Capítulo IV

587 57 6
                                    

Caminaba entre muros oyendo voces, la llamaban, no podía escuchar claramente quien pero estaba segura que gritaban su nombre. Aceleró el paso pero nada, parecía estar corriendo en círculos, todo lo que vía eran muros enormes y agrietados llenos de musgo. Del cansancio cayó al suelo y cubrió sus oídos, las voces se intensificaban, tal vez era una alucinación, o tal vez eran sus demonios internos llamándola.

-Olivia...

Volvió a escuchar, esta vez con más claridad, se levantó y corrió, era un laberinto con salidas limitadas, cada camino era erróneo, cada decisión la dejaba varada.

-Olivia!!

Se oyó de nuevo, esta vez más cerca, continuó caminando pero sólo logró marearse y caer otra vez, gotas inmensas de lluvia caían sobre ella. El aroma a humedad impregnaba sus sentidos y no la dejaba pensar con claridad.

-Basta... Por favor... ya basta- sollozó abrazándose a sí misma.

De pronto en el abiente se sintió un aroma diferente, sangre, podía sentirla tan cerca de ella que creyó estar herida, las voces se detuvieron y el olor a sangre se intensificó, siguió caminando hasta que se detuvo.

Cayó de  arrodillas en el suelo al ver a Amelia tirada sobre este, ahora sabía de donde provenía el olor a sangre. Estaba petrificada, la sangre en el suelo llegó hasta ella, alzó la vista y vió a alguien parado detrás del cuerpo, tenía una capucha negra que cubría su rostro, con la mirada fija en Olivia quien sólo lo veía, estaba asustada y no sabía que hacer.

Aquella persona dió un par de pasos hacia adelante mientras Olivia aún en el suelo retrocedió, vió como movió su mano y la colocó sobre la capucha, lentamente la quitó dejando ver su rostro. No lo podía creer, era ella; la persona que había matado a Amelia era ella, una lágrima se deslizó desde su ojo derecho por su mejilla cayendo sobre sus manos cubiertas de la sangre de su amiga.

***

Despertó de golpe sudando y con lágrimas en los ojos, sus manos temblaban se levantó de la cama y fue rápido a lavarse la cara, al salír del baño fue a la cocina por algo de agua y allí estaba Summer.

-¿No puedes dormir?- dijo suave tratando de no asustarla
-No, veo que tu tampoco- le dió una pequeña sonrisa- ya quiero que acabe esto, no quiero... no puedo...- la tristeza en su rostro podía verse a kilómetros de distancia
-Se que es difícil cariño, pero te prometo que pronto acabará. Atraparán al bastardo que hizo esto y me encargaré que se pudra en prisión
-Y de que nos servirá, es decir quitaran a un asesino de las calles eso es bueno, pero en que nos ayudará a nosotras. No cambiará el hecho de que ya no estará con nosotras nunca más- dijo sintiendo como se le cerraba la garganta tratando de no llorar
-Dicen que es parte del proceso de sanación
-Debemos ir a interrogatorio otra vez- cambió de tema no quería seguir con eso
-Se que es agotador pero sí, iré por tí después de clases y ambas iremos a la unidad de crímenes mayores- la abrazó y besó su frente sonriendo- debes descansar
-Te importa si duermo contigo- dijo en voz baja y tímida, se estaba arrepintiendo de haberlo preguntado, claro que ella diría que no
-Por supuesto, no nos caería nada mal compañía- tomó su mano como cuando era niña y ambas se quedaron en la habitación de Olivia
-Descuida no te molestaré todos los días- susurró
-No me molestas cariño, te amo como si fuera mi hija también eso lo sabes

Olivia la abrazó y Summer se acurrucó como solía hacerlo de niña. En la mente de Olivia se reprodujeron recuerdos de cuando Summer era una niña pequeña y se quedaba con ella cuando Amelia viajaba. Uno en especial se clavó en su mente.

###

Eran casi las diez y Amelia se había ido a las siete, Summer no dejaba de correr por doquier mientras Olivia trataba de que se detuviera antes de que se lastimara, pero la lastimada terminó siendo ella al tropezar con el sillón y caer al suelo, Summer al ver que no la seguía volvió y cuando vió a su tía en el suelo corrió hacia ella.

-¿Estas bien?- preguntó preocupada
-Si cariño, solo fue un golpe
-Lo siento- estaba asustada y empezó a llorar
-No cariño no pasa nada- se levantó del suelo ya cargó para sentarse en el sofá- no llores Sunny
-Soy mala, por mi culpa te golpeaste y ahora querrás que me vaya- continuó llorando cubriendo su rostro
-No, claro que no. Fue un accidente y no quiero que te vayas porque eres mi remolino favorito, eres la niña más linda y adorable y no querría que te fueras de mi vida nunca
-¿En serio?- quitó una de sus manos para mirarla
-Claro que si, te quiero muchísimo a tí y a tu mamá, son mi familia y no las cambiaría ni dejaría por nada
-También te quiero mucho tía- la abrazó del cuello y besó su mejilla
-Bien señorita es hora de dormir porque mañana tienes clases
-Y si me quedo contigo
-Debo trabajar en el día
-Voy contigo
-Irás a la escuela y luego te quedarás conmigo de acuerdo
-Sí- festejó dando saltitos en el sofá
-Pero es hora de dormir

La cargó y cuando iba a dejarla en la habitación que había preparado para ella empezó a protestar.

-Quiero dormir contigo, no quiero estar sola- la carita de cachorro era su arma más utilizada y efectiva, siempre conseguía lo que quería con esa carita y es que era imposible decirle que no
-Bien pero lava tus dientes primero
-Si- corrió al baño para hacerlo mientras Liv volvía a la sala para poner en su lugar el sillón con el que había tropezado.

Se dirigió a su habitación y Summer ya estaba allí, para junto a la cama con su perrito de peluche, usaba una pijama rosada y una gran sonrisa en el rostro.

-Estoy lista
-Bien ve acomodandote mientras yo me cambio de ropa- tomó un pijama del clóset y caminó al baño para cambiarse.

Al volver Summer estaba sentada en la cama esperándola, ambas se recortaron y Summer la abrazó acurrucandose como un gatito junto a su mamá y es que era la niña de siete años más adorable de toda la galaxia, ella la abrazó también y acariciaba su cabello rizado que estaba atado con una liga.

-Me alegro que estés conmigo cuando mi mamá no está- susurró antes de caer profundamente dormida
-Yo me alegro de tenerlas como mi familia- sonrió dándole un último beso en su cabecita antes de dormir ella también.

###

La vió dormida y acarició su cabello rizado como solía hacerlo, ahora que Amelia no estaba debía ser el pilar firme que la sostendría cuando fuera necesario.

Huyendole Al Amor Where stories live. Discover now