Capítulo 24.

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Taehyung

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Taehyung.

Desperté en mitad de la noche como habitualmente, esta vez fue distinto. La habitación estaba completamente helada, como si fuera una noche de invierno en las que la nieve se colaba por las ventanas y la brisa golpeaba cada rincón. Había empezado a despertar después de fuertes pesadillas en las que me moría constantemente, incluso el dolor se sentía real, siempre de distintas maneras, era dolor y abrir mis ojos en mitad de la noche, de repente estaba solo en esa oscura y fría habitación, pero lo más raro, el dolor seguía ahí al despertar por unos minutos. Gritaba y me retorcía en la cama, lloraba y pedía por una persona, decía siempre el mismo nombre, Jungkook.

Luego de escucharme a mismo volvía a la realidad.

Habían pasado semanas, semanas en las que Jungkook no había aparecido, no había rastro de él. Por alguna extraña razón sentía que lo necesitaba, era algo tan fuerte y yo era incapaz de controlarlo, como si su presencia fuera tan esencial y dejara algo en el aire que con su ausencia se notaba demasiado, el aire era distinto desde que se había ido.

Lo necesitaba, por supuesto que lo necesitaba.

Pero no pediría por él.

Quizás había cambiado, noté que había mucha culpa en él, pero aún era demasiado difícil aceptar su pasado, mucho más su presente en el que no sabía si me mostraba una parte sincera de sí mismo o seguía estando completamente loco y me mataría en cualquier momento, no podía confiar en él, incluso si él también había sido en parte, víctima de una sociedad ignorante, su accionar no tenía justificación alguna.

No me dí cuenta el momento en el que la noche se convirtió en día y la luz abrazaba las habitaciones, el poco sol en el cielo nos brindaba tanto. El día estaba nublado y supe automáticamente que me favorecía para las tomas fotográficas. Me levanté con esa idea en mi cabeza, necesitaba distraerme y tomar un poco de otro aire, quizás así no se sentiría tanto su ausencia.

Me bañé y cambié, el día estaba fresco y eso lo hacía un día aún más excelente, me gustaba ese tipo de clima en el que el sol brillaba pero no con tanta fuerza, interrumpido por las nubes en el cielo que cada tanto le quitaban el protagonismo, mientras que el viento frío golpeaba las zonas descubiertas. Mejillas y narices heladas, quizás luego podría darme un resfrío pero realmente, no me importaba.

Preparé un café caliente, era extraño desayunar sólo todos los días. Desde que había llegado acostumbraba a desayunar con Jungkook. Todo era extraño, todo era distinto.

Y jamás había extrañado tanto a una persona, quizás sí. Pero generalmente extrañamos a personas que sabemos que jamás volverán, con Jungkook el sentimiento era distinto, parecía fortalecerse por el sólo hecho de que si lo llamaba estaría ahí, esa pequeña probabilidad hacía que las personas extrañaran aún más, la probabilidad de volver a tener en tus manos lo que tanto querías y dejaste ir.

Sabía que necesitaba mi tiempo sólo, quizás era suficiente, pero ¿Cómo saberlo?. Le había pedido que se alejara para pensar claramente, pero cuando te enteras de algo así ¿Qué se supone que piensas?. Me había pasado las noches con pesadillas y un dolor que nadie podía contener, cada vez que iba a un lugar distinto de la casa recordaba cuando habíamos estado ahí ¿Qué tanto podía marcarte una persona en tan sólo unas semanas? Entonces lo entendí. El tiempo jamás sería importante, la cantidad de sentimientos que se generaban eran lo importante, una persona podría impactar en la vida de otra en tan solo un día o dos, y desde ese momento volverse fundamental.

La mente dejaba de razonar, se perdía la noción del tiempo, la realidad se distorsionaba y daba paso a las ilusiones, entonces el torpe corazón sabía que era su turno de actuar más que nunca, y hacía lo mejor para una persona enamorada, aferrarse. Lo que el corazón no sabía y la mente sí, era que las personas no eran eternas, podían irse en cualquier momento, y con ellos llevarse cada rastro de ilusión, cada rastro de esperanza.

Estaba harto de perder ¿De eso se trataba el amor?

Levanté la taza de café para beber el último sorbo, pero por desgracia me había perdido tanto en mis pensamientos que no me había percatado de que el café se había acabado, así que simplemente lavé la taza y busqué mi abrigo, me dirigí a la entrada con ansias, llevaba la cámara en la mochila, estaba listo para hacer una de las cosas que más me apasionaba.

Cuando abrí la puerta me quedé unos segundos con los ojos cerrados, dejando que el viento fresco golpeara suavemente mis mejillas, inhalando ese aire que tanto necesitaba.

Pero cuando dí un paso, toda aquella emoción desapareció, dejando lugar a un miedo que crecía con cada segundo.

Retrocedía, al otro extremo de la habitación. Cómo si estuviera aferrado a aquellas paredes. Corrí intentando pasar por aquella puerta pero volvía, cada vez que lo intentaba.

Lo intenté, una y otra vez y empecé a desesperarme.

De repente me faltaba el aire, sentí una ola de negatividad invadiendome y dejé de intentar, me quedé helado junto a la puerta que se había cerrado completamente sola pero no le dí tanta importancia, me sumergí en el peor de los mundos. El mundo dentro de mi cabeza. No me había dado cuenta en qué momento pero había empezado a llorar, podía sentir la impotencia, el dolor en el pecho. Siempre había odiado el sentimiento de ser atrapado, por eso me había mudado. Quería ser libre, a mi manera, pero quería serlo. Quería sentir que nada ni nadie podría pararme, si de un día para el otro simplemente quería salir a tomar un café y tomar fotografías lo haría, quería sentir que no había límites para lo que me apasionaba, lamentablemente el sentimiento duró poco.

Me abracé a mí mismo de rodillas, en aquel rincón, preguntándome ¿Por qué? ¿Qué pasaba conmigo? ¿Qué pasaba con esa casa? Sentí que jamás sería feliz, quizás simplemente no lo merecía y el destino siempre encontraba una manera de evitarlo. Toqué mis mejillas y fruncí el ceño, realmente estaba llorando. Lo cual era completamente extraño para mí, no había llorado hace muchísimo tiempo ¿Qué había cambiado? No pude evitar llorar más, recordando todo aquello que alguna vez me había hecho felíz, sentí aquella soledad y oscuridad atrapandome una vez más, arrastrandome a la profundidad a la fuerza.

Fue entonces, en medio de ese caos mental en el que me dejaba llevar por aquella oscuridad y cerraba mis ojos sintiendo que ya nada valía la pena, cuando sentí una mano sobre mi hombro, como si de alguna forma lograra sujetar todo aquello que se caía a mi alrededor con ese leve y simple toque. Sabía de quién se trataba, sabía que lo necesitaba y más que nunca.

Así que abrí mis ojos y ahí estaba él, tan brillante como siempre, con aquel bonito rostro con facciones perfectas y esos oscuros ojos pero que cuando los veías de cerca brillaban.

Se arrodilló junto a mí y no pude contenerme, así que él lo hizo.

Ese día supe que no podía dejar ir a una persona tan especial, a ese chico que me abrazaba y dejaba que llore en su pecho mientras acariciaba mi cabello y me cantaba suave al oído para que me tranquilizara.

Me había dejado caer por completo, pero sabía que él estaría ahí, conteniendome cada vez que cayera.

Y yo estaría ahí para él.

Y yo estaría ahí para él

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𝐏 𝐑 𝐄 𝐘 ꗃ  ︳⌗𝐊𝐓.𓂅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora