❪ 三 ❫ Concierto

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Do, mi, do de nuevo. Ahora fa, sol...

Karma hacía el intento de tocar aquel piano eléctrico en el tercer salón de música del campus principal, destinado a los instrumentos de ese tipo y todo lo que tuviera que ver con ellos. Incluso podía usarse una cabina de DJ.

Le interesaba la música, mas solo era el interés de un simple espectador. Podía tocar algunas cuerdas y teclas y le saldría una agradable melodía, aunque sencilla y pobre en arreglos musicales. No obstante, su lectura en partituras era más o menos decente, al menos las de piano.

Intentó hacer un acorde en bloque, luego uno disperso. Sostenido en fa, re y la. Aunque para Karma, solo era tocar la tercera, segunda y quinta tecla negra.

—Akabane, este salón es de uso exclusivo para los estudiantes del campus. ¿Qué haces aquí?

El sonido del instrumento había amortiguado el que hizo la puerta al entrar el presidente estudiantil. Aunque algo fuera de base, Karma le regaló una sonrisa al chico.

—Asano-kun, ¿no que hoy era el día de reunión del consejo estudiantil? ¿Qué? ¿Haciendo el vago? —dijo, pícaro como solo él podía ser.

Gakushuu cruzó los metros entre la entrada y el lugar donde se ubicaba la pianola. Observó la partitura y después a Karma.

—Es para el festival escolar de música de uno de los chicos de la clase B. ¿Vas a participar también?

—No, me da paja. —«No puedo, no toco bien» era lo que debería decir en realidad, mas cuando estaba con Asano el orgullo hablaba por él.

—En primer lugar, ¿sabes tocar? —Karma apartó la mirada sobre el pelinaranja hacia la guitarra eléctrica detrás de este.

—De seguro tu sí. Me han dicho que la guitarra también —Asano asintió—. ¿Me tocas algo?

—¿A ti o a la guitarra?

Karma fingió caminar con normalidad para tomar el instrumento, chocando hombro con hombro al pasarlo, esperando que el pelinaranja no notara el ligero rubor que se asomó en él debido a aquel comentario. ¡Cómo odiaba que lo malinterpretaran!

—Esto, estúpido.

Akabane no volvió junto a la pianola, esa vez se sentó en el sillón de dos plazas cerca de la ventana, con el instrumento entre sus piernas.

Asano lo imitó. Dejó antes los documentos que cargaba encima de la mesilla de madera a tres pasos de él. Estaban muy cerca, demasiado juntos. Sus rodillas se rozaban a cualquier movimiento que hicieran. Gakushuu no pudo evitar fijarse en el brillante rojo del pelo de Karma, y el cómo su ceño se fruncía expectante. Agarró la guitarra y la reposó en su regazo. Ahora el turno de arrugar el entrecejo era de él.

—Akabane, no está conectada.

Karma bufó pero se levantó del asiento. Se colocó delante de Asano y se acercó a este para él mismo agarrar el cable que se encontraba enredado entre las piernas.

Una vez lo agarró casi se sienta encima del pelinaranja. Gakushuu se encogió en su asiento. La rodilla derecha de Karma estaba apoyada en un espacio del sillón que hacían el hueco de sus muslos, el cuello del pelinrojo estaba a la altura de sus labios y no evitó el fijarse en la manzana de Adán y en la blancura de este.

—El enchufe está detrás de ti. Solo deja que... Listo, ¿ya prende?

Asano asintió, a la vez que maldecía por dentro el deber permanecer tranquilo. No le gustaba la fuerza mental —por los pelos sobrehumana— que empleaba para no sonrojarse o no apartarse del pelirrojo cuando este se acercaba.

Rozó dos cuerdas y estas sonaron. Debía de usar una uña, pero cuando estuvo a punto de pedirlo cambió de idea. No quería darle razones a Karma para burlarse de él y que se arruinara el pseudo-calmado ambiente que se creó en la sala. Dos acordes sucesivos y empezó la canción.

Estuvo tocando por cerca de media hora. Cada vez que terminaba una pieza de ocho minutos Akabane le exigía por más. Claro, a la manera de él —«¿Ya no puedes tocar más, Asano-kun? No sabía que te cansabas tan fácil. Qué decepción»—, y entonces tenía que tocar, una y otra vez, sin importar que las yemas de sus dedos ya le estuvieran ardiendo desde la cuarta pieza.

Akabane lo estaba escuchando y parecía desear continuar haciéndolo. Eso valía el esfuerzo.

—Listo, no más —sentenció y dejó la guitarra de lado.

Pero de cualquier manera todo tenía su límite, y él ya estaba algo pasado de tiempo para la reunión. Aunque no estuviera presente desde el principio a las decisiones que hubieran pensado el resto de los miembros él debía darles el visto bueno y aprobarlas, o crear mejores.

—¿Eh...? No te vayas... —¿Akabane no quería que marchara?—. Después que me estaba durmiendo, desconsiderado.

Alguien aguante a Asano de cometer un asesinato.

Ignoró su sed de sangre y destensó sus hombros antes de levantarse dispuesto a marchar del lugar, mas un alón en su muñeca lo impidió. Fue tan rápido y fuerte que perdió el equilibro, cayéndose sentado sobre Karma.

—Suéltame —pidió en un susurro al darse cuenta del fuerte agarre sobre él.

El pelirrojo seguía aguantando su brazo, aunque ahora también le sostenía por el pecho. Gakushuu no sabía cómo reaccionar ante ello, tal vez debiera resistirse, pero era difícil hacerlo cuando era abrazado por Karma.

—No quiero, te vas a ir.

—¿Y? Ya deberías estar en tu casa y yo en la reunión.

—Si mi juguete se va me voy a aburrir mucho.

Gakushuu deseó mucho el haber visto la expresión del pelirrojo en ese momento para así grabarse esa faceta algo necesitada e inusual de su rival.

—Voy a tomar represalias si no me dejas ir.

A Karma eso no le afectaba en realidad, sentía que si estaba alerta podía vencerlo, o algo parecido. Así que un «Has lo que quieras» fue todo lo que salió de sus labios. Antes de darse cuenta ya Gakushuu había girado un poco su torso y lo tenía agarrado de la chaqueta negra, se acercó a su cara tanto que el acercamiento en sí se volvió un beso.

O eso era lo que en un primer momento pensó Karma. Su sonrojo tuvo que ver más bien con el hecho de que aunque con sus buenos reflejos hubiera podido evitar el «ataque», no lo hizo y se dejó hacer, y resultó que Asano solo fingió que iba a besarlo colocando su dedo pulgar entre los labios de ambos.

El rostro sonrojado que había causado en Akabane no tenía precio para el presidente del Consejo Estudiantil. Se levantó entonces, ya que el pelirrojo se encontraba como en trance y había aflojado su agarre, y le dijo:

—Akabane, si quieres verme tocar por más de una hora siempre puedes comprar una entrada a algún concierto. Quién sabe si después de eso termines perteneciendo a mi club de fans.

Gakushuu salió y Karma se quedó pensando en lo tonto que había sido y en lo débil que se mostró. Echó su cabeza hacia atrás, intentando deshacerse de la tensión que sufría su cuerpo con cada acercamiento de Asano.

Tocó sus labios pensando qué habría hecho si aquello hubiera sido, en realidad, un beso. Últimamente no podía confiar en sus propias reacciones cuando se trataba de Gakushuu.

❝ Infusión de naranja y fresa ❞┊ASAKARUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora