|Capítulo 51|

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Me observo en el espejo que se encuentra en mi habitación. Luzco como si nada malo me hubiera ocurrido, como si fuera la misma Shayla de siempre. La persona que no estuvieran enteradas de lo que he pasado y me viera ahora, pensaría que solo me he encontrado encerrada en la mansión por, más o menos, una semana.

—¿Ya estas lista? — ambos vampiros se encuentran apoyados en la pared del pasillo. Gabriel da un paso hacia delante y me sonríe un poco.

Dante, el cual solo me observa, se mantiene en silencio esperando a mi respuesta, pero solo me limito a mover mi cabeza en señal de afirmación. Los tres bajamos la escalera y nos encontramos con que en la puerta principal ya se encuentra la familia de Migue, Adrien, Peter, Aine y Riley. Fuera de la casa está esperándonos Daniel acompañado de Álvaro, los cuales llevan el ataúd. El pastor va delante de todos y todos vamos vestidos de negro.

No caminamos rápido, de hecho, vamos bastante lentos hasta el cementerio de la familia Bell. El hombre va diciendo palabras incomprensibles para mí, la esposa de Miguel llora y abraza a su hija, mientras que Breck solo observa en todas las direcciones. Supongo que todo ese tiempo que estuvo al mando del anciano, lo ha dejado un poco... ¿Cómo decirlo sin que suene mal? ¿Trastornado?

—Dante... — lo llamo. Nosotros somos los últimos en la fila.

—¿Qué ocurre?

—¿Qué vas a hacer con ellos? — señalo con un movimiento de cabeza a la familia.

—Cuidarlos.

El joven a mi lado se encuentra más frio que de costumbre. Realmente no entiendo a qué va su comportamiento. Me dice que me quiere y luego se comporta de este modo ¿es una etapa que sufren los vampiros? ¿es como la menstruación acaso?

—Mmm — tomo la manga de su polerón, nerviosa, él se me queda viendo confundido — ¿te has enojado conmigo por algo?

Ambos nos detenemos y nos quedamos viendo fijamente. El chico delante de mí me escanea con sus grises ojos. Junta sus parpados unos segundos, cuando los vuelve a abrir están más grises que antes. Claramente está enojado.

—No.

Sigue caminando dejándome detrás, bufo molesta y corro hasta poder alcanzarlo.

—Eres un asco mintiendo — gruño.

—¿Qué se supone que estabas esperando a que te diga?

—La verdad.

—No creo que este sea el mejor lugar para hablar de eso ¿no crees?

Me quedo callada hasta que al fin llegamos al cementerio. Arrugo mi nariz cuando el olor a pudrición me llega con fuerza. Se supone que aquí no han enterrado a nadie durante varios años, pues no ha muerto nadie apreciado por la familia, asique entonces ¿Por qué el olor? No es el cuerpo de Miguel, de eso estoy muy segura.

Los demás parecen estar bien, nadie siente el aroma, y si es que lo hacen, no le toman demasiada importancia.

—¿Ha muerto alguien este último tiempo? — lo miro de reojo, tal vez me equivoco al suponer que no han enterrado a nadie por aquí en estos meses.

—No desde 1967 — susurra y se aleja de mi cuando Gabriel le hace un movimiento de manos para que se aproxime a donde él se encuentra, justo al lado de Breck.

Peter se me acerca y se me queda observando unos segundos, me giro para encararlo y saber qué es lo que quiere, pero él habla antes que yo.

—Me sorprendes... demasiado — susurra — no creí que podrías estar aquí sin querer acabar con la vida de alguno de los presentes. Pareces tan normal. Es como si nada malo estuviera ocurriendo dentro de ti en estos momentos.

#1 Criada por el vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora