16.

423 70 12
                                    

Comprendía perfectamente que ese chico se tatuó en cada célula de su piel de tal manera que terminaba aclarando su mente en vez de volverla turbia, no encontró jamás las palabras para definir lo que era el amor pero en ese momento que estaba viviéndolo suponía que era una cosa maravillosa. Se tiro en el sofá con cuidado debido a que estaba en casa ajena y echo un vistazo por todos los pequeños lugares que podría alcanzar su mirada notando que incluso a pesar de ser dos varones los que residían en ese departamento estaba más pulcro que su hogar.

―Acá tienes. ―la voz fue algo lejana pero lo alcanzo antes de seguir sumido en sus pensamientos. Tomo el vaso con agua que le ofreció el castaño y terminaron viéndose ambos fijamente cuando tomo asiento a menos de diez centímetros de su costado.

―Gracias. ¿Y? ¿Estamos solos?

Por más que intentó, la voz de Jisung salió trémula como si aquello fuera un gran pecado, supo inmediatamente que hacen las parejas cuando se encuentran juntas en una casa, incluso sabe por los libros románticos que significa "ver películas" cuando un chico lo dice, es discreto pero no ingenuo, incluso parece saber más de la vida que el propio Lee Minho quien vivió la suya al límite del riesgo pero siguió siendo un niño que nació en cuna de oro. El silencio prevaleció solo un poco más antes de que el castaño dejara de enviar el mensaje y pusiera el celular en la mesa.

―Mmm... ―los gestos que caracterizaban a ese hombre eran para Jisung perfectos, sus pestañas que ventilaban sus ojos y esas perlas que portaba en su boca eran lo que más le gustaba ver.― No veo a nadie más, ¿o sí?

Jisung se tragó el aire por los mismos motivos que no lo soltó, pena.

Estaban solos.

Dos chicos enamorados completamente solos. Jisung se armo de valor antes de apretar la quijada y dejar solo dos líneas delgadas como ojos.

―¿Has planeado algo indebido Lee Minho?

Al mencionado se le escapo una carcajada divertida al ver las orejas encendidas de aquel chico con un par de moretes cubiertos por el maquillaje fino, sonrió aun más amplio cuando hinchó sus mejillas y renegó.

―¿Planear algo indebido? ¡Jamás pensé en eso! Wow... ―alzo brazos sorprendido por aquella injusta acusación, que no tenía ni una pizca de razón, fue la oportunidad perfecta para Minho en hacer un par de bromas que seguro harían enrojecer a aquel castaño― a menos que tú ya estés imaginando algo más de lo normal. ―arqueo su ceja fue acortando la distancia que existía entre ambos pero para ese momento Jisung estaba quieto viéndolo fijamente. Le gustaba cuando sus labios se encontraban sellados porque su boca se curvaba ligeramente y asimilaba hacer pucheros.― ¿Imaginaste que podríamos estar besándonos cierto? ―cada vez se inclinaba más hasta que logro que el chico de edad menor terminara golpeando su cabeza contra el respaldo― ¿qué mis manos van más al sur que al norte? ―la voz ronca de Minho hizo que las piernas le flequearan al menor y con sus orejas rojizas diera un pequeño empujón al joven que estaba más cerca de lo usual.

Pero no fue lo suficientemente fuerte porque el castaño continuo tan cerca de él mojando sus labios, viendo sus ojos, recorriendo cada detalle de su rostro. Demonios le gustaba tanto Han que no podía incluso dejar de mirarlo cuando lo había hecho miles de veces, siempre mostrando una mirada diferente, algun gesto que jamas vio. Y ahora no era la excepción, normalmente lo intimidaba pero no de forma sexual.

Trago gordo cuando vio que el mayor estaba corriendo sus manos por su abdomen, sus dedos propiciaban descargas eléctricas y la respiración se le agitaba, no pudo contener la ansiedad que estaba sintiendo pero si su cuerpo comenzaba a desobedecer a su mente quien se aferraba a la idea de que eso no era propio de un chico. Demonios.

Se perdió en el calor que lo adueñaba hasta que un pellizco le saco de su placer (que le propicio igual su mente) y Minho termino apretando sus mejillas de forma que su entrecejo se frunció.

―Eres tan adorable cuando te intimidas, pareces un pequeño cachorrito. ―el mayor se atrevió a robar un beso al menor quien enfureció quizá más por la burla de Minho.

―Eres un estúpido, Lee.

Termino zafándose de aquel cuerpo delgaducho pero que le gustaba para terminar sentado en el sillón para una persona acomodándose la camiseta que llevaba e intentando quitar lo rojo que estaba de la vergüenza, en veces no entendía como era que pudo caer en amor de aquel chico que era lo contrario a él y en veces lo hacía aborrecerlo.

―El estúpido que te gusta. ―un guiño basto para alborotar la testosterona que existió en Jisung. No lo negó como alguna vez llego a hacerlo disfruto de la calidez que le daba aquel chico y que lleno de sus palabras como si las tuviera que guardar porque serían las últimas.

―No estés tan seguro.

―Sigues siendo tan obstinado.

―¿Y qué haremos? ―agito sus brazos Jisung desesperado por saber que era lo que tramaba aquel pálido chico.

―Déjate llevar por el momento, Jisung... nos conoceremos mejor.

La cena estuvo llena de miradas tiernas entre ambos e insinuaciones constantes por parte de Minho obteniendo un Han demasiado avergonzado por ellas, conocieron un poco más del otro pero ambos se topaban con pared, los dos tan misteriosos que algunos cabos quedaron sin ser atados. El reloj marco la una de la madrugada y un histérico morocho apareció camino a la puerta.

―Es demasiado tarde para que te vayas.
―Y es demasiado tarde para que me quede.

Siempre supo que Minho era persistente y él no podía dejar de ser tan terco, si decían blanco diría negro, todo el tiempo tendría algo que refutar incluso cuando no podía más pero sus argumentos dejaban callados a todos.

―No vive nadie más que yo...

―¿Y Felix?

Cuando creyó la batalla ganada (incluso la sonrisa burlesca que mostro) fueron abatidas por una grandiosa respuesta del desinteresado Minho.

―¡Él aviso que esta noche pasaría la noche con ChangBin! ¡No tienes más pretextos no permitiré que vuelvas a casa a estas horas y menos sin un medio de transporte seguro!.

Intento negarse a semejante orden pero los ojos avellana y la sonrisa petulante de Minho lo tenían de cabeza, amaba cuando le daba ordenes y apenas se daba cuenta, le causaba un revoltijo cuando tensaba la mandíbula peor aun lo ponía a sus pies cuando ladeaba su cabeza mostrando aquel cuello largo blanquecino.

¡Duerme conmigo, Han Jisung!.

Honey.-MINSUNGWhere stories live. Discover now