• Capítulo 12 •

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"¡Por Dios, Ragnar! Tú la conoces mejor que yo, ¿Crees que mis palabras hubiesen funcionado de algo? "

Si el rostro de una persona con el corazón roto pudiese reflejarse, ese era la imagen que Lagertha llevaba con ella

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Si el rostro de una persona con el corazón roto pudiese reflejarse, ese era la imagen que Lagertha llevaba con ella.
El hombre de su vida, su gran amor, su compañero la había engañado, y como consecuencia, un niño estaba a punto de nacer. Si bien sería un Ragnarsson, su progenitora no era Lagertha, y eso, la llenaba de dolor.

Con paciencia y cuidado, Lagertha y Elizabeth empacaban ropas, pieles y algunos tesoros para el viaje.
Elizabeth se mantenía con su labio inferior apretado con fuerza con sus dientes mientras terminaba de doblar delicadamente uno de los vestidos de su ama, cuando ésta posó su mano sobre la de la muchacha. La esclava elevó su vista, encontrándose con los ojos de Lagertha igual de colmados de lágrimas como los de ella.

— No debes llorar, Elizabeth. Ya hemos hablado de esto — habló con calma la escudera.

— No quiero que te vayas — suplicó con poca voz Elizabeth. Habían creado un lazo de amistad tan fuerte, que a la esclava le costaba entender el abandono de Lagertha — Éste es tu hogar, Lagertha...

— Lo sé mejor que nadie, créeme. Pero no es momento para lamentarse ahora, Liz — oír su apodo la obligó a sonreír con dejos de tristeza. Lagertha se había acostumbrado a llamarla así, imitando la forma cariñosa que su fallecida hija usaba — Tú eres fuerte, recuerda eso.

Elizabeth negó con su cabeza y volvió a bajar su vista, tratando de evitar que Lagertha viera sus lágrimas — No podré hacerlo. Tú me has enseñado todo, Lagertha. ¿Cómo se supone que seguiré fuerte si siquiera sé si te volveré a ver?

La rubia ubicó su mano en el mentón de Elizabeth, provocando que ésta eleve su mirada — Yo sé muy bien que nos volveremos a ver, amiga mía.

Ambas mantuvieron silencio mientras terminaban de empacar las cosas. Una vez fuera, Lagertha se armó de valor, y finalmente, se acercó a su hijo Bjorn para preguntarle eso que tanto temía oír. El niño debía elegir si se iría con ella, o simplemente, se quedaría junto a su padre y su nuevo hermano.

— Debes decidir, Bjorn.

El niño bajó la mirada, y después de unos instantes analizando las palabras de los amigos de Ragnar, contestó — Me quedo con padre.

A Lagertha oír esa decisión la había aniquilado. En su interior, sabía que él elegiría quedarse con su padre, pero un dejo de esperanza aún latía en ella. Besó su coronilla y se posó frente a Elizabeth.

— Quiero ir contigo — suplicó la joven una vez más, con sus ojos llenos de lágrimas.

— Necesito que te quedes junto a Bjorn, Liz — ambas se fundieron en un abrazo que poco a poco parecía unirlas aún más. Moviendo a penas su cabeza hacia su oído, Lagertha murmuró — No confío en que mi hijo se quede con la mujer que traerá otro Ragnarsson al mundo.

Más allá del destino • [ Vikings] •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora