Texto 10. irrupción del otro.

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Paradójicamente se cree cuando se enuncia "el problema social" ya se supera el individualismo. Sin embargo, nuestro mundo puede ser totalizarte como mi mundo, porque el nuestro y el mio no es más que el singular o el plural de lo mismo, tanto nuestro como el mío son totalidades. El nuestro puede tambien totalizarse e instaurar lo que voy a llamar el principio de la guerra. Un filosofo griego dijo, "la guerra es el padre u origen de todo". La guerra es, en efecto, el origen de la totalidad dominadora. En mi mundo, hay entes. Pero entre todos los entes que habitan mi mundo hay uno único, se trata del rostro de una persona. Es una cosa más, la puedo atravesar de un tiro y verla caer como una piedra en el suelo. Esta también en mi mundo como en ente, pero es un ente único.

Si estoy en un ómnibus y soy chofer y sube una persona y paga su billete y se sienta en su lugar, la totalidad es el ómnibus. Pero de pronto, subo a un ómnibus y el chofer es alguien que conozco y le digo. En esta situación se ha roto la totalidad del ómnibus y se ha producido un encuentro. Y ese encuentro es lo más cotidiano y lo más destituido en cotidianidad. Cuando uno ve el ojo de la antigüedad, de otra persona, cuando lo mira, puede que lo vea como ojo, pero puede ocurrir también que lo vea como un ojo que, a su vez, lo mira a uno y, entonces, uno esta allí en el va y viene, ve y es visto. Eso es justamente el hecho de que el rostro de alguien no es meramente una cosa, sino que es algo muy distinto en su estatuto real y que pone en cuestión la totalidad.

FilosofiaWhere stories live. Discover now