pesadilla séptima: un poco de ayuda por aquí

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Nagato apagó la estufa y vertió la leche aún algo caliente en el biberón de Suzume, lo agitó un poco y lo dejó en el mesón reposar mientras el lavaba la olla que él había usado para preparar la fórmula y los platos sucios del bocadillo de media tarde, debido a que había tomado por propia mano la crianza de Naruto estaba plenamente habituado a tales tareas y preparar un biberón para él era un proceso que hacía casi en automático, sin necesidad de instrucción alguna, Naruto de bebé tragaba como un barril sin fondo, terminaba de comer y a las dos horas ya estaba refunfuñando de hambre, al parecer en ese aspecto Suzume era más parecida a su padre pues ella tenía horas fijas en las cuales empezaba a quejarse por querer comer, en los donceles como Naruto las glándulas mamarias que producen la leche estaban menos desarrolladas que en las mujeres, algunos donceles eran más propensos que una mujer a no producir nunca leche materna y sin embargo pese a este percance era un hecho bien sabido que los donceles eran más fértiles que las mujeres, tenían más facilidad para quedar en cinta y mucha más probabilidad de que fuera un embarazo múltiple.

Nagato terminó de lavar los trastes y dejó todo puesto en su lugar, durante un momento le dio por mirar a su alrededor, mientras se secaba las manos con el trapo de la cocina destinado a ello, todo estaba normal, si, él ya sabía que el huésped que el otro día no había bajado a comer era un residente de carácter fantasmal que al parecer ya estaba ahí cuando su sobrino se mudó a esa casa, hasta ahora, ya habían pasado un par de semanas en las cuales Nagato empezó a formar parte del equipo para proteger a Naruto, hasta ahora, solo había visto las luces apagarse o puertas cerrándose sin embargo todavía no había sucedido nada que resaltar, distraído en esos pensamientos salió de la cocina rumbo al patio donde estaba Naruto sentado en una mesa con sombrilla mientras acunaba a Suzume , quien estaba por su parte, particularmente inquieta por el hambre, agradeció ser capaz de poder arreglar las cosas del pasado y darse el lujo de ver tan hermosa vista, estaba orgulloso como un padre, para poder cuidar de esas dos criaturas que sentía de su responsabilidad por primera vez desde que comenzó a vivir en automático cuando su hermana había muerto, para poder hacer esto por fin había tomado vacaciones, recordó que sonrió al ver los rostros de sus jefes cuando pidió las vacaciones, esos hombres suspiraron aliviados, como si hubieran ganado una batalla que creían perdida, al parecer por culpa de su manía al trabajo sus jefes habían tenido problemas con los visitantes rutinarios del Ministerio de trabajo nacional porque el como empleado nunca había tomado los días de vacaciones pagas que se le ofrecían cada año y había estado durante casi dos décadas trabajando seis días a la semana descansando solo los domingos y vivía haciendo horas extras, para este punto las visitas del Ministerio de trabajo a la Oficina se volvieron de rutinarias a casi diarias, tenían en la mira a sus jefes creyendo que ellos lo explotaban cuando era en realidad el propio Nagato que solo vivía para trabajar al no tener mayor deseo, antojo u aspiración, al no tener pasatiempo alguno en la vida, al no tener amigos, siendo su única misión verificar que Naruto no fuera a llenar la despensa de ramen y que llegará a salvo a casa.

— tío Nagato... ¿Y el biberón? — las palabras de su sobrino lo sacaron de sus pensamientos, últimamente estaba sumamente nostálgico, Naruto lo miraba expectante quizá creyendo que había vuelto a caer en el modo "robot" Como le llamaba el rubio.

— Lo siento, me quedé pensando en tonterías y lo olvidé — una sonrisa avergonzada acompañó esas palabras mientras se ponía la mano en la cabeza totalmente desprovista de cabello — ya vuelto — Nagato regresó por sobre sus pasos.

En el instante en el que abrió la puerta recordó que había pensado que ese "espíritu en sus días", Como le llamaba Sai el cuñado de su sobrino, no hacía nada que cabe resaltar y que él haya visto, habló demasiado pronto, la cocina daba testimonio de ello, todas y cada una de las puertas de los armarios y gabinetes estaban abiertos, incluso la puerta de la despensa, además de eso todos los implementos que acababa de lavar y poner en su lugar estaban tirados en el suelo, sin entrar a la cocina miró a todos lados teniendo en mente no saltarse ni un rincón, con su visita exploró la cocina sin saltarse ni siquiera el techo pero no había rastro de nada, suspiro, pero aquella sensación incómoda persistía, por mucho que supieras que hay un fantasma que no hace más que mover cosas y prender un par de luces igual da miedo, mucho miedo.

NightMare SasunaruWhere stories live. Discover now