3.

932 100 7
                                    

En la oscuridad de su habitación, la frente se encontraba perlada de sudor porque tomar una siesta había sonado tentadora y atractiva hacía apenas unas horas atrás, sin embargo no contaba con que de nuevo sus sueños volverían a convertirse en pesadillas y el único sonido que se escuchaba era la de su propia respiración acelerada,  la falta de aire lo hizo estremecer antes de despertarse de golpe, sus pulmones ardían como si la verdadera pesadilla estuviera pasando de nuevo.

Su pasado parecía empeñado en recordarle constantemente la vida que una vez pensó que sería la mejor. Pobre niño tonto.

El resto de la tarde su estado de ánimo no mejoro en absoluto, la risa de Jisung  seguía torturándolo, recordando con lujo de detalle las mejillas regordetas que se formaban cada vez que sonreía , provocando que todo su rostro se iluminara completamente. Aunque en el fondo sabía que había algo en esa sonrisa llena de dolor, como si ocultara más de lo que mostraba ser.

Su enojo volvió a elevarse por los cielos recordando a Seo ChangBin, no porque él tuviera algo malo,ChangBin no parecía ser de ese tipo de chicos, sino más bien era el hecho que él había sido el causante de esa sonrisa, las palmas de las manos comenzaron a picar de nuevo, ni siquiera se había dado cuenta que estaban echas puño, supuso que no había sacado por completo las astillas que se clavaron contra sus manos después de casi romper el pupitre al ver la cercanía de esos dos, quienes respiraban el mismo aire a tan solo unos centímetros del otro.

No fue hasta que de nuevo sus miradas se encontraron por una fracción de segundos que fue  lentamente relajándose, logrando así soltar el pupitre, como si tuviera ese poder sobre él de hacerlo olvidar todo a su alrededor.

Cualquier signo de enojo, Jisung con solo lanzarle esa mirada inexpresiva logro que Lee Minho se relajara. Y ahora estando solo en su pequeño hogar eso hizo que sus niveles de molestia se elevaran por los cielos.

No le gustaba esa sensación que ese chico lograba tener sobre él.

Como dijo, no volvió a buscarlo de nuevo, mantuvo su palabra el más tiempo posible.

Pero después de largas noches en su cálido y cómodo hogar, su motocicleta rugió cuando pisó el acelerador, su NCR M16 estaba ansiosa por salir de nuevo a las calles de noche y ser usada como se debía. El viento golpeaba su rostro con fuerza, sus ojos de nuevo se encontraban llorosos, incluso su nariz se había tornado roja debido al frio clima que atormentaba Seúl, no sabía su rumbo con exactitud, pero cuando se dio cuenta no supo si pasaron horas, minutos o solo unos cuantos segundos.

Pero jamás se detuvo.

Minho realmente no lo sabía, pero cuando volvió a la realidad, su vista se poso en unas luces que anunciaban que se encontraba en el restaurante de la familia Han. Se estremeció de tan solo pensar en aquel chico de nuevo. Jisung. Se empeño tanto en olvidar su presencia que olvidó lo que sentía estar cerca de esa calidez familiar.

Las calles se encontraban extrañamente solitarias y el restaurante estaba anormalmente vacio, sin embargo ellos seguían moviéndose de un lado a otro sin percatarse de nada fuera de su cálida atmósfera y fue fácil barrer con la mirada el lugar buscando a alguien específico, pero... No tuvo éxito.

Sus miradas no se habían vuelto a encontrar desde aquel momento de agallas que tuvo Jisung, donde su fragancia había perforado sus fosas nasales sin previo aviso, torturándolo en sus noches solitarias y oscuras, donde sus pensamientos lo atormentaban sin tener piedad de él. Han Jisung logró meterse en sus pensamientos, en su vida y por debajo de su piel.

Un pequeño bulto que apenas se notaba por unas pesadas cajas de deshechos llamo su atención, pues las piernas se movían con paso vacilante hacía un callejón, el instinto sobreprotector le gano y se encamino con paso decidido hacía aquel lugar oscuro, un pequeño quejido lo hizo detenerse en seco. No necesitaba tener más luz para saber que su rostro no había mejorado en absoluto desde la última vez que poso su vista en él.

Un tomate en estado de descomposición rodo hasta quedar frente a sus pies, el pobre chico gateo hasta quedar frente a él y una poderosa masculinidad lo invadió por completo, verlo en ese estado indefenso y sus ojos mostrando una ternura inexplicable hizo querer mantenerlo a salvo a todo momento, ni siquiera él entendía porque sentía esa maldita necesidad sobre Jisung. Sin embargo, el saber que estaba a tan solo unos pocos metros de él, su cuerpo lo traiciono manteniéndolo fijo en el mismo lugar.

Sus ojos se encontraron en segundos, como pequeños imanes, de nuevo teniendo esa sensación donde todo parecía desaparecer cuando ambos estaban cerca. Una sonrisa comenzó a vacilar entre los labios de Minho, la cual no se molestó en ocultar y el pequeño rostro de Jisung se contrajo en molestia.

Las orejas del chico se pusieron extrañamente rojas y Minho se preguntó que estaría pasando por la cabeza del chico.

―¡¿QUÉ ES LO QUE ESTÁS HACIENDO AQUÍ?!.

Su voz sonó tan nerviosa que provoco que su sonrisa se extendiera aún más.

―Nada, veía como te arrastrabas en el suelo porque según tu no tengo nada más que hacer.
―Pensé dejarte en claro que dejaras de acosarme

Minho en cambio, se inclinó hasta recoger el tomate que se encontraba en mal estado, el olor a podrido inundo sus fosas nasales y una cara de asco se plasmó en su rostro, pero aun así lo hizo girar como si fuera una pelota de béisbol, finalmente decidió posar de nuevo su vista en el chico que había retrocedido como por instinto.

Se sintió furioso por el simple hecho de que pensara que se lo lanzaría o algo peor, ¿Por qué más se hubiera alejado de él de esa manera?, estampo el tomate contra la palma de Jisung y resoplo.

―No eres el centro del universo niño tonto, de querer lastimarte ya lo habría hecho.
―Entonces deberías de dejar de aparecerte cerca de él.

Seo ChangBin hizo una entrada épica de película, el amigo de Jisung se encontraba cruzado de brazos cerca de la puerta de empleados, se notaba despreocupado, pero sus ojos lo estaban estudiando con mucha determinación, por primera vez Minho se sintió indefenso, no era fanático en que alguien lo estudiara de esa manera. Tan personal, como si pudiera ver a través de él, todos sus secretos, todas sus mentiras, toda su vida.

No se había percatado que sus dedos aun rodeaban la muñeca de Jisung, pero ninguno de los dos parecía querer romper ese pequeño momento de cercanía y tacto entre ambos y en definitiva él no sería el primero en romperlo porque la piel se sentía cálida contra su mano fría y áspera.

―Está bien ChangBin Hyung, no te preocupes puedo con esto solo.

ChangBin era realmente inteligente, él primero veía y analizaba cualquier situación y trataría de entenderla sin importar que o cuanto le llevara. Solía poseer un rápido ingenio que a veces llegaba a ser algo espeluznante pero nunca fallaba.

No podía decir que pasaba por su mente en esos momentos, pero tardo más de lo necesario en darse la vuelta y volver a su puesto.

Los dedos de Minho seguían rodeando su muñeca, su piel se sentía fría y lograba que se estremeciera como si fuera un niño pequeño asustado. Tenia miedo de tocarlo, tenia miedo de acercarse más de lo necesario a él, había un sentimiento nuevo que estaba naciendo en Jisung, no entendía que era, pero no le gustaba la sensación que Minho le provocaba, porque era nueva e incluso algo refrescante.

Honey.-MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora