Capítulo 34: Abogado al rescate.

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Capítulo 34: Abogado al rescate.

Helena...

—Vas a mal acostumbrarme a despertar de esta manera —le digo a Cristián cuando siento sus labios a lo largo de mi brazo, depositando pequeños besos que provocan que la piel se me erice.

—Ese es el plan, que no puedas dormir sin mí. De esa forma te verás es la necesidad de tener que mudarte aquí conmigo —me confiesa con una sonrisa malisiosa mientras sus besos llegan hasta mi hombro.

—¿Así que ese es tu malévolo plan?

—Por supuesto, ¿por qué crees que la cama es tan grande?

—Quizá porque te mueves mucho cuando duermes -aventuro enredando mis manos en su cabello.

—¿Me muevo mucho cuando duermo? —sus besos pasan por mi cuello y luego hasta mi oreja, en donde me susurra la pregunta.

—No, la verdad es que no —logro responderle en medio de un escalofrío que me recorre todo el cuerpo por su acción.

—¿Lo vez? Compré está cama especialmente para ti, así que, ¿por qué no te mudas aquí con nosotros? Sería como cuando vivíamos en la antigua casa, solo que ya no dormiríamos separados —me propone sonriendome tímidamente entretanto su mano acaricia suavemente mi mejilla.

—¿Y mi departamento qué?

—Sierra y Erick deben de necesitar privacidad debes en cuando, ahora podrían tenerla.

—La oferta suena realmente tentadora, pero...

Ni siquiera logró terminar la frase, porque justo comienzan a tocar el timbre sin vehemencia y desesperadamente.

—¿Quién puede ser a esta hora? —me pregunta Cristián mientras yo reviso el reloj y me doy cuenta de que ya es tiempo de que me levanté si quiero llegar a tiempo a la universidad.

—¿Sierra y Erick? —intento adivinar, tratando inútilmente de liberarme de los brazos de Cristián que me han rodeado en cuanto se dio cuenta de mi intención de levantarme de la cama.

—No creo que sean ellos, ambos tienen la contraseña para que puedan entrar libremente —me responde y entonces escuchamos a la señora Dana gritando que ella irá a revisar quién está en la puerta.

—Cristián, realmente tengo que levantarme, debo ir a la universidad.

—Mejor quédate conmigo, aquí estamos muy bien —me pide atrayendome más hacia él, por lo que terminó acurrucada en su pecho de nuevo.

—Por tentadora que suene esa propuesta también, no puedo, tengo que ir a la universidad y luego al trabajo.

—Y yo tengo que ir a la oficina, pero aún así prefiero quedarme aquí contigo que salir y...

—¡Helena! —el grito proviene desde la puerta y nos sobresalta, por lo que me separo de los brazos de Cristián de inmediato.

—¿Mamá? —pregunto sorprendida sentándome rápidamente y girandome a mirarla entrar en el dormitorio directamente hacia mí. —¿Mamá qué haces aquí?

—Vine a verte, ¿qué clase de pregunta es esa? Y déjame decirte de una vez que estoy muy molesta contigo, no es posible que tenga que enterarme por otras personas de lo que te está sucediendo —ella está recriminadome esto, conforme sube a la cama y sus brazos me envuelven, lo que me permite darme cuenta de que mi padre y mi hermana, también están aquí. Y creo que Cristián también lo nota, porque en su urgencia por salir de la cama termina en el suelo al no poder deshacerse de las sábanas.

Tú eres la razón. (#FixYou2) Where stories live. Discover now