Capítulo 42

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Xavier se había despertado minutos antes, pero no tenía ganas de abrir los ojos ni de, mucho menos, levantarse. Se estaba bien en el suelo a pesar de que su cuerpo se encontrase un poco resentido: el frío que refrescaba su piel le animaba a no moverse de allí en todo el día.

De repente, sintió como alguien se posicionaba encima de él y le daba un beso la mejilla.

Sonriente, atrajo hacia sí a Jordan y le estrechó entre sus brazos. No le importó el calor que desprendía, si por él hubiese sido no le habría soltado.

— Xavier —pudo decir aún estando sofocado por el fuerte abrazo—. Déjame ir, me estás asfixiando.

El otro chico se rió, sin tomarse en serio a su pareja por el tono infantil que había usado, pero al final acabó haciendo más débil el agarre con el que le retenía para que fuese libre de moverse si así lo deseaba.

— ¿Por qué te levantas tan temprano? Duerme un ratito más conmigo.

— Hace rato que me desperté, no podía seguir durmiendo, he estado adelantando cosas —le dio un beso en los labios—. Tienes una toalla limpia en el baño, y puedes usar mi ropa si quieres. Voy a estar preparando el desayuno, baja cuando termines.

Tras unos arrumacos más, Jordan se separó de Xavier y le dejó solo en la habitación.

El pelirrojo decidió levantarse al poco rato para no hacerle esperar.

Una vez en la ducha —ya despejado y con el agua fría haciéndole sentir mucho más fresco— se permitió el lujo de disfrutar un par de minutos de la tranquilidad que suponía saberse lejos de todas sus obligaciones; solo volviendo a pasar tiempo con Jordan, como en los viejos tiempos pero mejor en casi todos los aspectos.

Inmediatamente después de pensar en la felicidad que le proporcionaba estar con Jordan no pudo evitar recordar las circunstancias en las que estaban —que les obligaban a verse en secreto como si fueran dos criminales en vez de una pareja enamorada— y en lo egoísta que él mismo estaba siendo cediendo a sus deseos de dar rienda suelta a sus sentimientos románticos cuando no debería permitirlo.

— ¿Qué estoy haciendo? —se preguntó a sí mismo, presa de un ataque momentáneo de arrepentimiento que no tardó en controlar.

Respiró hondo y pensó lo que siempre se decía para sus adentros cuando los nervios por la inevitabilidad de lo que iba a ocurrir con él en un futuro no muy lejano lo atacaban: «vive el momento».

Dejó que sus preocupaciones se marcharan de su mente con la misma fluidez que la del agua siendo tragada por el desagüe del plato de ducha y se dio prisa en terminar de asearse.

**********

Cuando Xavier llegó a la cocina, Jordan estaba de espaldas a la puerta, profundamente metido en sus pensamientos mientras lavaba un montón de platos; con otros tantos escurriéndose en el fregadero.

Tocó a la puerta para que no se asustara al verle allí de sopetón.

— Buenos días —le saludó el chico de pelo verde con una gran sonrisa para después volver a concentrarse en lo que estaba haciendo—. Espero que no te importe que sea solo un batido de cacao y un par de sándwiches para cada uno —movió la cabeza señalando el desayuno de ambos, que se encontraba encima de una mesita que no era, ni remotamente, tan grande como las que habían en el comedor.

— Gracias, con eso tengo y me sobra, con el calor que hace tampoco me iba a apetecer comer nada más.

Jordan se limitó a asentir, ocupado en restregar una mancha que se negaba a salir.

Querido amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora