CAPÍTULO 9

4 1 0
                                    

Esta vez estoy (un poco) orgullosa de decir que no tomé ni la mitad de lo que había tomado la semana pasada. Estaba algo borracha pero no para tanto. Y Shawn también se controló, lo que también me ponía contenta.

La noche se pasó algo rápido: nos quedamos con Shawn hablando, nos besamos, bailamos solos, bailamos con mis amigos, platicamos un poco con John, quien estaba cansadísimo por todo el trabajo que había tenido que hacer hoy, saludamos a todos y nos fuimos camino a su casa. Estaba por pedir un taxi pero Shawn me detuvo: íbamos a ir con su chofer, quien ya lo estaba esperando en la vereda de en frente. Me subí al auto y sentí mucha vergüenza: ¿ya sabía el chofer que Shawn estaba saliendo conmigo? ¿Solía estar acostumbrado a llevar a otras chicas? ¿Y dónde demonios vivía este chico? Ya había pasado media hora de viaje, en la cual me torturaban las dudas pero aún así seguía besándome con Shawn.

Al cabo de un rato llegamos. El chofer nos dejó en la puerta y se fue. Entramos y yo no podía creer lo que veía: una mansión enorme y lujosa, con casi todo de color blanco, gris y celeste pálido. Me encantaba la decoración de este lugar. Parecía una casa sacada de Pinterest. Se ve que Shawn se dio cuenta de lo asombrada que estaba, porque me dijo:

–Oh, vamos. Es grande, pero me gusta mucho más como tienes decorada tu casa. ¿Quieres algo de comer? ¿Algo para tomar? Yo soy un buen anfitrión, no como algunas personas que conozco –me guiño el ojo– y sí te puedo ofrecer alcohol. No es que quiera emborracharte: al contrario. Me gusta más que est…

Lo callé con un beso. No soportaba que hablara ni una palabra más.

–Shawn, gracias por tu generosa hospitalidad, pero ahora mismo necesito que me des otra cosa.

Bajé mi mano hasta su entrepierna y apreté su miembro con mi mano izquierda, con la otra lo agarraba del cuello. Comencé a besarle el cuello y se le puso durísima, y eso me excitó mucho. La otra vez él se había encargado de generarme placer, pero esta vez me tocaba a mí.

–¿Recuerdas todo lo que me hiciste el viernes pasado? Bueno, ahora es mi turno. Guíame hasta tu habitación.

Me llevó por las escaleras hasta una habitación enorme, con tenues luces LED de color violeta oscuro, que le daban un ambiente muy sexy. La cama era enorme y estoy segura de que esas sábanas valían más que mi alquiler. De repente comienza a sonar una música que a mí me parecía muy conocida.

–¿Es esa mi playlist, Shawn?

–Oh, sí. Es que me ha gustado mucho. Eres muy buena eligiendo música.

Lo tiré en la cama, le saqué toda la ropa hasta que quedara en calzones (tenía puestos unos muy apretados, por cierto) y luego me saqué yo la mía. Él seguía mirando desde abajo, contemplando todo mi cuerpo. Una vez desnuda, me acerqué a él y lo besé con fuerza.

–No sabes lo mucho que he extrañado esto, Bella –dijo Shawn entre gemidos–. No sabes lo que lo necesitaba, en serio. Eres perfecta.

–Yo te he extrañado mucho a ti, Shawn. Eres el hombre más hermoso que conozco.

Shawn me recorría todo el cuerpo con sus manos. Le gustaba agarrarme fuerte las caderas y apretar mi cuerpo hacia el suyo, y yo moría de placer cuando él lo hacía. Yo, a su vez, me volvía loca por todo su cuerpo. Me encantaba tocar su abdomen tan trabajado, su perfecta espalda y sus brazos me volvían loca, y él lo sabía. Tocaba las venas que le recorrían todo el brazo, los tatuajes que tenía sobre la piel, sus manos… Me estremecía cada vez que lo tocaba.

Después de mucho toqueteo por ambas partes, decidí hacerlo. Fui besando su cuello lentamente, bajando por su abdomen hasta llegar a sus calzones. Se lo saqué y fui repartiendo suaves besos por la zona. Luego escuché un gemido tan fuerte que me hizo entender que lo estaba haciendo bien. Luego de un rato con su miembro en mi boca, decidí que ya estaba demasiado excitada como para seguir haciéndolo.

–Ahora es tu turno, Shawn. Sólo hazlo.

Tuvimos una noche más que asombrosa. Cuando ambos acabamos nos quedamos tirados en la cama, agotados.

–Prométeme algo, Bella. Prométeme que repetiremos esto.

–Te lo prometo.

Fallin' all in youOù les histoires vivent. Découvrez maintenant