№12

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La risa de parte de Jeongin lo hizo removerse en la cama. Parpadeo varias veces intentando encontrar lo gracioso en la situación. Según él, había escogido cuidadosamente sus palabras.

—¿Crees que soy tonto, Seungmin? —la voz rasposa del menor retumbo en las paredes. —¿Tú también lo crees? —balbuceó sin izar la mirada.

Seungmin quiso decir algo que lo hiciera sentir mejor, pero un sollozo pesado lo detuvo de hacer cualquier comentario.

—Hace tiempo lo sentía extraño. Quería creerme la escusa de que estaba ocupado, ya qué, ¿por qué otra razón me ignoraría?

El pelirrojo sintió que en cualquier momento su amigo se quebraría. Por lo qué lo acercó un poco más a él y lo envolvió en sus brazos sin vacilar, dejándole desahogarse en su hombro.

—Hyunjin no usa perfume, ¿sabes? —añadió un poco más calmado jugando con la suave tela del sueter ajeno.

Seungmin mordió sus labios, dispuesto a escuchar sus penas y dejarlo desahogarse sin decir comentario alguno. Porqué no sabía que decir, sólo podía ofrecer su hombro como consuelo.

Jeongin cerró lentamente sus ojos, dejándo a los temblores tomar el control de su cuerpo. Hubieron tantas cosas que quiso soltar. Pero nada salió.

Quería eliminar su aflicción pero no lo hizo. Sólo atinó a repasar en su cabeza todo lo que había pasado esas semanas, cómo si el pelirrojo pudiera oir sus pensamientos.

Aún si él sospechaba el engaño, seguían viéndose. Antes sus ojos, Hyunjin siempre acudía luminoso a cada cita; y él harapiento, a rastras de si mismo para salvarse en el castaño.

Reían y se abrazában, en esos momentos pensaba que él realmente lo amaba y qué todo lo demás eran simples ideas en su cabeza.

Cuando estaba con Hyunjin le costaba menos respirar.

—Quiero odiarlo pero no puedo… —tomó una bocanada de aire y tragó el nudo en su garganta que le impedía seguir.

Cuándo el mayor se marchaba lo revolvía todo por la simple idea de que estaba con alguien más. Y cuando volvía actuaba cómo si nada, porque nuevamente olvidaba todo lo malo.

Lo miraba a los ojos y decía amarlo, porque se sentía tan inseguro que necesitaba escuchar su respuesta con frecuencia.

Aveces quería golpearlo y gritarle todo, pero con simplemente sonreir, volvía a tenerlo en su palma.

Ojalá fuera todo un mal sueño.

El pelinegro se aferró más a Seungmin, mojándole la espalda con sus reacias lagrimas, las cuáles se negaban a esconderse.

Temblaba bajo sus brazos y eso lo hacia sentir impotente, la furia invadía su cuerpo al no poder hacer nada. Sólo podía abrazarlo.

—Lo amo demasiado, tanto que duele. Y me gustaría decir que amarlo es dejarlo ir, pero yo lo amo y no puedo dejarlo ir...

Jeongin se derrumbó en sollozos.

—Tal vez la culpa sea mía…

Las alertas en la cabeza de Seungmin se activaron. Porque no. Definitivamente no era culpa de su amigo. Pudo haber bromeado algunas veces sobre ello. Pero eran sólo eso, "bromas"

El conocía mejor que nadie el estado emocional de Jeongin antes de la llegada de Hwang en su vida. El azabache siempre había sido un poco retraído y distante. No se molestaba en socializar y tenía un leve sentimiento de inferioridad.

Todo cambió con la llegada del castaño. Se volvió sutilmente sencible, curioso por la vida de los demás, de pronto sonreía más y tenía ideas bastantes creativas.

Todo eso era bueno. Pero el mayor no trajo consigo sólo cosas buenas. Notó al menor un tanto más cínico, despersonalizado y hambriento de atención y afecto.

De ahí una de las razones por la cuál no toleraba al novio del pelinegro.

—No digas eso. —palmeó su espalda de manera incómoda.

El menor rió y lo soltó, se recostó dándole un lugar a su lado, invitándolo silenciosamente a hacer lo mismo. Seungmin se recargó junto a una almohada y los dos terminaron mirando el blanco techo.

—No me dices que hacer —bromeó el pelinegro  y buscó torpemente la mano de su amigo, en cuanto la encontró entrelazo sus dedos sin decir nada, sintiendo una enorme calidez envolverle y las lágrimas secarse en sus mejillas.

—Tonto. —el pelirrojo soltó una risa entre dientes y acarició la mano contraria con el pulgar, esperando eliminar el pánico de su cuerpo.

Hubo un silencio y luego con un ágil movimiento Jeongin se giró hacía él. Tocó con la punta de los dedos una de las mejillas del mayor y le sonrió dulcemente antes de unir sus labios.

Fue tan sorpresivo que Seungmin sólo pudo sentir, sin corresponder de forma debida. No era su primer beso, por supuesto que no.

El contacto sólo duró unos segundos. Pero únicamente le bastó eso al pelirrojo para sentir la amargura en los labios del menor y cómo estos temblaban sobre los suyos.

Yang se separó asustado por el rechazo.

—¿Lo hago mal? —las palabras de Jeongin acariciaron la húmeda piel de su boca. Podía sentir el dolor en su voz.

Acomodó un mechón que le caía sobre el ojo y negó acercándose un poco a su rostro para dejar un casto beso en el puchero que había formado de manera infantil.

—¿Qué sentiste cuándo me besaste, Jeongin-ah?

































—Nada.


-🌱

Hubo un error de cálculos y al final no son trece capítulos, son catorce. Perdón

Y el final... ¿Qué decirles? Ya llevo escribiendo tres finales diferentes. Y no. Ninguno de los tres es un final feliz </3

Perdón las faltas de ortografía. De verdad. No me había dado cuenta de que llevaba días sin actualizar, así que no llegué a darle muchas revisiones.

Gracias por leer...?♥️

Asexual ⇔ HyunInWhere stories live. Discover now