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—Escuchame atentamente —empezó el menor—, no vas a decir alguno de esos chistes estúpidos que te sabes soltar, porque no importa cuan atractivo le parezcas, lo arruinaras todo si haces algo así ¿me oyes bien? —Donghyuck daba órdenes e indicaciones estrictas a su amigo luego de enterarse que en unas horas tendría una pequeña "cita" con la famosa Bae YeeMi pero Jeno estaba distraído, ella leía un libro en el patio y a él le encantaba poder verla sin que ella lo supiera.

—¡Jeno! —regaño el más moreno y el aludido giro rápidamente a él.

—¿Ah? Sí sí, claro. —le respondió fugazmente y volvió su mirada nuevamente a ella.

Donghyuck rodó los ojos sabiendo bien que hablaba con una pared.

—Nunca te había visto tan estúpido —Jaemin soltó un largo suspiró—¿de verdad te gusta tanto?

Jeno se volteo rápidamente a su amigo.
Pero vamos, había que ser sinceros.
¿Estaba enamorado? ¿Ella le gustaba? ¿Qué era lo que realmente quería de ella?
Jeno intentaba despejar su mente y buscar una respuesta verdadera. Ella sí le atraía, a los ojos de cualquiera ella era linda. Pero esa no era precisamente la razón por la cual él quería estar cerca de ella.

Aunque la interacción entre ambos no hubiera sido demasiada hasta el momento, YeeMi formaba parte de una pedazo importante en la vida de Jeno. Pero, ¿cómo explicar eso a sus amigos?

Jaemin esperaba una respuesta.

—Me parece linda —respondió sin titubear.

—Ay, vamos Jeno, no me he tragado tu cuentito del perro que muerde al gato porque simplemente es estúpido e ilógico, y sé que ocultas algo. Lo malo es que eres muy bueno guardando secretos —RenJun intervino ganándose la razón de los demás allí.

Jeno les mostró su rostro más paciente y se negó a contarles la verdad.





Espero en la puerta del salón ajustando con fuerza las correas de su mochila. Sus amigos pasaron a su lado y le gritaron alguna que otra frase vergonzosa, dándole un zape en la espalda y marchandose riendo.

—¿Nos vamos? —la voz de la chica hizo aparición en las espaldas del chico haciéndolo sobre saltarse.

Asintió efusivamente y devolviéndole una sonrisa emprendieron el camino.

—Dime, ¿vives muy lejos de aquí? —preguntó ella no dejando que el silencio incómodo abunde entre ambos.

Jeno agradeció eso y se sintió feliz al saber que era de su interés saber más de él.

—No, de hecho, siempre me voy caminando —respondió serenamente guardando la calma y haciendo un gran esfuerzo—¿y tú? —devolvió la pregunta intentando sacar una información que le urgía tener.

—Algo así. Siempre vienen a recogerme, pero el viaje no es más largo de 20 minutos. —explicó dirigiendole una sonrisa.

Sería muy descarado preguntar. "¿Y quién es ese que te viene a recoger?".

—Oh, ya veo. —susurró el chico manteniendo aún muchas preguntas en su mente.

Y así pasaron el camino, riendo por ciertas cosas y haciendo preguntas al azar conociéndose mejor.

Ahora Jeno sabía que en realidad ella era alérgica al chocolate y no al maní.

—Cuando era pequeña solia comer chocolate a montones, y extrañamente terminé siendo alérgica a aquello. Es una pena, hay tantas cosas deliciosas acompañadas de chocolates que no puedo comer. —expresó en tono triste mientras veía a través de una vitrina la exhibición de una gran maqueta de cono de helado sabor chocolate.

F L O S S Y   ⊰  JENO  ⊱Où les histoires vivent. Découvrez maintenant