Little sunshine

553 88 106
                                    

Taebak-si siempre fue un pueblo pequeño, silencioso y cálido. Escondido entre enormes montañas, con veranos ardientes y traviesos y con inviernos crueles y largos.

Con el paso del tiempo, cambiaron algunas cosas, no podían evitarlo. Eran gente de tradición. Por eso cuando algunas cosas del mundo moderno hicieron su aparición, algunos pusieron resistencia. Otros solo lo ignoraron. Pero el cambio es parte de la vida.

El Sr Kim había accedido a que se usará su café para poner computadoras, ahora era un cyber café, o un lugar del diablo según el viejo Mei. Pero lo habían aceptado, al final. Como todo.

Taebak-si era hogar y tradición. Había algo en el que lograba unir a los corazones más puros para luego separarlos. La maldición del primer amor, decían los abuelos al contar las historias de sus días de juventud.

Era un lugar que guardaba fantasmas y secretos, corazones rotos, sonrisas olvidadas y sueños frustrados.  

-Oye chico, no irás al club esta noche? Es viernes lo olvidas?

-Oh, claro Sr Park, por supuesto que iré. -Mintió, pero su sonrisa no lo delató. Hoy era uno de esos días donde simplemente quería estar solo.

-Grandioso, oh, espera un poco. -El Sr Park buscó algo detrás de la barra. -Ah sí, aquí está. Toma, daselas a Roy, ya sabes como se pone si no come esa basura, dile que es de mi parte y que lo haré pedazos la próxima semana.

El chico asintió, bueno, sus planes de dormir temprano ahogándose en sus penas tendrían que esperar.

-Buenas noches Sr Park.

-Buenas noches hijo, hasta mañana.

Salió del restaurante, el club de Joyce estaba solo a unas calles del trabajo. El sol estaba casi oculto, los últimos rayos de luz desapareciendo entre las montañas. Él amaba a sus amigos en el pueblo, eran alegres y siempre lo hacían reír. Eran su familia.

Lee Minhyuk se había convertido en parte del pueblo. Un joven con una sonrisa con el brillo del Sol. La alegría personificada según sus más allegados amigos. Pero hasta los días más soleados pasan por las más crueles tormentas.

Tenía solo quince años cuando su vida cambió por completo. Uno tras otro los acontecimientos fueron tomando cada uno de sus sueños. Su mejor amigo había sido roto y alejado de él y con el tiempo todos sus amigos y conocidos dejaron el pueblo para cumplir sus sueños en la gran ciudad y ser alguien, incluido el chico del que se había enamorado. Tenía sueños y esperanzas y era joven e iluso. Había creído ciegamente en las promesas de un chico de diez y siete años. El primer amor fallido.

Sus padres murieron solo unos días antes de la graduación, un terrible accidente, dijeron los oficiales cuando fueron a buscarlo. Lo siento chico, no quedó nada, pero, es necesario que los reconozcas. Aún a veces los veía, en sus más terribles pesadillas.

Tenía quince años y se había quedado solo, con el corazón tan roto que creyó imposible poder repararlo. Había sido duro, tanto que a veces solo quería que el mundo se detuviera. Terminó la preparatoria con algo de los ahorros de sus padres, pero fue imposible seguir con la universidad, su familia tenía deudas, deudas que un chico de diez y siete tuvo que saldar. Al final la casa había sido suya, con mucho esfuerzo y apoyo de sus vecinos. Pero los sueños se evaporaron. Ahora solo quedaba él, no había más sueños, más ilusiones, solo él y su pequeña Dambi.

Pudo ver el club al final de la calle, justo en la esquina. Las luces neón del anuncio brillaban en un rojo brillante. Sonrió. A veces era bueno que algunas cosas no cambiaran. Al entrar pudo ver a los chicos en la mesa de siempre.

The Time We Met [Showki]Where stories live. Discover now