PARA TI ™

"A un Solo Latir"

XI

12:00 am De esa misma noche.

...

Hana espera el auto.

Luego de unos minutos llega el auto; se monta y cierra la puerta.

El auto tenía un olor peculiar. Un olor a nuevo, todo limpio y pulcro.

Al fondo se escucha una canción suave de piano, que Hana había escuchado antes. Una pieza especial de aquel compositor Yiruma.

Respira profundo.

Pasa el tiempo, el camino era largo.

Mira la luna entre los árboles, la noche oscura con solo un poco de estrella. Sentía que mucha paz no terminaría en algo bueno.

Llegan a un mansión que tenía a su alrededor una borde de concreto que no dejaba ver más que la punta de la gran casa.

El auto se detiene, se baja el chófer para abrirle la puerta a Hana.

Muy amablemente le dice.

- Puede bajar aquí señorita, solo siga el camino hasta el final.

- Gracias.

El chófer cierra la puerta del carro, el viento sopla sobre el vestido que Hana llevaba, y su abundante cabello se movía con suavidad. Era una noche llena de silencio.

Camina hasta el final del camino.

Se abre la puerta, ella entra.

- Suba las escaleras, cruce a la izquierda y camine hacia el final; allí la están esperando. Dice la mucama.

- Gracias. Sentía nervios y una presión en el estómago.

Realiza todo los paso a seguir, y llega hasta el lugar.

Regina estaba sentada en su escritorio fumando un cigarrillo.

- Siéntate. Le dice con firmeza.

Hana se sienta.

- Te preguntaras la razón por la cual te cité. De seguro no eres tan estúpida como creo.

- ¿Usted es quien fue a mi casa? ¿Todo está bien con mi padre?

- Eres estúpida. Lo acabo de confirmar. Se levanta de la silla y camina hacia Hana.

- Disculpe, pero sigo sin entender.

- Claro, me presento. Me llamo Regina, soy mamá de Neichdell.

Hana se sorprende de recibir la noticia.

- Entonces como ya sabes quién soy, voy al grano.
Ese juego que tu y mi hijo cargan de enamorados mediocres tiene que acabar.

- ¿Cuál es el problema que su hijo ame?

- ¡Amor! ¡Amor! Palabras ridículas. El.amoe te hace débil, El amor te hace ser idiota. Haz cambiado a mi hijo, ¿que le has hecho? Se ríe. ¿Que puedes ofrecerle?

- Acabo de convencerme de la razón por la cual Neichdell es así, no era por él. Sin embargo quiero decirle que no dejaré de verlo. Me di cuenta que lo quiero, que deseo estar a su lado.

Regina al ver que se negó, se acerca y le cachetea.

- ¿Acaso me estas retando?

- No, solo estoy afirmando que seguiré a su lado.

- ha si, maravilloso. ¡Estupendo! Muy bien, entonces déjame decirte algo importante. Si no acabas todo esto con Neichdell te quedaras sin hogar. Derrumbare tu casa.

- ¿Usted no puede hacer eso?

-¿No puedo? Se ríe.

-¡Emilio! Llama.

Entra un hombre fornido.

- Puedes llevarla hasta su casa, ya hablamos lo necesario.

- Disculpe. Interrumpe Hana. Aún no hemos terminado.

- ¡Hemos terminado dije!

Emilio toma del brazo a Hana y la lleva hasta la salida de la mansión.

Mientras Hana camina voltea y ve a Regina desde la ventana hablando por teléfono.

Hana no comprendía la razón por la cual decidió estar con Neichdell.

Se sube al auto. Estaba nerviosa sus manos sudaban, tenía miedo.

Durante el viaje, piensa en él.

-"Como puedo querer a alguien que me lastimó desde el primer momento que me conoció." Piensa.

Llega a su casa.

Se baja del auto.

Comienza a llover, Hana se sentia preocupada.

El auto arranca, y ve del otro lado a Neichdell esperando que llegara.

Su corazón comenzó a latir, por un segundo el mundo se volvió a detener. Neichdell camina hacia ella, la lluvia cae sobre ellos empapando su ropa poco a poco.

- Te extrañe, necesitaba saber de mi persona. Dice mientras le quita del rostro su cabello.

Sonríe.

Hana respondió en ese momento todas sus preguntas.

Ya se había enamorado.