Poema I - Luna

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En la luna titila el rostro
de un hombre de mar,
en el sempiterno Nortínago nuestro
donde no hay empezar ni acabar.

Allá va, ceñido su estoque
el imparable navegante del norte,
que no hay tempestad que lo apoque
ni rayo que su impasibilidad desmonte.

Y en proa entonando va una saloma
que llora el amor desgarrado
que en lo hondo del ánima mora
y en la costa leurina acaba varado.

Que no hay mar sin luna
ni descanso sin esfuerzo
que no hay costa sin espuma
ni óbito que no sea eterno.

En la tiniebla roja observa
atento, el viento trae los versos
que algunas vez perdiera
más allá de la tierra de huesos.

Que atisba la libertad entre olas
y refulgen sus ojos de musgo,
no cesa su canto y su saloma
ni ante el fin del mundo.

Amó otrora a bella damisela
de negros cabellos cual carbón
Por su alma día y noche vela
y por sus ojos pierde la razón.

Que no hay mar sin luna
ni descanso sin esfuerzo
que no hay costa sin espuma
ni óbito que no sea eterno.

Que cuando no haya luna
en estos lares solares
ni tras la espesa bruma
se acercará el final de los finales

Cantar del Marinero Sagaz - La Leyenda PerdidaWhere stories live. Discover now