[15] AMISTOSO

2.6K 202 182
                                    

—¿QUÉ te parece?—alcé mis cejas mirando directamente los ojos de mamá.

Bajó sus lentes y me miró con una ceja arqueada, no debía entender nada.

   —¿Querés irte hasta el fin de trimestre a la casa de tu amiga sólo para estudiar?

   Bueno, obviamente eso no era totalmente cierto. Necesitaba una semana para irme a Rosario con Manuel, ya tenía el pasaje y aunque viajaríamos en distintos micros íbamos a estar en el mismo hotel.

—Es que en casa apenas puedo estudiar—dije, y no era mentira. Giuliano siempre andaba escuchando música de Duki a todo volúmen—. Y Paloma vive re cerca del colegio, además trabaja hasta la noche así que voy a poder prepararme tranquila—tomé su mano y la besé—. Te juro que es posta, tengo que aprobar los exámenes finales.

  Suspiró y dejó de coser una calza mía que, como siempre, se había roto en la entrepierna.

  —Ojo con estar tratándome de tonta—me advirtió—. Siempre me entero de todo—aseguró—. Acordate de la vez que te quisiste ratear y te encontré en todo moda.

  Qué vergüenza, ese fue el fail más grande mi vida. Fue hace dos años, Lautaro me dijo que no pasaba nada; que nuestros papás no se iban a enterar, y ahí estaba mi mamá justamente donde yo estaba comprando.

  —Era una excursión escolar.

—Sí, seguro—bufó—. Te voy a dejar pero quiero ver que apruebes todo.

  —Obvio, ¡Gracias!—la abracé y se rió.

Una vez que me separé de ella y volvió q la cocina, me la quedé mirando desde la barra mientras se peleaba con el horno, que extrañamente se apagaba solo.

Mi mamá no parecía feliz, o por lo menos no desde que las cosas con mi papá se pusieron tensas a principios del año. Yo siempre los vi como el matrimonio perfecto, habían veces que me incomodaban cuando se daban picos enfrente mío; pero de saber que iban a alejarse tanto hubiera apreciado más esos momentos en los que parecían amarse.

La ausencia de mi papá se hacía notar cada vez más, y no es que nos lleváramos super bien; la verdad es que lo escuché más de una vez susurrándole a mi mamá lo mal que me estaba yendo en cualquier cosa.

Y siendo sincera, era el que más me rompía las bolas en casa, porque si me veía sentaba alegaba que yo era la que menos colaboraba con las tareas en la casa; cuando el resto de mis hermanos no hacían nada.

En lo que mejor nos entendíamos era en el fútbol, si él no me hubiera enseñado desde los cuatro o si no me hubiera anotado nunca a las clases yo nunca me habría enamorado tanto de un deporte. Con él nos pasábamos las tardes jugando en el patio o yendo a canchas de equipos que ni alentábamos sólo para ver la euforia de los hinchas.

Era lo único en lo que podíamos conversar sin discutir. Y por lo menos tenía aunque sea un recuerdo lindo de nosotros dos.

  —¿Qué pasa, Estefi?—me preguntó mi mamá un poco incómoda, porque seguía mirándola como si fuera una extraña.

  —Ay, perdón, me re fui.

  Volví a comer la ensalada que preparó, los días que jugaba era mejor comer liviano. Aunque poco a poco empezaban a irse las náuseas y recuperaba algo de energía.

  —¿Estás segura que vas a ir a jugar?—me preguntó, analizándome desde la cocina con bastante interés.

   —¿Por qué no lo haría?

  Bueno, estaba embarazada, pero tampoco iba a jugar bruto. Nunca me lastimaba jugando, no creía que sería un riesgo.

    —No, por nada—negó con una sonrisa y rascó su nuca. Si algo sabía de ese gesto es que se hacía cuando alguien estaba nervioso, Manuel lo hacía siempre.

tan bien 彡 REPLIKWhere stories live. Discover now