Poema VII - Proa

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Cuentan relatos de su grandeza,
los piratas temen su estoque
que asesta buenos azotes
y a la par alaban su destreza.

Tiemblan por él los corsarios
que moran en el Vacíago
y viran hacia el Asdíago
con tal de librarse de tal calvario.

Y allí va, sobre la proa reflexivo
todo el océano le pertenece,
las aguas a su avance estremece
y ahuyenta al criminal esquivo.

Porque es el temor del eterno,
el héroe que barre la injusticia,
que envía al enemigo al averno.

Pues cuando salta de la borda e inicia
combates bravos, sin freno,
borra de la cubierta toda malicia.

Y cuando sopla el viento,
ante él se postra,
de su vigor es siervo eterno.

Porque cantará por siempre
sonetos de frío acero,
pues mostrará tolerancia cero
cuando el metal tiemble.

No hay rivales en los ocho grandes
que no lo hayan enfrentado
y tras haber sido derrotados,
su leyenda brava expanden.

Narran del uno al otro confín
que fluye en sus venas un poder
que nació en él para extender
la justicia por siempre, sin fín.

Pues lucha él por un mundo
digno de la justicia
y observa en la proa, meditabundo.

Atisba las aguas que vician
sombras que claman sin rumbo
un océano de pura malicia.

Y ergo don Soneto, el marinero
no frena su epopeya
por borrar lo umbrío del mar entero.

Cantar del Marinero Sagaz - La Leyenda PerdidaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora