E P Í L O G O

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"El problema de la belleza es que está escondida profundo y rodeada por hombres que no quieren mancharse las manos" –Jessica Katoff


Nikki miraba a su alrededor como si nunca hubiese estado en Queens. El aeropuerto F. Kennedy le parecía de lo más extraño, sobre todo mientras arrastraba esa pequeña maleta por el suelo de baldosas blancas y grises. En principio, su hermano había llegado antes que ella, por lo que podría ver a sus chicos favoritos –A parte de su novio y su cuñado- a la vez. La madre de Hannah había sido la otra conductora designada para recoger a Avery, los chicos y a Hannah para llevarlos a Manhattan.

Ella se sentía con ganas de ver a su amiga, aunque hiciesen video llamadas cada dos semanas todos juntos y hablasen muchísimo, no la veía desde que el octubre pasado fueron a pasar Halloween en Chicago. Se lo pasaron genial pero por culpa de esa resaca tuvieron que conducir de noche vuelta a Madison, pues nadie era capaz de mantener ambos ojos abiertos a la vez.

Salió de su ensoñación cuando escuchó un golpe seco de una maleta cayendo. Se giró para ver de dónde provenía el sonido y vio como Avery saltaba para intentar agarrar el teléfono que su novio le había quitado.

-¡Dámelo, maldito perdedor! ¡Acepta tu derrota! –Exclamaba ella mientras algunas personas se giraban a mirarla algo raro. ¿Qué hacía una chica de diecinueve teniendo una rabieta?

-¿Qué demonios le ha pasado ahora? –Le preguntó Nikki a Will, pues durante todo el vuelo también estuvieron peleando por un maldito juego al que estuvieron jugando para entretenerse mientras ellos veían friends.

-Creo que él le eliminó a un jugador o algo.

-¿No era un juego sobre billar? –Se extrañó.

-Ese era su juego de hace hora y media.

Puso los ojos en blanco y se dispuso a regañar a ambos cuando una cabellera rubia saltó sobre la espalda de su novio, desestabilizándolo por completo y haciendo que, al bajar su brazo para estabilizarse, Avery pudiese alcanzar su teléfono y finalmente alejarse.

Todos sonrieron al reconocer a esa chica.

-¡No ataques a mi chica, Miller! –Exclamó Hannah. Weasly rió y dio unas cuantas vueltas suaves para desestabilizar a la muchacha.

Cuando salieron de Nueva York, Weasly era un chico bastante delgado y con relativamente poca masa muscular. Sin embargo, tras tantos entrenamientos y días obligatorios en el gimnasio, muchas camisetas habían sido rotas por su espalda. También había avanzado bastante con su ansiedad social, haciendo que finalmente pudiese mantener algunas conversaciones cordiales con casi cualquier persona. Aunque unicamente dejaba salir su lado alocado y divertido con sus amigos y con Nikki su lado más pasional.

-Hannah, ¿sabes que tenías permitido quitarte el maquillaje de Halloween?

Avery y Nikki hicieron coros, provocando a Hannah a que fuese contra él. Ella se bajó de la espalda del chico y fue hacia ellas.

-Si no fuese porque estoy demasiado feliz de volver a ver a mis amigas, lo más probable es que te hubiese matado.

Abrazó a cada una muy fuerte. Entre ellas se susurraron sus respectivos "te he extrañado". Era realmente agradable volver a ser los cinco fantásticos. Nikki realmente esperaba poder volver a vivir juntos y cerca alguna vez.

Caminaron por el aeropuerto hacia la salida enfrascados en una conversación acerca de la escala de Toy Story y la rueda de un avión normal. Sin embargo su conversación fue sofocada por gritos de Henry y la madre de Hannah, quienes gritaban al verles y corrieron a abrazarlos, dejando a Cody y a Robert detrás.

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