17."Bonito hospital"

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Abrí los ojos a poco a poco. Mientras trataba de incorporarme, busqué con la mirada algo que me resultara familiar, pero nada lo hacía. Esta no era mi casa. ¿En donde estaba? A medida que recorría con la mirada el lugar me encontré con unos ojos algo llamativos a decir verdad, me quedé mirándolo hasta que por fin soltó una palabra.

- Sam... ¿Despertaste? Dios, al fin, pensé que ibas a morir, espérame, ya vuelvo, tengo que ir buscar a la enfermera. ¡Despertarte! - Habló Marcos muy exaltado.

- Shhh espera, espera, antes de que hagas nada. ¿Me puedes decir que hago aquí? Por lo que creo ¿es un hospital no? Con razón todo es blanco - Dije tratando de persuadirlo para que hablara.

- No Samy, ahora no puedo, primero está la enfermera, esa era la condición para que me dejarán entrar, tenía que avisar si algo pasaba, y esto es más que algo - Explicó mirándome con pena - En cuanto vuelva te explicaré todo lo que quiera. Ya vengo.

Y tras decir eso, no esperó a que dijese otra palabra, se fue sin más, dando un fuerte portazo al salir de la fría habitación. Mientras tanto había comenzado a pensar en todo lo que había pasado, tenía puesta un bata en lugar de mi ropa, lo que indicaba que llevaba aquí más de un día y que tal vez haya sido más que un simple desmayo. Eso me hizo recordar todo lo que había sucedido con Sara y especialmente con Zack. Si de algo estaba segura, era que no pensaba derramar ni una sola lágrima por ellos, no se lo merecían, además, no pensaba quedarme de brazos cruzados, de ninguna forma, sí pensaron que podían humillarme así como así, estaban muy equivocados.

Estaba tan inmersa en mis pensamientos, que al mirar hacia el frente, me sorprendí al ver a una enfermera, junto a un hombre que llenaba una planilla y tenía puesta una bata, por lo que deducía que era el doctor. A un lado de ellos estaba Marcos, el cual había vuelto como me había dicho. Quería saber que me había pasado ya.

- ¿Pueden dejar de hacer como si yo no estuviese y decirme de una buena vez que me pasó? - Pregunté, sonando lo más enfadada posible, tenía que darle credibilidad a mi papel.

- Señorita Miller, tiene que aprender a ser más paciente - Dijo el doctor con cara de enojado y luego, susurró algo para sí mismo, aunque había logrado oírlo - Y más respetuosa.

- Sí, está bien, lo siento, sólo quiero que alguien me conteste, uno no se levanta todos los días en un hospital, conectado a un montón de cables - Lo cuál era verdad - Y sin que nadie quiera explicarle nada.

- Creo que vamos a tener que trabajar la parte del respeto - Me contestó, mirándome fijamente a los ojos - Pero bueno, no estoy acá para eso.

- No me diga, pensé que era mi nuevo psicólogo - Dije, este señor ya me estaba cansando - Ah no, cierto, usted dice ser un "doctor" - Dije haciendo comillas en esta última palabra.

- ¡Miller, el respeto! - Gritó la enfermera interviniendo - Es un superior, no puede hablarle así.

- Ahg, no se va a morir por que le contesté mal, ahora, pueden dejar de hacer tanto escándalo y explicarme - Mi paciencia estaba en un -0%.

- Con tal de que se calle, sí - Gritó el doctor y luego se tranquilizó - Mire señorita o intento fallido de señorita, lo que pasó fue que tuvo una subida repentina de adrenalina, seguramente luego se enteró de algo o pasó algo desagradable para ustedes, lo que provocó que su presión bajara y toda la adrenalina que tenía acumulada hiciera que su cuerpo no resistiera y por eso se desmayó - Explicó el doctor ya más calmado.

- ¿Pero no es nada grave? - Seguía bastante intrigada a pesar de todo.

- Se supone que con unos días de descansó todo volverá a la normalidad - Siguió hablando - Pero ese no es su caso, eso es para las personas que despiertan en las primera veinticuatro horas, pero usted estuvo inconsciente casi cinco días, y eso no es muy normal que digamos, en las chicas de su edad.

Me gusta mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora