Roma

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Te conocí aquella tarde de invierno,
fuiste una hermosa casualidad.
Caíste ante mi como un bello ángel,
iluminando mi hogar.

Con esos ojos y su color,
que al cielo me llevaban.
Con esa sonrisa y su esplandor,
que al paraíso me guiaban.

Pero,
siempre hay un pero.
No hay que olvidar algo,
el diablo alguna vez el ángel más bello fue.

Tan grande era tu belleza,
que a tu crueldad se asemejaba.
Tan grande mi amor por ti,
que de mi me olvidaba.

Amé al diablo,
las consecuencias surgieron.
Mi paraíso en infierno se convirtió,
y algo en mi murió.

Es por eso que tampoco hay que olvidar,
Roma al revés es la misma ruina,
amar es una debilidad,
amor es destrucción.

Que en paz descanse, mi querido corazón.

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