° 5: El desT0rni//adoR °

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Beat it
Michael Jackson

Cuando llegaron a la casa de los Byers, Steve frenó y parqueó su auto frente a la entrada. Salió del asiento del conductor, dio una vuelta, abrió el del acompañante y miró a Will dormido. Se notaba a simple vista que era mejor no despertarlo, llevaba unas notorias ojeras bajo sus párpados cerrados. Steve cargó a Will hasta la casa. Se sorprendió de lo liviano que era el chico. Es el doble de ligero que Nancy, se dijo. Entonces tocó la puerta un par de veces. Rogó no encontrarse con la señora Byers, pues aunque era una gran mujer, probablemente perdería los estribos antes de que pudiese explicarle algo.

Al otro lado de la puerta se oían pasos acelerados y un fuerte golpe. Steve supo que alguien había colgado el teléfono de pared. Para su suerte, fue Jonathan quien abrió la puerta.

-- ¿Qué pasó? -- preguntó aterrado, rogándole a Steve con los ojos que le negara lo que estaba imaginando y le dijera que su hermanito estaba bien. Que no había por qué preocuparse...

-- Descuida. Solo está dormido. Me parece que no tuvo un buen día...

-- Pasa... -- murmuró Jonathan, un poco aliviado. Se suponía que Will tenía reunión con su grupo, por lo tanto, al descubrir que Mike había regresado a casa con los demás pero sin Will casi había entrado en pánico. No podía permitir que nada más le sucediera. Will merecía estar a salvo, merecía ser feliz.

Steve dejó a Will en su habitación, acostado en la cama. Miró alrededor con curiosidad, habían varios dibujos a la vista, el chico estaba puliendo sus habilidades. Imaginó que podría llegar a ser una gran artista algún día. Le echó una última mirada al niño y luego salió a hablar con Jonathan.

-- Gracias... Ehm... gracias por traerlo. -- Steve notó una similitud familiar; ambos lo habían mirado directamente a los ojos al agradecerle. Estaban hablando en serio.

-- No te preocupes. De hecho, no sé si me incumbe, pero hay un gran grupo de idiotas que lo andan molestando...--

-- Bueno, solían escribirle cosas en la mochila e insultarlo... Pero creí que se habían detenido. No imaginé que llegarán a golpearlo.

Steve sintió un poco extraña la conversación. Nunca había hablado directamente con Jonathan de una manera pacífica. Mucho menos desde lo de Nancy, aunque en el fondo, Steve sabía que el culpable no era Jonathan... Comenzó a pensar en la situación y se percató de que las circunstancias no eran nada tranquilas.

-- Yo tampoco lo imaginaba. -- no llegaba a comprender qué podía haber hecho un niño como Will para ser blanco de todo eso. -- ¿Tienes idea de por qué...

--...le dicen estupideces inquieriendo que es... que le gustan los niños? -- completó Jonathan y Steve pudo notar su impotencia. -- No lo sé, supongo que nunca se comportó exactamente como los demás chicos...

...

Will despertó con la cabeza latiéndole. Creyó que se encontraría en el auto de Steve, aún de camino a su casa, pero estaba en una habitación vacía. Blanca, completamente blanca.

Un pensamiento intrusivo hizo eco en su cabeza:

Tan blanca como para arrancarte los ojos.

¿Qué? ¿Por qué los ojos? Instintivamente palpó su rostro. Pero se sentía diferente como si tocara facciones nuevas. Distintas. Volvió a mirar en derredor. No había nada, ni una sola línea, ni un solo espacio que no fuera blanco. A los lados, arriba y abajo, atrás y adelante... Era un color infinito. El sonido que provenía de afuera también era muy blanco... Ruido blanco...

¿Debería quedarme o debería irme? [Byler] Where stories live. Discover now