Capítulo XXX EL DOLOR EN EL SILENCO

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En una tormenta congelada

Mi calidez se siente helada

Gritando de dolor

Llorando de terror

Destruyéndolo todo con gran temor

Pero todo se esconde bajo una sonrisa

Simples palabras llenas de mentira

Que aseguran estar bien cuando el mundo se vuelve trisas

Esa tenue sonrisa de felicidad se vuelve recuerdos de mediocridad

Recuerdos melancólicos, que en el silencio me pregunto ¿Será que volverán?

Las alas heridas de las águilas no volverán a volar,

El pichón saltó del nido estrellándose como un tomate

Mientras una parte de mi me grita que me mate

El dolor se intensifica, heridas sangran, y cicatrices se abren para jamás volverse a cerrar

Poco a poco, lentamente, la sangre carmesí se desborda de mis venas.

Mirando lentamente, como con sonrisa psicópata, que cubre su rostro mojado, de ácido destructivo, clavan su mirada, dejándome sin visión y sin dirección,

Vagando sin emoción, como un vampiro sin corazón, saca mis ojos con su mirada enclavada, cociendo mis labios con sus pétalos de agujas, con sabor a miel, pero que hacen que la vida sea amarga como hiel

Oraciones radiactivas

Palabras explosivas

Dedos filosos que aniquilan

Y desgarran mi corazón, hasta en polvo convertirlo

Echándolo al aire esparcidos sin rumbo, ni punto de concentración,

Frustración

Depresión

A punto de perder la cabeza

Hay silencio... pero

¿Qué ese sonido?

Sus talones son cubiertos por ese manchado vestido, que cubre su esbelta piel del olvido...

¿Qué es ese sonido?

ES LA VIDA GRITANDOME AL OIDO

Que ya todo acabo

Es algo más que un corazón destruido

Un semblante congelado

Un zombi sin rumbo

Es algo más que dolor en mi mundo

Es la realidad convertida en un infierno

Que llega como un zumbido

Gritándome tras las rejas, mientras las cadenas atan mi cuello...

Que ya no hay vuelta atrás,

Pero que tampoco hay más camino

¡Es el destino!

Confiar, querer, amar, sentir, reír, disfrutar, gozar bailar

Todo acaba en el mismo punto

Sufrir sin expresar, sin parar, mi amor en desigualdad se fue a tornar, mi compañía se convirtió en ansiedad, deseando algo que nunca pasará, buscando algo que nunca hallará, voces del más allá me dejan sin palabras, porque unidas explican, que ya todo acabará

Las esperanzas ya murieron, y el morir acaricia mi rostro seduciéndome y mostrándome algo placentero y desconocido ...

Mientras con mi rostro abatido, desesperado busco cariño en donde no lo hay, brazos cálidos en el hielo, una muestra de afecto, un sendero que habrá un camino a un mundo que no sea pasajero. Porque todos los caminos dicen muerte en mis letreros.

Y mis lágrimas tristes en la encrucijada cerrada no encuentran salida, del encierro al aire libre,

Donde todos tienen alas, pero las mías ya desaparecieron...

Con el alma en mil pedazos, todos mis seres gritan muérete, pero el niño grita ¡SALVENME...!

Mi todo anhela hojillas que traspasen mi cuello, para así quitar ese nudo atascado

Pero el niño, quiere un corazón sincero, que con ternura y luego de un suave te quiero, le diga a su oído aislando todo el ruido en su mente.

¡Todo estará bien...! Porque estoy contigo, tomando de tu mano, y haciendo que tu corazón tenga un nuevo ritmo en su latido.

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