Capítulo VIII: "Dos"

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Quedan |||||||

Esa música...

Su vista... Se nubla y tiembla...

Y esa canción se repite...

Mientras que, a sus ojos, está el cadáver de su amigo, al que sólo hace unas horas había hablado. A su lado y tomándolo del hombro, se hallaba su fiel amigo, el único que jamás lo abandonaría.

Unas lágrimas se resbalaron con total libertad por sus apreciables mejillas. De alguna u otra forma, empezaba a sentir que era su culpa...

Ahí es donde finalmente se dió cuenta...

~•~

Los resultados del examen, los dichosos resultados del examen.

Esos que no pudieron entregarse un día después de la ceremonia por el supuesto accidente.

Como sea, ahora hablamos del día de hoy, ya que hoy los entregan.

Los alumnos restantes se reúnen en La Academia con el fin de ver sus notas.

Pues, ahí estaba el pequeño, mirando que su puntaje no era muy malo. Estaba por los diez primeros.

Un dato que le rompió el corazón: Miu estaba en el primer puesto.

Si ella hubiera visto eso...

Su madre la felicitaría, todo el mundo le daría la atención que a ella le habría gustado tener. Sin embargo, ahora para todos, sólo quedaba lamentarse y decir: "Pobre Chica, No Se Lo Merecía".

Suspiró con pesadez. Mas no contaba con que, atrás suyo, alguien también lo había hecho.

Ella me ayudaba bastante —le informa tocando el nombre de la lista—.

—¿En serio? Ella no solía ayudar ni confiar en nadie.

—Bueno, conmigo no fue así... Se veía ciertamente obligada a ayudarme.

—Ya veo... —miró al reloj que estaba encima del tablero, aún tenía tiempo antes de que cerraran la cafetería para poder continuar con su muy conocida costumbre— Perdón, tengo que irme.

—¡E-ESPERA! —el grito que pegó, llamó la atención de todos los de alrededor— Q-Quiero decir... Kirumi me ha pedido algo... Quería saber si me ayudarías.

—¿Se necesita la ayuda de un humano para eso? ¿Es por eso que tú no puedes?—preguntó inocentemente.

—Eso es Robofobiasentenció el de cabello platinado, con una mirada  perdida en el cielo.

—¿¡Qué!? —se alarmó Kokichi— ¡P-Perdóname, no era esa mi intención con la pregunta! —se agachó— ¡¡T-Te juro que no tengo nada en contra de los robots!!

Ante tal gesto, Kiibo (de una extraña manera) formó un sonrojo en sus mejillas de metal.

—Sólo vamos —se adelantó—.

Biblioteca [Saiouma]Where stories live. Discover now