38. Inconsciencia IV

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Rapidito y cooperando el caps para ti *-*

Ale - Terror

Dos años atrás cuando Lia me había confesado entre lágrimas que sufría de anorexia no me lo pude creer, entré en pánico y siempre que podía evadía el tema, más por miedo que por otra cosa. Esa enfermedad era algo desconocido para la joven yo y me asusté, porque esa es nuestra respuesta natural ante el miedo, huir de él.

Un año y medio atrás, encontrar a mi mejor amiga tirada en el suelo de un baño, cubierta de sangre y vomito había sido un shock para mí. Ni siquiera supe como fui capaz de llamarle a emergencias, solo recuerdo haber balbuceado algo sobre la cantidad de sangre y creer que estaba muerta, teníamos dieciséis, esa no era la clase de problemas con los que deben luchar las chicas de esa edad.

Hace dos días hubiera creído imposible que Alison recayera, porque, aunque no estaba en su mejor momento no vi pistas de lo que vendría, me fui de la ciudad huyendo de mis propios sentimientos y era justo como ella había dicho, no me había dado cuenta de lo que sucedía a mí alrededor. ¿Podía ser más egoísta?

Hoy, sentada junto a una balbuceante Jen, me sentía devastada, desesperada y aterrorizada, ella dejo su café para ir al encuentro de Tyler, mi boca cayó abierta cuando lo vi venirse abajo y echarse a llorar. Dios, si Tyler sucumbía...no podía ni imaginarlo.

Mire a Sam, él los miraba y tenía la misma que yo, apunto de ceder. Ahora más que nunca nos necesitábamos o nos desmoronaríamos. Lo rodee por detrás y me aplasté contra su espalda, él fue mi apoyo y me tocaba ser el suyo.

Unas horas más tarde los ánimos habían mejorado, Alison había sido despojada del respirador y esperábamos las horas criticas en las que tendría que progresas por su cuenta, pronto nos dejarían verla.

—Muy bien —Jen apareció en el pasillo y como resortes aparecimos frente a ella—. El tiempo ha transcurrido y su respuesta es positiva es probable que siga inconsciente el resto de la tarde y la noche pero les he conseguido un poco de tiempo.

Nos miramos para decidir quién iría primero, decidí que sería Tyler y Sammy asintió, cuando se lo dije a mi casi cuñado este se negó, no quise rebatir, entendía lo que estaba sintiendo yo me sentía igual de culpable. Por último quedamos en entrar Sam y yo por algunos minutos.

Vacile en la puerta y busque la mirada de Sammy.

—No quiero verla así de nuevo —murmuré al borde de las lágrimas—. Por Dios, he sido tan mal amiga.

—Shss —Sam me abrazó acariciando mi cabello, alzó mi barbilla y tuve que echar mi cabeza hacia atrás para mirarlo, era demasiado alto— No, no voy a dejar que te culpes, ni por lo de ahora o por lo de antes. Si no hubiera sido por ti Lia hubiera muerto el mismo día que sus padre, ella no estaba bien, no es su culpa, no lo vimos, tampoco es nuestra culpa; a veces no hay culpas, solo cosas que pasan y que no pueden ser evitadas.

Me quede mirándolo, mis ojos brillando de lágrimas ¿Cómo no fi capaz de ver todo ese amor antes? ¿Por qué fui tan estúpida de dejarme ilusionar por idiotas? Temía que fuera demasiado tarde para nosotros pero no quería perderlo. Me paré sobre las puntas de mis pies y lo atraje hacia mí.

Besarlo no se sintió antinatural o raro, fue como si siempre me hubiese faltado una parte y al fin podía estar completa. No hubo lujuria, ni toques desesperados, no buscaba quitarme la ropa o llevarme a la cama. Fue un beso dulce, suave y tan lleno de anhelo que de alguna manera fue más íntimo que cualquier otro. Un beso capaz de desnudar mi alma.

El terror se evaporo y juntos, sin decir nada, entramos en la habitación de nuestra mejor amiga.

El impacto de verla nos golpeo a ambos, era como revivirlo todo de nuevo, jodidamente aterrador. Ella estaba ahí tan quieta, tan blanca, como un muerto...pero no, ella no estaba muerta, ni se moriría porque le patearía el trasero si se le ocurría morirse.

—Lia, será mejor que te levantes y comiences a gruñir porque de lo contrario voy a pincharte hasta que lo hagas —hundí mi dedo en su mejilla probando mi punto, volvía a tener la vista nublada—. Vamos, sé que puedes oírme, despierta por favor, despierta. Lia me prometiste que nunca lo haría de nuevo, estas fallándome eso no es ser una buena amiga, yo se que yo...soy una mala amiga pero tú, tu eres quien me pone los pies en la tierra. No puedes, no puedes simplemente cerrar los ojos y olvidarte de nosotros.

Era casi imposible hablar a través del nudo en mi garganta, con cuidado pase su colgante por su cuello dejándolo reposar en su ascendente pecho aferrando el mío con fuerza.

—Eres nuestra base, ASA ¿recuerdas? Tú eres la chica más malditamente fuerte que existe, has lidiado con tantas cosas y lo seguirás haciendo porque así eres tú, tan terca como para simplemente darte por vencida, no lo hagas, vuelve por favor.

Gotas saladas tocaron mi paladar, toda mi cara estaba cubierta de ellas. Cogí su mano y la de Sammy, durante el resto del tiempo le hablé de la escuela, de mis planes para la universidad, Sammy menciono un par de cosas ñoñas sobre libros, comics y el cuadro de honor, cosas que a ella le habrían encantado.

Lia había salido primera, como no. En tres meses y algo más nos graduaríamos y la necesitaba conmigo, iniciamos juntas, luchamos juntas y aunque nos perdimos en el camino terminaríamos juntas. Pasase lo que pasase éramos mejores amigas y ni el terror que pudiera provocarme lo desconocido me impediría estar con ella.


¡Son las tres de la mañana! O.o Mi abuela va a matarme. ¿Que hay de Sam y Ale? La verdad ni idea de que harían estos dos con sus vidas, pero todo encontró su cauce. Me voy a dormir para que no me lleve el ayuwoki. 

Besos.

Voten que los estoy observando.

Tu Propio ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora