Capítulo 23.

208 24 13
                                    

20 de Abril, Colorado Estados Unidos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


20 de Abril, Colorado Estados Unidos.

Esa noche Jungkook no había podido pegar un ojo, se mantuvo despierto hasta el amanecer pensando demasiado y a la vez nada. No sabía cómo sentirse, los sentimientos lo estaban ahogando pero quería algo, venganza. Le habían quitado lo único bueno que tenía, a su pequeña estrella brillante, dejándolo sólo en la oscuridad. Jungkook fue invadido por la oscuridad, en tan solo minutos su alma fue consumida por el vacío. Estaba loco, completamente demente. Ya había planeado todo.

Así que tomó el teléfono marcando un número telefónico de memoria, esperando a que el jóven pálido de cabellos negros salvajes contestara. Tres pitidos.

—¿Yoongi?

—¿Qué mierda quieres Jungkook? Son las cinco de la mañana. Aún faltan horas para entrar a clase, horas que debería aprovechar para hacer lo más importante, dormir.

—Tuve una idea fantástica Yoongi.

—Genial, te felicito por aprender a usar la cabeza, ahora estoy ocupado. Adiós sigue delirando mocoso.

Jungkook bufó cuando el contrario cortó la llamada pero sin rendirse volvió a marcar ansioso, hasta que el mayor contestó.

—¿Qué?

—Venganza.

—¿Hm?

—Los chicos del club de béisbol. Las porristas burlonas, el maestro que nos llama antisociales, todos los que nos han molestado. ¿No te parece que ya es hora de que sepan con quiénes se metieron?

—...Te escucho.— Jungkook esbozó una pequeña sonrisa y le contó su plan al mayor.

—¿Qué piensas?

Luego de que Jungkook le contara a Yoongi su macabro plan con lujo y detalle, el contrario aceptó gustoso, ambos estaban igual, ya no tenían nada por qué luchar, ni nada que perder.

—Me fascina, paso por tí a las 10:30 prepara los bolsos.

—Está bien, te veo luego.—Entonces cortó la llamada y empezó a buscar lo necesario.

La casa estaba vacía, jamás se acostumbraría a aquello. No escucharlo reír, sus pasos cuando corría buscando a su hermano mayor, la forma en la que lo veía cuando le contaba esos cuentos cada noche, ese brillo en sus ojos que jamás había visto en alguien más. No podía vivir sin aquello, no se lo permitiría.

Si alguien se merecía morir, era él.

Con ese pensamiento cargó ambas armas y las guardó en el gran bolso y simplemente esperó a que Yoongi llegara.

El mayor llegó unas horas después en el auto de su padre, una vieja camioneta.

—Dos minutos tarde Min Yoongi.

—¿Olvidas que soy mayor que tú? Honoríficos, mocoso.

—No voy a decirte "hyung" ya no estamos en Corea.

𝐏 𝐑 𝐄 𝐘 ꗃ  ︳⌗𝐊𝐓.𓂅Where stories live. Discover now