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- ¿Cómo está Archie? -preguntó cheryl a Betty mientras llevaba la copa con vino a su boca.

-Él está perfecto, gracias -respondió la rubia al darle un gran mordisco al pedazo de pizza que había tomado de la caja. Archie es un tema de conversación adecuado-. ¡Mmm! Esto está delicioso, chicas. Gracias -ella devoró otro pedazo de la deliciosa pizza.

-cheryl tiene una brillante sugerencia -comentó Verónica con la boca llena de pizza Hawaiana.

-Soy toda oídos -musitó mientras tomaba una rebanada de pizza. Apartó de la mesa las cajas vacías. Habiendo tenido suficiente para la cena.

-Ya sabes que mi tío tiene una fabulosa y cómoda cabaña al norte de Nueva York, cerca del Parque Estatal de la Montaña Oso -sonrió la pequeña duende de oreja a oreja, pues creía que su idea sería genial para un fin de semana de chicas.

-Sí -asintió Betty, intuía exactamente por donde iba todo esto.

-Mi tío y su familia iban a ir para el próximo fin de semana, pero su esposa fue hospitalizada de urgencia y ahora está vacante -la mirada de la pelinegra se entristeció por los acontecimientos que crearon una oportunidad para la convivencia con sus amigas.

Betty se mordió la lengua pues sabía lo triste que era para veronica el que su tía estuviera enferma.

-Me dijeron que el refrigerador y la despensa están completamente llenos. Hay suficiente comida hasta para las dos siguientes temporadas invernales. Tiene cuatro recamaras cómodas con mullidas almohadas y lo mejor de todo, me la ha prestado. Deberíamos ir -finalizó veronica con una sonrisa dirigida a Betty.

-Y ya sabes -insistió cherryl-. Cerca, hay un barco que cruza el río Hudson. Podríamos tomarnos el sábado para viajar en él -terminó la pelirroja, moviendo sus manos dramáticamente.

Betty sonrió.

-La Tumba de Grant es uno de mis favoritos -agregó Ve.

La rubia bebió un sorbo de vino mientras escuchaba a sus amigas parlotear sobre el viaje, como si ella fuera una turista en Nueva York.

-También podríamos organizar un picnic a la hora del lunch -Betty escuchó a cheryl suspirar. La pelinegra amaba la comida, fuera lo que fuera, aunque no fuera comestible. Poseía un estomago de camionero al igual que su vocabulario y lo mejor era su metabolismo, más rápido que flash.

Betty terminó de beber su vino e instantáneamente su copa fue rellenada.

-Di que "sí" Betts-Betts -instó la pequeña duende.

Puede jughead venir con nosotras... y podemos ahorrarnos la cuarta recamara.

-Creo que es una idea estupenda. Sí -sonrió Betty. Es mejor que pasar todo el fin de semana deprimida, esperando a que jughead se invite por sí solo; por segunda vez.

Hubo un chillido de placer por parte de las dos mujeres, quienes golpearon sus palmas de alegría.

- ¿Qué debo llevar? -inquirió Betty.

-Nosotras te vendremos a recoger -interrumpió la pelinegra-, sólo para asegurarnos de que no te arrepientas.

-No lo haré -betty les dirigió una mirada de decepción a sus amigas.

-Como el lugar está lleno de víveres y bebidas -se carcajeó cheryl-. Todo lo que tienes que llevar es tu humanidad.

-Estoy deseando que llegue el día -sonrió la rubia. Hizo una nota mental para asegurarse de pasar a la panadería. A sus amigas les encantaban los panecillos recién horneados.

𝕾𝖊𝖉𝖚𝖈𝖎𝖉𝖆 𝖕𝖔𝖗 𝖒𝖎 𝖏𝖊𝖋𝖊(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Where stories live. Discover now