La cena 2 ~ Claumilia/Lechu

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Nadie dijo nada cuando León fue a buscar la pizza, y nadie dijo nada cuando la dejó en la mesa. Todos estaban sentados, callados, y sin saber qué decir.

—Maldita sea, tengo que ir al baño— exclamó Machu enfadada. No quería pararse de la mesa y perderse el final de la discusión, pero aguantarse las ganas de orinar era casi imposible cuando se estaba embarazada—. Volveré en tres segundos— se puso de pie y se fue lo más rápido que pudo.

Emilia y Martina se miraban fijamente. Ambas claramente enfadadas entre sí.

León supuso que aquello era un asunto de madre e hija, así que fingió una tos y habló.
—Claudio, ¿Me acompañas a buscar algo a la cocina?

—¿Qué cosa?

—Unas... servilletas.

—Acá hay servilletas.

—No, es que estas son más grandes y mejores.

—¿Y no podes traerlas vos solo? Digo, son servilletas, no creo que sean muy pesadas.

—¡Solo ven!— exclamó León.

Entonces Claudio, a regañadientes, obedeció.
—¡Uy, bueno!

Ambos salieron y dejaron, por fin, a Emilia y Martina solas.

Una de las dos debía romper el hielo, y como ella era la madre, habló.
—No quiero pelear contigo, Martina.

—¿Neta? Porque parece todo lo contrario. ¿Cómo se te ocurre exponerme de esa forma, mamá? En frente de tus amigos, de mi papá, ¿Qué van a pensar de mí ahora?

—Ellos no te van a juzgar, ¿Okay? No son así. Te quieren y jamás harían algo que te hiciese daño.

—Tú eres mi mamá y aún así me hiciste daño. No entiendes, ese tema era importante para mí.

—¿De qué hablas?

—¡Fue mi primera vez!— soltó la chica— Tú me conoces y sabes que jamás me interesó nada que tuviese que ver con ese tema, pero desde que conocí a Diego cambió todo. Sé que debí tener más cuidado y... no sé... esconderlo bajo mi cama o algo, pero ya está. Soy adolescente, los adolescentes cometemos errores. ¿O es que acaso tú nunca cometiste errores?

Emilia se quedó muda, con miles de recuerdos brotando por su mente. Todas las estupideces que hizo por Claudio, todos esos errores que cometió en la universidad.

—Mamá— volvió a hablar Martina—, perdóname, ¿Okay? Te prometo que la próxima vez seré más... cuidadosa.

—Mi amor...— dijo Emilia— yo soy la que tiene que pedirte perdón. Esto que te hice fue un castigo muy feo, digo, ni siquiera tu abuela me castigaba así.

—Bueno, siempre he creído que eres muy creativa, mamá— dijo la menor, divertida.

—Tienes razón— expresó Emilia y ambas rieron.

—Entonces... ¿Estamos bien?

—Estamos muy bien, mi niña.

—Uh, casi lo olvido— habló Martina—. ¿Qué le decimos a papá?

Emilia le guiñó.
—Tu tío León se encargará— dijo.

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—Y bueno, ¿Dónde están las famosas servilletas?— preguntó el argentino una vez que ambos estuvieron en la cocina.

—Eres pésimo para distinguir inderectas— reprochó León.

—¿Por qué lo decís?

—¡No hay servilletas, Claudio! Solo buscaba una excusa para dejar a Emilia y Martina solas.

—Ah, eso. Pues pudiste haber inventado una mejor excusa.

—No importa, la cosa es que logramos salir. Pero ahora no sé cuánto tiempo haya que esperar hasta volver a entrar.

Claudio afirmó su espalda contra la pared y León notó que tenía el ceño fruncido y una mirada preocupada.

—¿En qué piensas?— le preguntó.

—En lo que dijo Emilia, ¿Vos pensás que debería ir a hablar con el chico ese?

—Pues... no lo sé. Depende de qué quieras decirle o...

—Quiero matarlo a tiros, pero Martina me odiaría si lo hago.

—Mira, tienes que entenderlos— dijo León tomando el hombro de su amigo—. Son adolescentes, y aveces los adolescentes se dejan llevar por las hormonas más que por la razón. Tú lo sabes muy bien.

—Tenés razón. Pero es difícil. Digo, yo adoro a Martina, y el hecho de que cualquier idiota pueda llegar de la nada y hacerla sufrir me rompe el corazón, ¿Entendés?

—Es parte de crecer, Claudio. Hay cosas de las que simplemente no la puedes proteger. Pero el que estés a su lado cuando le hagan daño, es más que suficiente.

—Gracias. Vas a ser un gran padre, León.

En ese momento, Machu entró a la cocina.
—Dios, ¿Me tardé mucho? ¿Qué hacen aquí?— preguntó.

Ambos chicos se miraron.

—Vinimos a buscar servilletas.

—Vinimos a buscar servilletas

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Hola, volví.

¿Qué les pareció el one shot? Mi parte favorita es la de León y Claudio, literal lloraba de risa mientras lo escribía jajaj.

Bueno, no sé si esto se pueda tomar como la segunda parte de "Consejo de Madre", pero imaginemos que sí.

Así que nada, nos leemos luego y les mando un beso.

Se despide, Tamara.

Claumilia & Lechu ~ One Shots.Where stories live. Discover now