Fallin' all in you

CAPÍTULO 2

Terminó la canción y Bella y sus amigas se abrazaron y volvieron a sentarse en su mesa (la única que quedaba sin correr). Entre carcajadas y conversaciones sin sentido, un amigo de ella, Daniel, la agarró por el hombro para decirle algo, pero por la manera en que acercó su cabeza a la de él parecía algo secreto.

-Bella, no te des vuelta y no intentes mirar, pero hay un chico allá, por los sillones del VIP, que te estuvo mirando toda la noche, y más aún cuando estabas bailando. Es más, creo que te está mirando ahora - Bella se dio vuelta para fijarse, olvidándose de lo que Daniel le había dicho. - ¡Te dije que no miraras! Bueno, lo que quiero decirte es esto: es tu oportunidad.

Sus amigos realmente querían que Bella estuviera con alguien en Canadá, ya que venía de una dolorosa separación de una relación que duró 4 años (desde sus 16 años hasta sus actuales 20) y a ella realmente le había afectado. Esa también era una de las razones por las cuales quiso ir a Canadá y empezar una vida nueva, pero todavía no había conseguido triunfar en el amor. En realidad ella ya no buscaba una relación de novios, sólo quería acostarse con alguien.

-¡¿Estás loco?! Mira lo que es ese chico. Es realmente hermoso. Además ya sabes que no me animo a coquetear con un chico. Soy muy tímida para esas cosas.

-Entonces tómate otro vodka - Y Daniel le pasó otro vaso, muy divertido por la situación. Bella dudó un poco primero, pero se lo tomó entero.

-Bueno, está bien, pero ¿si no se estaba fijando en mí? ¿Cómo sabes que era yo la que él estaba mirando?

-Arabella, es obvio. Eres la única chica en todo Canadá que puede moverse así e hipnotizar a todos los hombres.

Bella le sonrió a Daniel y volvió a mirar al chico, quien ya no la estaba mirando sino que estaba hablando y riéndose con unos amigos. Era realmente hermoso. Tenía puesto un jean negro apretado y una camisa blanca con flores azules, desabotonada en los primeros tres botones y arremangada hasta un poco más de la mitad del brazo, dejando al descubierto unos brazos musculosos hermosos que Bella tenía ganas de tocarlos. Parecía alto, con pelo negro y desarreglado, pero un pelo bonito al fin y al cabo. Bella no se dio cuenta de que lo estaba mirando hacía más de cinco minutos, y se percató de la situación cuando el chico le sonrió sin mostrar los dientes. Bella le devolvió una tímida sonrisa y hundió su cabeza, avergonzada.

-Vamos Bella, tienes que ir. Ve hacia la barra a pedirle algo a John y estoy segura de que el muchacho irá contigo. Y ahí empieza todo. Sólo tienes que ser tú misma - su amiga Ann siempre la ayudaba a Bella en lo que sea y siempre intentaba animarla. Y creo que esta vez lo había logrado.

-Ok, ahora voy. Deséenme suerte.

-Tú puedes - dijo Ann.

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