no...- me detengo al ver la mirada de mis amigas, parece que se han quedado sorprendidas ante mis bobadas sin sentido para ellas.

-Nos ahorraremos el cuestionamiento de lo que acabamos de presenciar ya que tenemos una noticia que darte- dice Tessa con una enorme sonrisa, y bueno, ambas parecen estar realmente felices así que también sonrío.

-Oh por Dios, entren que ya quiero saber- después de acomodarnos en los sillones pequeños junto a la ventana y de que Sam se comiera tres pastelillos de chocolate y la malteada de fresa por fin se dignan a mirarme a mí y no a la charola de comida.

-Lo dirá Tess pero no digas nada hasta que te demos permiso- ambas aplauden consecutivamente con emoción.

-De acuerdo-.

-Renunciamos- dice Tessa con una sonrisa, y ambas toman mis manos. –Ya no será difícil para ti estar cerca de los hermanos Truswel a partir de ahora y su amenaza de dejarnos sin empleo ya no será efectiva en ti puesto que hemos renunciado-

-Ah y lo mejor es que después de decirle lo despreciable que era le lace una jarra de agua en la cara, al principio imaginé en mi cabeza que un vaso estaría bien pero eso sería demasiado cliché y tome la enorme jarra- ambas comienzan a reír a carcajadas y Sam ni siquiera puede hablar bien –Hubieses visto su... acabó todo mojado... creo que el agua le entró por la nariz porque comenzó a toser y a tratar de desatar su corbata- sus carcajadas resuenan por toda la habitación ante sus actos que me han dejado sin poder decir una sola palabra.

Mi destino eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora