Capítulo LII

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Una vez vacío el lugar volvió a la puerta de la habitación de la habitación de Liv y vió salir al doctor, luego de preguntar sobre su estado de salud pidió que por favor lo dejaran quedarse junto a ella toda la noche; el doctor le explicó que acababan de suministrarle calmantes para el dolor y para que pudiera dormir pero eso no le importaba a él, el doctor terminó accediendo, era casado y asumió que Elliot era su esposo y comprendía la necesidad de estar junto a ella en ese momento. Entró en su habitación y la vió allí recostada, conectada al respirador para que ella no se esforzara, el sonido de la máquina mostraba los latidos de su corazón formando las ondas. A pesar de lo molesta que estaba con él por ocultarle información allí estaba ella cuidando su trasero y ¿a dónde la había llevado esa acción? a una cama de hospital. Las manos de ella reposaban sobre su vientre y una estela brillante en sus mejillas lo hicieron sentir mal.

-Liv- susurró tomando una de sus manos- lo siento Liv.

Dejando un pequeño besito en el dorso de la mano de ella volvió a dejarla en la posición en la que estaba anteriormente, se sentó en el sillón junto a la cama. No podía dejar de mirarla, imaginar cómo sería tener que lidiar con una Olivia de seis meses de embarazo, sus cambios de humor, sus antojos en la estación, pondría a todos a correr.

***

Poco a poco fue abriendo los ojos, le dolía la espalda y el brazo derecho, pero eso no era nada a comparación con la sorpresa que se llevó. Se había quedado dormida en el suelo junto al joven que le había convidado de su bolsa de frituras, se giró y el chico aún dormía, revisó su reloj de muñeca y se tranquilizó al saber que eran las 6.15a.m. tenía tiempo de  alistarse para la escuela, pero el dolor de brazo era terrible. Debía despertar a su vecino, pero le daba pena y su mejillas enrojecían con solo verlo dormir como un bebé.

-Louis- lo tocó en el hombro y movió un poquito pero él no despertaba- Louis- volvió a moverlo- despierta- dijo con una voz dulce
-Mmm, cinco minutos más- se giró dándole la espalda
-Louis estamos en la azotea, tu mamá debe estar preocupada porque no dormiste en casa anoche
-Está de turno- se sentó aún con los ojos cerrados- Buenos días- sonrió al ver a la castaña de cabello rizado y ahora esponjado
-Buenos días- sonrió, la sonrisa de aquel muchacho la contagiaba a sonreír también y sus ojos, podía quedarse mirando sus hermosos ojos todo el día... pero tenía escuela y Fin pasaría por ella- debemos irnos, debes descansar en tu cama, al menos un rato antes de irte a la escuela
-Si- se levantó quejándose por el dolor de espalda- creó que la brisa fresca de anoche me acarreará dolor de espalda todo el día
-Pienso lo mismo- su ojos, eran tan hermosos- gracias... por acompañarme anoche
-No tienes porque agradecer, necesitabas de un amigo y cuando lo necesites de nuevo puedes golpear a mi puerta- sonrió ampliamente, ese simple acto hizo que algo se derritiera en Summer
-Gracias- lo abrazó- debo irme, vendrán por mi dentro de poco, adiós- se despidió dándole un beso en la mejilla y de regalo de parte de su torpeza le dió pequeño golpe con su mejilla, esto hizo que ella se sonrojara- lo siento, lo siento... nos vemos luego

Se despidió bajando por la escalera de incendios, al atravesar la ventana la cerró apoyando su espalda a esta y deslizándose hasta quedar sentada en el suelo con una sonrisa de oreja a oreja y soltando un suspiro cerró los ojos; miró su teléfono, tenía mensajes de Elliot diciendo que Liv estaba bien, que dormía, que estuviera tranquila que él cuidaba de ella. Su tía estaba bien y había descubierto algo que hasta ese momento ella ignoraba, estaba enamorada o al menos eso creía, Louis, el vecino de enfrente le gustaba y cada que lo veía sentía comezón en la pancita y ganas de comer gomitas de ositos y ese tipo de gomitasas reservaba para ocasiones realmente importantes. Volvió a ver su teléfono y ya eran casi las siete, Fin estaría en la puerta del edificio en media hora y ella aún no estaba lista, corrió al baño para tomar una ducha relámpago, lavó sus dientes y corrió a su habitación para vestirse, revisó que todo estuviera en orden en su mochila y como le faltaban cinco minutos antes de bajar tuvo la idea de prepararle una mochila a Liv, fue hasta su habitación y empacó ropa para Liv, todo lo necesario para cuando le dieran el alta médica, que esperaba que fuera pronto. Cargando ambas mochilas salió del apartamento cerrando la puerta con llave y descendió por el ascensor, saludó al concerge y al cruzar las puertas del edificio divisó a Fin afuera del auto.

Huyendole Al Amor Where stories live. Discover now