Catorce

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En el palacio de zen oh sama,Daishikan divertía al Rey del todo (ambos Rey del todo) con uno de tantos juegos que se inventaba,pero su mente estaba en otra parte. No era tan inverosímil que Zen oh sama decidiera mandar a un ángel con el supremo kaiosama del universo siete.Lo realmente inconcebible era que él,no lo conociera. Como podía ser posible si la totalidad de ángeles en funciones eran sus hijos y tenía otros mas en su planeta y otros cuantos que si bien no eran de su sangre los conocía ¿de donde salió este Merlot? Por más que pensaba no encontraba respuesta y preguntarle a Zen oh sama no era  una buena idea.¿Vendría de otra línea de tiempo?,pero que absurdo sonaba eso.Cual fuera el caso lo más relevante para él, era que sería un obstáculo para seguir "jugando" con Shin. Fue cuando cayó en cuenta de una cosa ¿por que su presencia lo hizo retroceder? los ángeles le debían obediencia pudo decirle que se fuera,mas algo en ese singular ángel lo disuadio de seguir en lo suyo.

El juego había terminado por aburrir a ambos,Zen oh sama así que les enseñó otro para que continuarán distraídos y poder reflexionar en paz,pero no funciono,ellos quería oír una historia y él,en su más condescendiente tono les contó una,para su suerte terminaron dormidos y así logro algo de tiempo libre. Comenzó a caminar sin rumbo por el palacio tratando de buscar respuesta a de donde, Zen oh sama había sacado a ese ángel tan extraño.
Pronto termino,como acostumbraba,pensando en Shin.

Como odiaba pensar en ese shin-jin.Se molestaba cada vez que ese gentil y algo ingenuo rostro asaltaba sus pensamientos,por que le surgía la imperiosa necesidad de verlo,de sentirlo,de respirar su aroma y embriagarse de él,para apaciguar ese fuego infernal que llevaba por dentro y que ese mismo shin-jin había encendido ese día en que con tanta fiereza le dijo "NO".

Ese matiz que se apoderaba de la mirada del Supremo Kaiosama del universo siete, cuando él iba a "visitarle" le fascinaba.Era una mezcla de temor y rabia que le daba el aspecto de una bestia acorralada  que en cualquier momento le saltaba encima con la intención de matarle. Nunca antes un shin-jin lo miro así,nunca antes uno le dijo "No"
Nunca antes había realmente deseado a uno,pero a este lo anehelaba con un hambre oscura e intensa que era el origen de ese fuego que llevaba por dentro. Oh ese fuego que lo consumía! y lo inquietaba robándole la serenidad de la que siempre fue soberano,¡ese maldito fuego! Que sólo él podía minimizar.Sólo Shin tenía el poder de mantener ese infierno en calma,sólo el tacto de su piel,sólo el aroma de su cabello sólo esa mirada que en ocasiones creía ver tras él, al girarse rápido hacia la nada.
Esos ojos oscuros que eran como dos negras lanzas que acechaban su mente apareciendo de la nada a veces,como una fantasmagorica ilusión que lo atormentaba.

¡Como lo odiaba! Como lo odiaba y lo deseaba a la vez, que constantemente tenía que luchar con la vehemencia de ir y tomarlo por la fuerza,mas entonces esas palabras que le dijo el shin-jin,hace años,le golpeaban el oído y no me quedaba claro si eran un desafío o una forma de menguar los impetus de su obsesión.

"...no olvide esto Gran Sacerdote,si usted me toma será contra mi voluntad y recuerdelo siempre usted me va a tomarme por la fuerza,porque ni con todo su poder pudo lograr que yo accediera a sus deseos,porque yo me niego a esto..."

Por supuesto que podía tomarlo y ya,pero eso iba contra las reglas del juego.Tenían que acceder por su propia voluntad,pero contra sus deseos porque así era como él, demostraba su gran poder y superioridad. De modo que NO,no iba a obligarlo a que lo complaciera en su lecho. Él se le entregaria como todos los demás y ese día finalmente ese fuego en su interior se extinguiria.Él sería suyo,era cosa de esperar solamente y nadie lo podría impedir ni Bills,ni Whis, ni ese ángel de nombre Merlot o el mismísimo Zen oh sama, ninguno iba a robarle ese momento glorioso donde desahogaria las ideas que venía alimentando hacia tanto,mas la exquisita salsa que le permitiria deleitarse con ese exótico plato sería que él,fuera a buscarle por su propia voluntad.

No,no lo obligaría a absolutamente nada,Shin debía acceder por si mismo y sucumbir a sus caricias, a sus besos al contacto con su cuerpo. Si,él lo doblegaria con placeres que ningún otro ser le podría ofrecer,él lo haría tan dependiente de su lecho que ese Shin-jin ya no podría apartarse de su lado y cuando finalmente lo consiguiera,cuando alcanzará la el clímax de su retorcido amor lo despojaria de su existencia para que nunca más alguien pudiera tenerle,de esa forma él sería de absolutamente suyo nada más.

  "No"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora