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No se parecían en absoluto físicamente y, sin embargo, William no podía sacarse de la cabeza desde hace una semana que Leonardo y ese hombre eran el mismo. Wei Ying y él no tenían ninguna característica física en común, así que ¿quién podía asegurar que Leonardo no era la reencarnación de Lan Zhan? De ser así, ¿Leonardo recordaba su vida pasada? ¿Y si no lo hacía? ¿Qué iba hacer, saludarlo y después decir "Soy Wei Ying, tu marido de una vida pasada que no recuerdas"? Leonardo seguro lo golpearía; Dios, incluso él se golpearía a sí mismo por soltar una cosa tan absurda.

Pero había algo que le preocupaba más que una golpiza y la furia del frío adolescente: ¿y si nunca podía recordar y, por lo tanto, nunca llegaba a enamorarse de él? Podía lograr que Leonardo deje de estar enojado con él, pero ¿ganarse su afecto? William no tenía mucha confianza. Leonardo era una persona estricta y un hombre, él no tenía idea de cómo abordar el problema.

William tenía un plan; bueno, era lo más parecido a un plan. Observó a Leonardo cuidadosamente durante siete días. La personalidad, sus pocas expresiones, su forma de hablar e incluso sus gustos eran iguales a él. Pero eso no quería decir que fuera Lan Zhan, bien podía ser sólo una coincidencia; después de todo sólo pudo observarlo durante un corto periodo de tiempo. No podías conocer bien a una persona en sólo unos días, además, una vez más, el hecho inminente de que Wei Ying era tan diferente de él le recordó que no debía fiarse de estas similitudes.

Por ejemplo, hace tres días se encontraron con un perro. Wei Ying tenía fobia a los canes, pero William no. El perro no dejó de ladrar hasta que Leonardo lo miró y el perro se calló mientras se sentaba obedientemente en el suelo. William tuvo una sensación déjà vu ahí mismo. Era claro que experimentó muchas veces este tipo de escena antes.

Él suspiró. Quizá la forma más rápida de que acabar con este mar de dudas era preguntar directamente, ya después lidiaría con las consecuencias. Hoy era un buen día para hacerlo como cualquier otro, el receso estaba a punto de comenzar y podía arrastrar a Leonardo antes de que se arrepintiera.

William sintió una mirada encima y volteó la cabeza hacia la puerta. Leonardo estaba parado con su mochila en el hombro. ¿Se iría temprano y vino a despedirse? William sonrió. Se levantó del pupitre y corrió a colocar su brazo alrededor de los hombros de Leonardo.

—Leonardito, ¿te vas? Me sentiré muy solo en el receso entonces. —William se rio—. Ah, ¡cierto! Puedo comer con Naim, me gusta la comida que le preparan en su casa.

William continuaba riéndose mientras Leonardo lo arrastraba a la cafetería. La gente lo miraba raro, pero no lo importó, estaba más interesado en saber lo que planeaba hacer su compañero. Leonardo abrió su mochila y sacó dos cajas de almuerzo. William se sorprendió y dejó de reírse. El adolescente las destapó y las colocó en la mesa; el olor le hizo agua la boca.

—Come —dijo Leonardo.

Tomó la caja que fue colocada enfrente de él. En el momento que la comida llegó a su boca, sintió ganas de escupirla. ¡Era muy picante! ¿Cuánto chile le puso? ¿Toda una botella grande? William se obligó a mascarlo y sonreír, sus ojos lagrimeaban. Se sentía la persona más desafortunada del mundo, el tipo más estricto de la preparatoria le preparó un almuerzo y ni siquiera podía disfrutarlo porque estaba demasiado picante. A él no le gustaba el picante, ¿Leonardo no lo sabía o esta era su venganza por todas aquellas veces que lo molestó?

—¿Quieres agua? —Leonardo le pasó una botella.

William bebió agua como si no hubiera un mañana.

—¿No... te gusta el picante?

William le prestó atención. Era casi imperceptible, pero el rostro de Leonardo parecía confundido. Esta era su oportunidad. Era ahora o nunca.

—¿Por qué asumiste que me gustaba el chile? —Él chico no respondió, así que continuó: — Leonardo..., ¿te suena el nombre de Wei Ying?

William tragó saliva. No podía ver nada en el rostro de Leonardo que lo delatara. ¿De verdad se equivocó? La tensión en su cuerpo llegó al límite cuando la mirada de Leonardo se volvió más intensa. Él quería maldecir, este tipo de situación no era buena para el corazón de nadie.

—Sí, ¿por qué? —respondió Leonardo. Sus ojos se mantuvieron fijos en él.

Abrió la boca, pero no salió ni un sonido. Siendo sinceros, William no esperaba este desarrollo de los acontecimientos. No sabía qué decir ni cómo explicarlo. Se preparó mentalmente para una respuesta negativa, no para una afirmativa. No creyó que su acción impulsiva llegaría tan lejos.

"Estoy tan muerto, ¿qué hago?", pensó William.

—Wei Ying es... Wei Ying, no importa que cara tenga. Incluso si ya no le gustan las mismas cosas o si su nombre es otro.

Los hombros de William se relajaron. Esta era la primera vez que oía a Leonardo hablar más allá de frases cortas. Una vez más, no sabía qué responder. ¿Todo lo que dijo contaba como una declaración de amor? ¿Por qué si quiera está pensando en un romance tan pronto?

Wei Ying amó a Lan Zhan por el resto de su vida, esos sentimientos estaban grabados en su alma, en su cuerpo y su mente. Desde el inicio William nunca tuvo opción de resistirse a los sentimientos de Wei Ying, los sueños se lo recordaban. Sólo tenía que seguir la corriente y nada más.

William no se levantó de su lugar, aunque la campana de la escuela sonó. Ni siquiera lo hizo cuando Leonardo se fue. Estaba demasiado consternado. Sólo vio a la solitaria figura de Leonardo caminar tranquilamente hacia su salón. Por un momento le pareció vislumbrar la imagen de un hombre vestido de blanco superpuesta a la del adolescente. Fue un segundo, pero fue suficiente para que su corazón se agitara.    

En las profundidades de las nubesWhere stories live. Discover now